Añadir título, contra título: Ven y dame algo con lo que soñar.

«Te miraba y puedo jurar que no podía ni quería mirar a nadie más»
– Anónimo –

Ya no estoy.

Desdibujada, me he convertido en borrón sin cuenta nueva. No quiero una hoja en blanco, ni en gris ni en negro. No quiero el arcoiris ni siquiera la luna que me sigue sabiendo a poco. No entiendo la vida, quizás porque no hay nada que entender solo ocurre, pasa y se pasa de frenada. Derrapamos cuando menos lo esperamos.

Cada soplo de aire me trae aromas de recuerdos del sur. Polo opuesto, apuesto sin reponer. ¡Qué lástima tan grande no ser capaz de respirar la alegría de otrora! Dice Shelley en Frankestein que «Nada es tan doloroso para la mente humana como un cambio violento y repentino» y cuánta razón tiene.

Las olas reviven muertos trayéndolos a la orilla mientras miramos la absurdidad del todo. El abismo no está fuera, está dentro, en esa mente que no cesa de pensarlo. Oscuridad innegable, la brújula ha perdido el norte por el frío y yo los papeles que ahora se consumen en la hoguera del recuerdo.

Espadas que se clavan en la razón y el corazón deja de latir. Me siento vacía, intranquila, sin rumbo cuando durante tanto tiempo la hoja de ruta fue el futuro, ese horizonte de golosina, ese escrito a cuatro manos, ese respirar un aire ya usado, esas gotas de sudor que perlaban fechorías inconfesables, esas risas de bendita ridiculez que una vez fueron mías.

Contra título: perdidos retales de uno mismo, esperanzas incendiadas. A contraluz, a contra corriente, contraerte fue una enfermedad venerada aunque no sé si venérea y con traerte de vuelta el mundo tendría sensibilidad, no sé si sentido. De soslayo pienso que no existo, que lo mío no tiene remedio, que esta nostalgia de lo imposible perdurará para siempre. Que merezco ser ignorada, menos que nada, una mota de polvo que solo piensa y luego no existe.

Te quiero y seguir pensando también porque no deseo luchar más. Es lo que es, un genio sin figura que quizás pase factura o fractura. Ocurrencia poco decente como el que ordena ordeñar a la pobre Carmen. El enano se largó con la rusa y nos quedamos con cara de flautistas sin instrumento, ermitaños dormitando cada uno en su lugar. Quiero un desenlace digno, me niego a aceptar el silencio, la austeridad, necesito saber que hice cuánto pude y que algo cambió para un bien futuro, aunque no sea el mío. Estoy cansada de buscar, de pedir, de implorar, de mendigar. Cansada de sentir que no valgo la pena porque no se remueve ni en un suspiro el aire si se trata de venir a buscarme. Tanto da si digo hola o adiós, ahí quedó todo. Hago, deshago, no parece importar lo más mínimo. Todo queda inerte.

Me quedé sin banda soñadora sabiendo que lo lejos queda cerca cuando hay interés.

5 comentarios en “Añadir título, contra título: Ven y dame algo con lo que soñar.

Deja un comentario