Esta casa que emana tu aroma

Los fantasmas, ¡Cómo son!
No hay historia sin memoria y el recuerdo, aunque alterado, es memoria de un pretérito perfecto que a lo mejor se convierte idefinidamente en imperfecto.

Los juegos de palabras me resultan mucho más fáciles que la cruda realidad. Qué sencillo es escudarse bajo la retórica. Duele y punto y déjate de hostias. Con eso me doy por satisfecha, he ahí mi escuálida ambición. La vida es enjuta si lo pensamos detenidamente, pero nos empecinamos en sufrir porque a pesar de ser corta es larga. Y más larga se hace cuanto más pasa el tiempo. Los cambios que nos esperan son pocos ya, día tras día se levanta el mismo sol, lo único que cambia somos nosotros, y tampoco realmente.

No puedo describir las desolación al volver a pisar esta tierra. Me siento en casa, no obstante, al abrir la puerta vinieron a mi encuentro todas tus imágenes.
Estás en cada esquina. Cada una de las estancias puede contarme una anécdota de tu imperfección, una injusticia, una pelea, una sonrisa. Un recuerdo sin vida que resucito porque me siento culpable de sufrir con retraso.

Que cese esta náusea que siempre llega con el último tren. No soy dada a la emoción y trato de evitarla. Viene tarde pero viene, a veces pienso que más vale nunca que tarde.

Lo mejor de todo es que nada tiene que ver contigo, y lo sé. Es más fácil hallar una figura sobre la que verter la profunda decepción de una historia vivida unilateralmente. Lo sabíamos, tenemos el mismo problema y es que cada uno vive una historia diferente dentro del mismo marco. Como resultante tenemos lo que fue objetivamente y lo que vivió cada uno: tres absurdidades porque seguimos siendo niños heridos que no han terminado de curar.

Lo sabíamos, estábamos más que avisados, más que escaldados porque siempre nos pasa lo mismo. Aún así, el universo es tan sabio o nosotros tan gilipollas que volvimos a tropezar con exactamente la misma piedra que, a estas alturas de la vida, ya es una roca.

Todo pasaba por… ni idea, un baño de humildad y un cuidado del otro que no tuvimos aunque pensemos lo contrario dentro de nuestra propia historia personal. El amor no salva ni rescata, el amor cuida y no nos supimos cuidar ni siquiera a nosotros mismos.
Vaya mierda de todo. «El universo es abundante», quizás, pero hoy lo veo abundantemente jodido, me quedan 12 horas por delante, espero que cambie el punto de vista si no…

Mojón y cuenta nueva.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s