«Los complejos son contenidos psíquicos que están fuera del control de la mente consciente. Se han escindido de la consciencia y llevan una existencia separada en el inconsciente estando en todo momento dispuestos para obstaculizar y para reforzar las intenciones conscientes.»
– Carl G. Jung –
Los buscadores inquietos se inquietan. Algo está equivocado en ellos, como fuera de lugar. Se ponen en entredicho, cuestionan su cordura, su anormalidad, su incapacidad de transar con lo que otros, en apariencia, pueden.
«¿Estaré equivocado?, ¿Por qué no puedo conformarme?, ¿Qué pieza es la que me falla?, ¿Por qué nunca termino aquello que empiezo?, ¿Por qué las cosas dejan de tener sentido al cabo del tiempo?»
Automáticamente, estos buscadores de la verdad y de la autenticidad se ponen manos a la obra para solucionar la fuente de la propia infelicidad descubriendo por el camino que no hay nada de malo en ellos, sencillamente han completado un grado de conocimiento de sí mismos y han dado por zanjadas cuestiones que ya no los mueven. Nada es para siempre y lo que se empieza de una manera, termina por no tener razón de ser una vez se comprenden las motivaciones que llevaron a iniciar un proyecto.
Cuando una cosa deja de tener sentido, se pasa a la siguiente. ¿No es acaso natural comer y beber hasta estar saciado y que, de seguir ingiriendo uno se empapuza, se harta y cae enfermo? Pues con las experiencias ocurre lo mismo.
Estos buscadores suelen ser personas humildes, observadoras, autocríticas que rápidamente comprenden que lo de fuera no importa así sea la organización y utilización de los recursos mundiales, la política o las juntas de vecinos. No importa lo que hagan Pepe y María cuando nadie los ve, no importa que Pepe se vaya de putas y Maria tenga un amante cuando Pepe se va de putas, pero que simulen estar en una relación idílica. No importa que la señora Carmen sienta orgullo y hable de su retoño como si no tuviera par, probablemente no lo tenga, ninguno de nosotros lo tiene. No importa nada de lo que ocurra fuera, lo de fuera es tan solo la oportunidad de echar un ojo a lo de dentro y saber por qué reaccionamos cuando lo hacemos. Solo así, con el mundo como espejo, los buscadores son capaces de trascenderse a ellos mismos para conocer su propósito en la vida y aceptarlo.
Pasado el tránsito hacia la verdadera autorrealización, en el reino de la iluminación, el ser humano es un ser de luz que brilla con su sol interior. Ha sido capaz de romper sus limitaciones, quizás incluso de erradicarlas por completo, depende del nivel de elevación de la conciencia, y será capaz de transformar la información no procesada que le ha sido encomendada (su sino) y devolverla al universo de una manera completamente procesada. De tal forma que haya adquirido la conciencia universal necesaria para iluminar la ínfima parte que le corresponde del inconsciente colectivo.
No estamos aquí para perpetuar un modelo preestablecido, sino para encontrar aquello a lo que hemos venido a este mundo.
Totalment d’acord…
«No importa nada de lo que ocurra fuera, lo de fuera es tan solo la oportunidad de echar un ojo a lo de dentro y saber por qué reaccionamos cuando lo hacemos».
Mira, en un altre blog justament estan parlant i reflexionant sobre el tema de «la escucha atenta, sincera, profunda», és a dir, amb veritables intencions d’aprendre, de descobrir coses, d’obrir-se. I una persona ha escrit això, que em sembla molt savi i relacionat amb el tema de la teva entrada:
Para el “yo” siempre hay mejor/peor. Trascendido ese “yo” lo que se muestra es que todo siempre estuvo “bien”, todo está “bien” como sinónimo de que todo “es” pues desaparecen los contrastes: no hay algo regular o algo mal en lo que acontece: todo está “bien”, todo “es”. La emergencia de contrastes (bien/mal/regular) es la propia emergencia del sujeto como hechizo.
Tener fe es confiar que todo lo que es, está “bien”, incluida la emergencia del sujeto. Detectar los contrastes definitorios de los que acontece es, al mismo tiempo, detectar al sujeto porque lo que subyace tras el sujeto son precisamente sus propias definiciones como esencia identitaria y lingüística que la mente se autoconcedió para sí. Desde ahí miramos al mundo separada y desesperadamente, un mundo “afuera” que además, si nos damos cuenta (¡responsabilidad!) , nos devuelve el reflejo del propio hechizo/sujeto con sus propios contrastes y contradicciones, como un enorme espejo. El mundo y nuestra relación con él es la mayor escuela de autoconocimiento disponible, gratis y con clases 24/7 a nuestra disposición. Como material se requiere “escucha mindful” y una práctica continua. La evolución será inevitable.
Abraçada!!! 😀😀
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Home… avui, precisament avui amb els petardos… parlar d’evolució és gaire bé un oximoron… Visca la evolució!
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Creo en la existencia de los buscadores pero también de los encontradores, aquellos que siempre, en cualquier momento y situación, hacen de la nada un todo, al menos un reto, y se enfrentan al puzzle aun antes de dar forma a las piezas.
De esto hay un cuento con niños y tumbas que no te mostraré porque para ciertas cosas, soy un pésimo buscador.
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Niños y tumbas… muy propio de ti, es como mezclar el hambre y la mierda. Un chico de contrastes. Busca el cuento o mejor, cuéntamelo, cruéntamelo…
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