Hoy me ha dado por abrir mis registros. Sin siquiera haberlo premeditado, a mi ritual diario de conexión con mi yo superior y la petición cotidiana de ser guiada hacia el propósito de vida (desde el silencio y la contemplación de las señales, que son aquellas que causan menos fricción y luchas internas), he añadido la apertura de registros. No sé por qué, tampoco importa.
Como si de un chivatazo se tratara, me ha dado por buscar la oración de apertura de los registros. Los registros tan solo son el campo cuántico, la información está a nuestro alrededor, toda la información está y es accesible por cualquiera siempre y cuando la persona que trata de acceder sepa permanecer callada y en silencio interno. Es un entrenamiento diario al que llaman meditación.
Todo lo que necesitamos saber está dentro de nosotros o fuera, según se lea. Lo que está fuera, también está dentro, es ley universal. Lo que nos impide llegar a las respuestas son los bloqueos mentales, la visión de túnel que se enfoca en aquello que tiene al pequeño yo ocupado. A veces se trata de un tema evolutivo, la mayoría de veces se trata de distracciones que, como anzuelos, captan nuestra atención. Todo está debida y cuidadosamente urdido para evitar que contactemos con nuestro interior, pues ello nos haría libres y dejaríamos de ser lucrativos para el sistema.
Conspiración a parte, me ha bajado una información de alto valor que deseo compartir para todos aquellos que estéis en el mismo camino que yo. LA SANACIÓN es la capacidad innata del ser humano de encontrar su propio equilibrio interno. La enfermedad es un estado pasajero. No le meto mucha mente, solo escribo lo que me ha llegado, pues si trato de explicar con lógica estoy acotando la información y adhiriéndola a la necesidad egoica de raciocinio.
Las terapias que realmente funcionan son aquellas perpetradas por una persona que ha aprendido a sanarse a sí misma. Esa persona ha desbloqueado los obstáculos de su campo vibratorio y ha permitido un escudo de AMOR y PROTECCIÓN a su alrededor. Automáticamente, esa persona se vuelve sanadora, como si su escudo de amor y protección se convirtiera en un virus. Al estar en contacto con otros, tan solo por su presencia, aleja las posibles invasiones, parásitos o energías de baja calibración de aquellos que están en contacto con ella.
Cuantas más personas se junten con ese escudo de protección y amor, más amplia se hace la resonancia de defensa y más se puede llegar a cambiar a aquellos que entren en contacto con esas vibraciones de amparo.
Es por eso que hay niveles de refugio y niveles de sanadores. No todos llegamos a todos los sitios y tampoco llegamos a ser maestros, aunque cuantos más pasemos por procesos de «sanación» o «toma de consciencia», más basculará la humanidad hacia la luz desempoderando a las energías de baja calibración.
Se trata de enraizarse en el presente, siendo muy consciente de aquello que nos invade, de aquello que está emergiendo. Las enfermedades tienen causas emocionales, el cuerpo es la última estación de aquello que los demás cuerpos sutiles llevan tiempo avisando. Desoímos las señales porque estamos más pendientes del exterior que de nuestro interior.
Nos han inculcado el miedo en vez de la confianza.
Hemos aceptado ser educados por otros en vez de ser educados desde el respeto por lo que sentimos.
Nos enfocamos hacia fuera porque empoderamos a los demás, buscamos nuestra propia existencia a través de los ojos de los demás. Da igual por qué ocurre, ocurre y volver a uno mismo, a ser presencia para uno mismo es esencial para empezar a no creerse todo aquello que nos cuentan. Desde este punto de anclaje no importa una mierda nada. Los debates son futiles, la historia es mentira, el mundo parece y es un tablero de ajedrez con las jugadas automatizadas. Se abre la partida con un movimiento debidamente recogido en el manual. Cuanto más avanza la partida, más fichas caen, más se intensifica la poca información que va quedando.
De nuevo, la sanación se puede transmitir y quien lo sabe y accede al campo cuántico de la persona (desde el permiso y la luz) puede desactivar ciertos comandos para hacer espacio para que la persona empiece un proceso de empoderamiento cuyo objetivo es tomar poder sobre el propio avatar. «Nada ni nadie tiene poder sobre mí a menos que esté legitimado por mi, consciente o inconscientemente». De tal forma que aquello que nos ocurre ha sido previamente aceptado por nuestro inconsciente.
Los fenómenos existen y no dependen de que uno se los crea o no. Las leyes están y son independientemente de que les demos crédito. Igual que las ondas de radio, tan solo podemos percibir su manifestación. Lo intangible se manifiesta a través de lo tangible.
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