Creo en vidas pasadas que recuperamos en esta bajo otra forma, nada tiene que ver con el alma sino con la energía así como estoy convencida de que la consciencia y su contrario se heredan de generaciones anteriores por algo tan sencillo como el «copiar y pegar». Tiene cero de esoterismo, es ceroterismo.
Creo en que todos hemos venido a hacer «algo», creo en la conexión profunda de los seres humanos como en las esencias que comparten, me gustaría creer que existe esa vibración igual a la nuestra con la que, cuando te reúnes, todo es natural, fácil y sencillo, no por ello plano y aburrido, sino tranquilo.
Siento que así tiene que ser, que las personas que llegan a nuestras vidas lo hacen para que nos demos cuenta de todo aquello que tenemos pendiente con nosotros mismos, nunca con ellos. No sé si siento que existen las almas, llamas o lo que sea gemelo, sin embargo, hay personas que transmiten vida y exaltación, otras serenidad y muerte y que ambas son necesarias. La vitalidad debe ser contrastada con la calma, pues ambas residen en nosotros y necesitamos de las dos para vivir y para morir cada día.
¿Y no es esto la reencarnación? ¿El renacer diario de cada persona? El enfrentarse a un nuevo folio en blanco con un sinfín de posibilidades, una decisión constante sobre lo que queremos ser en cada momento, un rebrote de esperanza o de tristeza que podemos dejar sentir hasta la médula, un escalofrío que nace en la base de la columna cada vez que esa voz especial te susurra al oído «la vida es ahora, la muerte también es ahora». Cada instante es un florecimiento, cada momento es un fenecimiento a partes iguales.
No sé lo que dice ningua teoría, filosofía, religión al respecto de la vida, de la muerte y tampoco me interesa porque lo que digan ellas, no es lo que digo yo. Yo soy mi propio camino, mi propio sentir, soy mi problema, mi solución, mi elección de ser. A veces elijo ser cinco segundos de alegría para después caer en la melancolía. Por momentos dejo de ser porque desaparezco envuelta por el soplo del viento. Me da igual todo, no necesito reivindicar nada, ni ser más que nadie. ¿Es evitación del conflicto fruto de esta persona afable que se esconde en los bajos fondos de un ego demasiado arraigado? Quizás, ¿y qué?
Hoy elijo un «me la suda todo». Hoy me reencarno en paz y tranquilidad, disfrute futil como la melodia de un piano, como el poema que se dibuja en tu mirada, como el recorrido de mis dedos por tu piel. Hoy es ahora y ahora también es nunca más.
Me has dado en la Diana, justo en el centro del corazón, con esa preciosa canción de Silvio Rodríguez, no se que tiene, pero se ponen los pelos como escarpias cada vez que la escucho. Lo que has escrito también me parece maravilloso, renacer cada día…
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És una entrada molt maca i que fa reflexionar. De fet sempre em fas reflexionar, bastant. Estic absolutament d’acord. Reencarnació, néixer cada dia, a l’aixecar-se, i de fet a cada instant, si tinguéssim una ment molt més desperta i no tan apalancada i conformista. La famosa por a la llibertat, de fet, i a caminar i ser plenament responsables de totes les nostres accions i decisions.
Em fas pensar també quan dius «persones que transmeten serenitat i mort». Ja ja, crec que més aviat soc d’aquests, i no perquè vulgui transmetre «mort», sinó perquè la serenitat i la recerca contemplativa s’imposen a la vitalitat i l’energia. Però soc energia igualment.
Transmets autenticitat, senzillesa i saviesa, i una acceptació serena de tu mateixa, de la teva personalitat i de les forces de la vida. I molta naturalitat. Sempre m’ho transmets.
«Hoy es ahora y ahora también es nunca más».
Molt cert. Tots els moments són irrepetibles, mai tornaran. Hauríem de ser i de viure d’una manera tan lliure, tan independent, tan valenta, tan conscient, tan coherent i tan harmoniosa que fóssim capaços de poder marxar en qualsevol moment sense cap lligam, cap por ni cap compte pendent.
Una abraçada.
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Hey amic! Moltes gràcies per les teves paraules, com sempre. Com et dic, ment apalancada, conformista… judici i judici. Què més dona? Som el que som, a vegades apalancats, a vegades hiperventilats… no passa absolutament res perquè res n té sentit més enllà de nosaltres. Fem el que fem el final és el mateix. No cal fer res, observar, en pau, tranquilitat, amor, delicadesa. Ara estic peace and love, demà ja ho veurem. Demà és possible que em posi un petardo al cul i estigui a full, o bé m’aixequi com avui, deixi fluir… y qué canviarà? només hauré canviat jo i per tant tot o res… en fi… divagacions d’observatori llunyà.
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Morimos y renacemos, morimos y renacemos, morimos y renacemos, hasta que un día despertamos y no recordamos si acabamos de morir o de renacer. Al final, como dice el proverbio, se trata de inclinarse y convertirse en viento. ¡Por cierto! Qué casualidad, pues justo hoy he escrito sobre unicornios (en no muy buenos términos, me temo).
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Es como una historia interminable hasta los títulos de crédito que nunca se sabe si son el principio o el final si los vemos fuera de contexto. Desconozco el proverbio del viento. Y las casualidades existen una, dos, tres veces, a la siguiente me temo que no es casualidad. Los unicornios existieron, majestuosas criaturas, yo tuve varios y olían a fresa.
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Interesante texto para reflexionar.
Elegir a Silvio Rodríguez una maravilla. Buen día.
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Buenos días! Gracias por tus palabras! Silvio Rodriguez es y será siempre un presente, jamás una actualidad. Como tantos clásicos. Un abrazo!
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I like the song of the «Unicorn», beautiful music to calm down and meditate. Thank you!
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спасибо Оливия! я люблю единорогов!
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