La necesidad murmura: Primero balbucea, apocada y tímida. Se expande sin pedir permiso. Atronadora, entrópica sin redil que la cerque. ¿Qué necesitas para seguir viviendo?

Un silbido primero, ligera molestia que, apenas audible, incomoda. Balbucea torpemente. Un murmuro ininteligible y dócil que, suave, se expande sin hallarse en redil que lo detenga.

Con mansedumbre, timidez y cabeza gacha, temiendo ser exorcizado, va extendiendo sus alas a la par que tejiendo una transparente, pegajosa tela, mientras me entretiene refocilándose con una pretendida inocuidad. Me induce un tance hipnótico que mitiga la soledad o quizás la exacerbe sin que yo lo sepa. El baile de disfraces lo delata, se entrecruzan las máscaras, más caras si cupieran. No es este país para hijos de puta, orgullo de perra que me pondrá a cuatro patas. Misericordia de prostíbulo, cabrona encubierta y bien maquillada de bondad, preocupación.

Junté las manos y oré poniendo el grito en el cielo ¡Oh, desdicha, bla bla bla! Dios me dio 5 centímetros de picha, un pi(n)chito que como un tapón de champagne apenas cubrió la Neces y Dad. Hermanos dad. Humildad, humiliad y seréis humillados.

Atronador, duele, ocupa el espacio interno, latrocina despachándose a gusto. Es obeso, grasiento, sudoroso. Pus i exangüe. Está muerto, pero revive cuando se te mete bajo la piel. Te utiliza para sentirse. Se masturba a tu costa, te dirige hacia el túnel de la necesidad. No puedes respirar y luego la imagen se apodera de la visión. No hay más lienzo que el que delante de tus ojos se pinta, pero pinta ella. Ella la necesidad que oprime, constriñe y ahorca como un escapulario cosido a la toga de la devoción. Ahoga aspirando todo el aire de esta habitación.

Soy una cochura amorfa de necesidad. Me convierte en un cernícalo dando caza a algo que no existe. Persecutora de un silencio tratando de poner fin a esta desazón. La traca final es un atracón pornográfico donde llueve sobre mojado. Vomitas hiel y gusanos. Estás podrido porque la podredumbre se transmite por el aire, fácilmente.

Se hace el vacío impío y me retuerzo con una filípica desmañada que sigue pasando como un raigón espartano y me mantiene mascando retama por haber sucumbido al trance hipnótico de mi propia carencia.

Me corto los dedos e impongo severamente un ascetismo que busca la repulsa hacia el género humano. Quiero prescindir del tacto falsificado, de las sonrisas fingidas, de los loores engañosos, de la necesidad ajena. Que cada mástil aguante su vela y que se mueran todos los hijos de puta. Oh oh… no desees la muerte de nadie. Que te follen, a ver si luego no los cuelgas tú de los cojones en la plaza pública.

Desearás no haber nacido, ameba cerebral.
¿Qué más piensas requerir?

2 comentarios en “La necesidad murmura: Primero balbucea, apocada y tímida. Se expande sin pedir permiso. Atronadora, entrópica sin redil que la cerque. ¿Qué necesitas para seguir viviendo?

  1. Avatar de Ramón Santamaría
    Ramón Santamaría dice:

    La necesidad enfangándolo todo, una visión angustiosa, desconozco sus dimensiones pero las intuyo amplias. Tu escrito me produce desasosiego, ya lo sabes,¿no?, ¿esa era era la idea? o ¿salgo a rescatarte?. Envidiable manejo de nuestro maravilloso y común idioma. Enhorabuena.

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      No hay idea detrás del texto, la idea es escribir y no dejar de hacerlo un solo día. Si a ti te ha suscitado desasosiego, bienvenido sea! Toda sensación es digna de ser acogida. Un saludo!

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