Viajar en agosto es dejarse vejar en agosto: El sistema está para que normalicemos conductas abusivas especialmente desde las altas instancias.

«Irónicamente las batallas entre el corazón y el cerebro, casi siempre las pierde el hígado»
– Anónimo – en efecto me tomé medio litro de cerveza.

Estoy esperando, espero, esperaré y todos los tiempos habidos y por haber.

Tendré que esperar sin remedio y con resignación (¿Conformismo o aceptación? gran reflexión de Tania Suarez Rodríguez).
«¿Cuánto más?» No hay nadie que responda a mis inquisiciones.
«¿Cuánto más?» Solo oigo el ruido del silencio que no es quietud, sino un insistente run run hecho de millones de palabras vacías al viento.
«¿Y el punto de información?» Inexistente.
«¿Y ahora qué?»

Del altavoz se escapa algo parecido a una voz femenina. Se distingue, no sin dificultades, un mensaje:
«El egopuerco Juan Jose Manuel, donde los cerdos vuelan y las dagas también, les da la bienvenida. No dejen sus pertenencias desatendidas especialmente si se trata de su necedad.» No puedo evitar estallar de la risa, ¡Cómo es la mente!

Espero delante de la puerta C54, o más bien puerca teniendo en cuenta el anterior mensaje, el embarque de mi vuelo. En la pantalla reza un nombre extraño que no es mi destino. Parece una ciudad del norte «Petersbhourought». Me lo invento, soy incapaz de reecribirlo. Pasada la hora del embarque, veo una desbandada de humanos agitados. El rebaño parece dirigirse hacia otro emplazamiento. Atiendo a los rumores… C66… compruebo en la pantalla principal y, efectivamente, han cambiado la puerta de embarque ¿Cómo pueden ellos ser conocedores de la noticia si no ha habido anuncio alguno? Me maravilla la gente que se entera de todo sin saber cómo lo hacen. Yo necesito de dosis de concentración para cazar la información al vuelo.

No me gusta seguir a los demás, pueden estar equivocados aunque difícilmente en este caso, pero me gusta reivindicar mi originalidad así que me dirijo al personal menos indicado de los allí presentes:
-Disculpe, ¿Dónde queda la puerta C66?

Lo trato de usted porque me gusta mantener las formas aunque luego, en petit comité tenga predilección por cagarme en todo lo que se menea con un hostia puta como guindilla pastelera. Las palabrotas son maravillosas y siento que le dan empaque al mensaje, pero, ante todo, guardemos las formas de cordialidad aunque en el fondo el mismo fondo sea una soberana gilipollez, un ejercicio de demarcación egoica y distanciamiento de la masa, esas horribles personas que viajan en pleno mes de agosto.

Lo mío es diferente, pero allí estoy, con el rebaño bailando al son de lo que la compañía de vuelo nos manda. Siento que no me enfurezco en comparación con mi pretérito indefinido. No, esta vez lo llevo ligero. El caballero del personal menos indicado no tiene ni pajolera idea de dónde cojones queda la C66 por eso lee los carteles… joder y gracias. Decido seguir la corriente, total, no soy ni rara ni especial, sino un peón más que ha pagado el billete para hacer el canelo en un ferragosto, perragosto, yerragosto.

En la C66 la pantalla por fin reza «Barcelona», pero están llamando a los pasajeros que van a Luxemburgo. No puedo evitar mearme de risa. Esto es surrealismo en estado puro y sin poder fumárselo. Las viejas se desesperan y pierden los papeles. Preguntan a las azafatas de malas maneras y con un acento catalán que tira de espaldas, esto es marcando bien la «L» y abriendo la «O»:

-¿Cómo que «L»uxemburg»O»? ¿Y Barce»LO»na?

La azafata más pasota se lava las manos y se las quita de encima haciéndose la loca:
-No sé, nosotros vamos a Luxemburgo.

Voy a mear y no echo gota. Me ha cortado el rollo un cuesco bien sonoro proveniente de otra cabina. Me da por descojonarme. Quiero soltar un «¡OLE tú!», pero me callo. Pobre señora, con aquello dentro hubiera tenido un vuelo complicado y además, el baño está para eso, o ¿No?
Las ventosidades es lo que tienen, se oyen y las que no, cuidado porque son como los psicópatas, para echarse a correr sin oler atrás.

Salgo del baño y la del pedo detrás de mí con la cara arebolada. «No mujer, tú sigue dejándote la vida que mejor fuera que dentro». Evito mirarla para no añadir vergüenza aunque para quitarle hierro al asunto tendría que haberle hecho la ola y olé.

Una vez fuera, hay rebelión en la granja. Las viejas están que trinan y, de repente, como si hubieran oído un pistoletazo salen disparadas hacia… ni idea, esta vez las sigo pero no las alcanzo. La del taca taca va enflechada y compite con la de la silla de ruedas, ¡Qué mujeres, oye, no hay quien las pare! Los ochenta son los nuevos 4×20. Llegan al final del pasillo, puerta 69. Ah… sí, la 69. Allí nos quedamos, sin tripulación, sin avión, sin papeles que se perdieron en la frenética carrera hacia los confines de las entrañas egoporcularias.

Moraleja que se me olvidará para el 2024:
No volver a viajar en agosto aunque sea lo último que quede por hacer sobre la faz de la tierra.

El sistema está creado para que aceptemos y normalicemos conductas abusivas. Luego te envían una encuesta para que tengas derecho a la pataleta. La rellenas debidamente, pero no sirve de nada y lo sabes. Puedo hablar de plena aceptación más que de resignación porque fui totalmente libre de viajar o no hacerlo. Acepté las consecuencias de mis actos y de mis decisiones sin queja alguna. Asumo que cuando todos queremos lo mismo al mismo tiempo, es imposible dar un buen servicio y aunque «es que yo he pagado el billete», todos lo hemos hecho. Para cambiar los acontecimientos, cada uno de nosotros tendría que NO VIAJAR cuando todos lo hacen pero con eso de que creemos que «tenemos derecho a»… viajar cuando nos da la gana es una falacia porque viajamos cuando nos lo permiten, es decir, todos en agosto.

Perdí el bus, el tren y esperé 5 horas a poder llegar a mi casa… como se dijo al principio de la historia:
«Irónicamente las batallas entre el corazón y el cerebro, casi siempre las pierde el hígado»

7 comentarios en “Viajar en agosto es dejarse vejar en agosto: El sistema está para que normalicemos conductas abusivas especialmente desde las altas instancias.

  1. Avatar de Tania Suárez Rodríguez
    Tania Suárez Rodríguez dice:

    Me ha encantado; me encanta la manera que tienes de decir las cosas claras envolviéndolas en clave de humor. Un humor oscuro, casi negro, donde nos vemos todos reflejados. Es brillante. ❤️

    Qué razón tienes en cada palabra y cada descripción. Esta es la afirmación más acertada que he visto en años: «el sistema está creado para que aceptemos y normalicemos conductas abusivas».

    Fantástico; es un placer leerte, como siempre. Un abrazo sin fin, preciosa 😘🤗❤️

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Millones de gracias Tania. No sé si tengo razón, solo expongo mis sensaciones con esa sorna que tanto nos gusta. Es divertido y para eso escribimos, para divertirnos, entre tantas otras cosas. Un abrazo para ti también!

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