«Enseñamos a la gente a dañarse a sí misma. No podemos cambiar el pasado, así que cambiemos cómo las personas piensan, sienten y se comportan hoy.»
– Albert Ellis –
Aviso: Es un artículo pesado, largo y denso. Ha sido complicado poner por escrito algo que se opera a nivel inconsciente. Lo he escrito para mí, para ordenar ideas y saber lo que pasa en la base de la pirámide afectiva. A quien lo lea, es posible que no se entiendan algunas ideas, especialmente las más profundas e importantes.
Es común en las relaciones de abuso psicológico ver cómo la víctima se cree la responsable de todo cuanto ha acaecido. A mí me ocurrió y es extraño porque no solo uno duda de su cordura, sino que duda incluso de su propia intencionalidad. Me he llegado a ver presa de la creencia: «es tu culpa, si te hubieras escuchado, esto no hubiera pasado».
No es falso del todo, pero tampoco es cierto, pues en una relación del tipo que sea, hay dos partes y cada una tiene una intencionalidad. La mía siempre ha sido el compartir, el crecer y depositar en mis amigos la confianza y la vinculación que creo necesarias para poder construir un puente entre las personas. El problema sobreviene cuando proyectamos en el otro la misma intencionalidad, pues no todo el mundo busca lo mismo, como ya hemos podido ver.
Las personalidades psicopáticas, narcisistas y manipuladoras buscan cosificar a las personas, no tienen ni un ápice de benevolencia y aprovechan cualquier fallo de nuestro sistema de apego para colarse por nuestras grietas. De nosotros debe depender, sin embargo, tomar conciencia de esas grietas y vigilarlas.
¿Qué es el sistema de apego y por qué es tan importante?
Ya escribí sobre la importancia de la vinculación y cómo ésta está inscrita en nuestros genes (La búsqueda de pareja (1): El vínculo afectivo como el porqué de la necesidad.). Somos animales sociales y la vinculación, gracias al sistema de apego, debe servirnos para la supervivencia. Sin esta vinculación con sus semejantes, el ser humano no puede sobrevivir.
Pensemos que la primera vinculación que el ser humano establece es con sus principales figuras de apego: la madre y el padre, y más en particular la primera puesto que el primer ser vivo con el que entramos en contacto es el mismo que nos dio la vida: mamá.
Una vez que este sistema de apego se establece es el que se va a repetir en la vida adulta por ello, la manera en la que nos relacionamos con nuestra familia es la misma que se va a establecer en las relaciones que signifiquen establecer vínculos de apego, siendo la pareja la principal fuente de vinculación y hay que tener en cuenta que al cabo de 18 meses de relación las personas han depositado en el otro toda la confianza y ya se ha establecido una vinculación total.
Volviendo al sistema de apego primigenio, existen las famosas heridas del alma que son las heridas en estos sistemas de apego, a saber: rechazo, abandono, traición, injusticia y humillación. Estas lesiones, a menos que se haga uno consciente y responsable de las mismas, son las que pulsarán de fondo y nos llevarán a buscar un tipo de pareja bien determinado que asegurará la repetición.
Me explico, si uno tiene una herida de abandono y por lo tanto de traición (normalmente suele formarse con el progenitor de sexo opuesto) elegirá personajes que le provoquen las mismas vivencias, que lo abandonen y lo traicionen. Aunque en realidad esta última afirmación no sea del todo cierta puesto que las personas, a menos que sea un bicharraco de los ya nombrados, no van a hendir el dedo en la llaga. Lo que sin embargo ocurre, es que nuestra herida nos hace leer la realidad del modo en que a ella le interesa para asegurarse de que le hacemos caso.
Entonces, con tanto prolegómeno ¿Dónde quieres llegar?
Pues a la famosa inversión del locus de control. Teniendo en cuenta que el niño busca la vinculación forjada a través del sistema de apego, un sistema de apego con fallo sistémico como las heridas mencionadas (esto es que los padres fueron malos o estuvieron ausentes) hará que PARA SALVAGUARDAR Y PROTEGER su vinculación y asegurar su supervivencia, el niño evitará poner la responsabilidad de los abusos emocionales en su principal figura de apego: mamá o papá o quien sea. De tal forma, seguirá manteniendo intacta la relación. Siendo él mismo el responsable, sintiéndose él el responsable del mal, mantendrá esa vinculación limpia. Así, se crea ese falso yo, el ego, de las personalidades dependientes que guarda una estrecha relación con el eneatipo de cada uno. Es realmente impresionante el grado de profundidad del inconsciente.
Traducido a las relaciones de pareja tenemos al dependiente que para salvaguardar su relación y proteger a su figura de apego, ahora su pareja, no sabe poner límites, no dice nunca que «no», no se prioriza, siempre prioriza a los demás, es buenista y pagafantas y siempre intenta mostrar su mejor cara aunque la vida vaya mal dada. La sonrisa infinita y perenne es un mecanismo de manipulación para atraer a las personas. Todos manipulamos para obtener lo que nuestro cree necesitar. De forma inconsciente, sin realmente tener una agenda encubierta como los animales de los que venimos ocupándonos últimamente, somos manipuladores en potencia.
¿Cómo el falso yo, el ego, merma la autoestima?
La imagen propia, ese falso «yo» buenista, pagafantas, ilimitado dechado de simpatía, empático, ofrecedor de ayuda basado en la falacia de que «todo el mundo es bueno», opaca las necesidades del verdadero «yo», la esencia.
Tomar consciencia de nuestras verdaderas necesidades no es egoísmo, sino al contrario, es bondad real que busca la conciencia sobre uno mismo para evitar daños derivados del ego (que es lo que pensamos ser).
El hecho de internalizar la responsabilidad e invertir el locus de control nos da una falsa sensación de control. Asignarse a sí mismo la responsabilidad implica que tenemos el control sobre lo que nos está pasando, lo cual es un intento desesperado por dar una explicación y a la vez acarrea una de las peores consecuencias que es la de la indefensión aprendida, de la que se hablará a su debido tiempo.
La indefensión aprendida es ver que, puesto que yo soy el responsable de lo que está ocurriendo (inversión del locus de control), y permitiendo que esto ocurra, aprendo que no hay manera de salir de esta situación. La autoestima merma por el círculo vicioso en el que nos hemos metido. Cuanto más tiempo se pase en esa situación, más sensación de imposibilidad, ahogo, desamparo. Cuanto más pequeños nos hacemos, más imposibilidad de salir por nuestro propio pie.
Todo esto son conceptos a los que se llega tras mucho tiempo de indagación porque la primera vez que uno entra en contacto con todo este vocabulario comprende menos de la mitad. Ahora, sin entender la totalidad, pues hago lo que puedo con lo que comprendo. Sé que con el tiempo estos escritos me ayudarán a obtener la visión global, por eso los escribo y a quien ayuden… «miel sobre hojuelas».
Eso mismo «miel sobre hojuelas…»
Dale Asceta…👌
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he tardado un poco en contestar porque lo he tenido que leer un par de veces… entiendo lo que dices pero, como señalas, hay muchas cosas que se me escapan. Me sorprende la valentía que tienes para hablar de estas cosas y para desnudarte con tanta sinceridad. Es complicado mirarse al espejo y ver no sólo los defectos ajenos, sino también los propios. Hacer un balance con las cosas en las que se falló o no se hicieron bien…
Entiendo que lo haces sobre todo para ayudarte a ti misma, pero sirven de guía para el resto…
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Beauséant! Gracias por el comentario. Como digo, es una entrada pesante. Si no has tenido contacto con los conceptos pues es difícil de comprender puesto que cada palabreja encierra un mundo que viene de algo más profundo. A mí me ha costado años comprender (y no del todo) algunas de ellas. Por eso me obligo, cada día a seguir profundizando.
Hablar y airear los trapos sucios en público me importa un huevo. No tengo pudor, ya no. Creo que el peor de los crímenes es callar por vergüenza. Pues yo no me callo más porque callar es darle carta blanca a los personajillos estos que no tienen cojones a hablar a la cara y utilizan internet para chupar… la pantalla. No entiendo las razones pero pffff… tampoco me interesan. Me cansé de esconder, interpretar, leer entre líneas y juegos estúpidos de adolescencia que, sinceramente, no aportan nada. A ver si de una vez por todas crezco y dejo la ensoñación para los cuentos en los que otros participen.
Errar es humano. Hostiarse también. No hay nada como la aceptación de esta parte para dejar de negarla y hacerle un hueco en ti (esto me ha costado un año de terapia). Sólo así, sólo diciéndote «vale, esto también soy yo» te haces más fuerte y te das la opción de elegir cual de esas partes sacas a pasear.
Hay personas que no se sienten valientes y lo dicen, hay personas que piensan ser valientes, tal era mi caso, e iban a la contra del miedo con lo cual no se acaba nunca de tomar conciencia del mismo. Al negarlo te obligas a reaccionar. Ahora, nada ha cambiado, sigo siendo una cagada pero con las luces (medio) encendidas. Tengo miedo, tomo conciencia de mi miedo y decido si apuesto por lo que pienso que es lo correcto o sencillamente no.
Tú también puedes ser valiente, cualquiera puede serlo si confronta su sombra. Cuando vas hasta el final del corredor del miedo ves que no hay más que una creencia propia, es una sombra nacida de nosotros mismos porque ¿Qué puede pasar? Ve hasta el final del hilo y verás que te lleva hasta el principio que no es más que el propio final…
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Nice pics
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