Me desperté ahogada. Los ataques no habían cesado aunque sí se habían aplacado hasta casi pasar desapercibidos. La sombra de un eco me recordaba que aquello seguía latente dentro de mí, para desactivar el yunque de mi pecho y el nudo frío que me estrujaba la garganta impidiendo el paso de aire tenía que hacerme no solo consciente del miedo, sino responsabilizarme del mismo. No sabía qué prueba tendría que pasar, estaba sin embargo segura de que sería hercúlea.
Ese mismo miedo atraía aquello que intentaba evitar a toda costa. No quería ver, ni oír esas vibraciones que hacían parpadear el teléfono sobre la mesa. En la distancia, desde la comodidad del sofá veía encenderse y apagarse el aparato. Al principio pensé que tan solo era un trasto viejo que no funcionaba bien. Enmascaré el miedo con la lógica, ese fue (y es) mi primer impulso, subirme a la mente que trata de explicar los sucesos más locos. Me levanté y fui a buscar el maldito bicho para acercarlo y ver qué cojones le pasaba. Cerca de mí dejó de parpadear. «No me jodas», pensé.
Lo volví a dejar sobre la mesa y reanudó su baile de encendido y apagado. No me quedó más remedio que aceptar que aquello que estaba pasando se escapaba de lo racional. El primer paso estaba dado. Hay cosas que ocurren que no podemos explicar y tan solo vemos sus efectos. Igual que no podemos percibir los rayos ultravioletas, ni los infrarrojos, pero notamos sus efectos sobre la piel. No los vemos y sin embargo sabemos que están porque nos provocan quemaduras.
Me dije que lo mismo ocurría con… «aquello». Estaba asistiendo a la observación de los resultados de algo que mis sentidos no podían percibir. Entendí que hay una infinidad de cosas que mi cuerpo percibe desde que soy lo que soy y no por ello tiene explicación racional, o sí la tiene pero la ciencia no lo ha podido demostrar todavía.
Esa noche me desperté con una fortísima crisis de ansiedad, tal y como apunto al inicio de este escrito. Algo muy salvaje estaba en el aire y había interferido en mi sueño para despertarme con la soga al cuello. Al día siguiente, nos reunimos para poner una vela y rezar por las almas de aquellos que no han podido pasar al otro lado. Enviamos luz, compasión y amor.
Mi cuerpo finalmente se ancló a la silla sintiendo todo su peso. Desde ese día, el teléfono ya no se enciende. Lo acepto, tengo un detector de bajas vibraciones, mi cuerpo lo confirma.
Al final, los cuentos de fantasía tienen más de realidad que de ficción. La oscuridad trabaja para la luz, aunque nosotros pensemos que no. Me rindo, que sea lo que tenga que ser, sin lucha.
Hola, Montse.
Tus historias paranormales ponen los vellitos de punta.
A mí me suele pasar a menudo lo mismo, pero resulta ser cosa del móvil de mi mujé que tiene puestas más alarmas que el detector de tsunamis del Cinturón de Fuego. 🤦🏻♂️😂
Que seas un detector de bajas vibraciones puede tener buenas aplicaciones. Aprovéchalas que hoy en día todo el mundo saca parné de tó. 😜😝
Me encantan tus cuentos de «terror».
Abrazo Grande desde el Sú.
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JAJAJAJA! Detector de tsunamis? Vaya ocurrencias las de tu mujé! Habrá que mantener una conversación seria con ella pedirle pofavó que desactive las alarmas que uno se caga vivo cada vez que hay un tsunami en la otra punta del mundo!
Un abrazo Jose!
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Mi detector particular es una gatita negra y regordeta. En medio de la noche mira algún rincón abandonado de la casa y emite un maullido quedo, apagado, no lo emite en ninguna otra situación. Después me busca con la mirada como buscando confirmación y empieza a moverse alrededor de esa esquina con el pelo erizado pero sin escaparse.
A veces busco una silla, me siento cerca de esa esquina y leo algún libro que abro al azar. La gata me mira, se refugia en mi regazo y creo que hacemos del mundo un lugar mejor.
Es mentira, claro, el mundo sigue siendo un lugar horrible, pero queda un poco más lejos.
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Suerte la tuya que puedes tener a la negra regordeta. Ojalá yo pudiera dejarme acompañar por alguna lechuza amorosa. Tú seguro que fuiste brujo en otra vida. Un abrazo artista!
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La rendición es el primer paso para la negociación y la aceptacíon.Creo que estás donde tienes que estar.Es un comienzo 😉😘😘
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