He dejado IG y por las noches vuelvo a tener el móvil apagado. A partir de las 22h no consumo información ni establezco contacto con nadie. He redescubierto que estar conmigo misma es lo mejor que puedo hacer. Me he comprado un «foam roll» para masajearme la espalda y la ciática que venían dándome la lata desde hace meses. Vuelvo a la práctica de la meditación nocturna y con ella están llegando mensajes poderosísimos.

Como dije en el último post, la abundancia es y está a nuestro alrededor y la única cosa que nos impide acceder a ella son esos bloqueos energéticos que tenemos.

La manifestación no es otra cosa que aprender a desbloquear y permitir que eso que tanto anhelamos llegue porque estar, está. Hay algo, no obstante, que siempre me ha hecho gracia y es que el que manifiesta desde la carencia, lo hace precisamente desde el bloqueo. Hay una creencia inconsciente que lo separa de aquello que tanto desea porque si lo desea es porque no lo tiene y, por ende, siente la falta. Manifestar es sentir que todo es nuestro y que no queremos nada que no tengamos ya. Trabajar con el ego es, por lo tanto, fundamental. Aquello que deseamos con más ahínco seguramente es aquello en lo que pinchamos siempre y probablemente lo que hemos venido a aprender.

Tomar responsabilidad de las propias decisiones es acercarse con lupa a uno mismo y ser capaz de identificar los roles de víctima, verdugo, salvador desde un papel de mero observador. Una buena práctica es la de meditar e ir examinando cómo interpretamos cada uno de los roles y para qué, en qué nos beneficia mantenerlos (porque siempre hay un beneficio asociado).
Al llegar al rol de observador, poder ver de qué manera nos libera el no estar constantemente dilapidando la energía en la identificación con el uno o con el otro, es de agradecer. Desidentificarse de uno mismo, estar dispuesto a abandonar el apego al personaje que hemos creado es tan liberador como desbloqueante. El problema será siempre el mismo ¿Desde dónde hacemos lo que hacemos?

Ninguna manifestación funcionará si estamos encarnando el ansia, porque la energía no responde a la práctica ni al pensamiento, sino a la emoción. ¿Quién no ha tenido la sensación de que le estaban mitiendo? La energía de la verdad se siente, no son milongas new age. Uno sabe que lo sabe, pero quizás no le interesa saber.
La honestidad brutal con uno mismo, el desapego, la transmutación, la toma de conciencia y la aceptación de que estamos en carencia y en necesidad son de vital importancia para lograr una coherencia conciencial. No podemos llegar donde queremos, sino que llegamos donde llegamos, el resto es el relato que nos explicamos y que no sirve más que para el autoengaño, para seguir alimentando de la ilusión de lo que «somos» y continuar pensando que estamos solos y separados del resto. Somos el resto, somos el prójimo, somos Dios y el Universo. Somos el todo y la nada. No lo vemos pero tampoco vemos los rayos UVA, los gamma, los alfa y vemos sus efectos. Pues con esto es igual. No lo vemos, pero está.

La confianza en que todo es perfecto tal cual está siendo, que todo es un proceso y que hay que caminarlo para que lleguen finalmente los milagros. Todo está a nuestro alcance, en un abrir y cerrar de ojos podemos acceder a cualquier cosa, no es broma.

CONFÍO y SUELTO porque sé que lo que tenga que ocurrir ocurrirá. No puedo evitar andar el sendero que tracé para mí. Me responsabilizo de todo lo que me pasa porque si me ocurre es porque estoy permitiendo que eso ocurra. No hay juicios, solo observación. No hay crítica, solo aceptación. Cada vez que me sorprendo en alguno de los tres patrones, lo acojo con dulzura y júbilo. Ya no hay reprimenda, sino un «¡Menos mal que te has pillado, qué bien que lo hayas visto!». La diferencia es sutil y abismal entre ver el vaso medio lleno o medio vacío, entre la decepción y la alegría de haberlo visto.

Cada día es una pequeña oportunidad de transmutar energía. La envidia se puede convertir en admiración. El odio en amor. La tristeza en alegría. La rabia en paz. Estamos realmente a un paso de acceder al reino de los cielos. Todo está aquí, a nuestro alrededor, en la biblioteca Akáshica. Es energía que de nosotros depende si se materializa o no.

Y aquí estoy, alquimizando mis debilidades, abriendo bloqueos para recibir y además muy conscientemente tanto los físicos como los mentales. La abundancia es y está a nuestro alrededor solo hace falta abrirse a recibir y lo único que se interpone entre ella y nosotros somos nosotros mismos. El miedo actúa como principal bloqueador. CONFIAR en que estamos rodeados y nos nos faltará de nada es el paso siguiente.

ESTAR EN COHERENCIA ES TODO LO QUE NECESITAMOS PARA DESBLOQUEAR.