No te necesito, pero me encanta tu compañía: Tú, el universo y yo somos lo mismo, amor en expansión.

Me gustaría que comprendieras hasta dónde he llegado, que ya no te necesito pero que me encanta tu compañía. Por ello, te voy a proponer un ejercicio. Las palabras sobran.

Al principio me iré comunicando contigo, muy bajito, cada vez más bajito. A medida que se apague mi voz se irá abriendo tu entendimiento. Tu respiración seguirá a la mía, me comprenderás y nos pondremos en fase.

Cierra los ojos y déjate caer. Libera la mente, todo lo que piensas que eres, todo lo que piensas que soy, nada de eso existe aquí y ahora. Nada. Que tu ego y el mío se queden a las puertas de esta habitación.

Respira y centra la atención en tu respiración. Siente el aire hinchar tu vientre y a medida que baja el diafragma, se inflan los pulmones y ese mismo aire que te da la vida te estruja el corazón. Este pugna por seguir latiendo porque los pulmones no le dejan espacio. Se acelera y sientes un ahogo que te obliga a soltar el aire para permitir la sístole y la diástole. Sístole y diástole, sístole y diástole, sístole y diástole. Un calor nacido de ese acelerón se expande por tu cuerpo. Notas la energía llegar a tus brazos, antebrazos, manos, dedos. Mientras espiras, el calor se extiende.

Al quedarte sin aire, con el diafragma pegado a las costillas, sientes que las palpitaciones del corazón resuenan con mayor fervor. Ha llegado el momento de tomar otra inspiración profunda. Ocurre lo mismo. Te llenas tanto de vida en esa inspiración que te mueres. Lo que te permite vivir puede también privarte de ello.

Poco a poco, vas sintiendo que te despegas de tu cuerpo. Este se torna tremendamente pesado y queda hundido en la superficie material y algo de ti flota. Eres tú, es tu consciencia escaneando tu cuerpo, ella se escanea a sí misma. Ella es ella misma, el cuerpo es mente, la mente es cuerpo y ambos son consciencia.

Ella no es nada y lo es todo. Es vibración, es energía y, como tal, se mezcla con el vacío que pensabas que había a tu alrededor. No hay vacío, entre tú y yo no hay separación mi energía es también la tuya. Nos abrazamos en este espacio. Tú y yo somos lo mismo, la ilusión de la separación es, por lo tanto, eso, ilusión material de este plano. Cuando sientes que no eres, que solo hay consciencia y energía, que lo uno es lo otro… ahí se termina todo. No hay fragmentación, no hay ego porque no hay persona, ni dualidad en ese plano que no sé cuál es.

Ya no necesitas de nada ni de nadie porque lo eres todo. Estás en la fuente porque tú eres la fuente. Manifiestas y te es dado porque todo lo que necesitas está aquí y ahora, quizás en otro plano de la realidad pero está ya aquí.

Por fin abrimos los ojos y nos volvemos a encontrar, tu avatar y el mío, pero ahora sabemos que somos el uno y el otro parte de lo mismo. Nos volvemos a poner nuestros respectivos trajes de ego, ahora quizás más ligeros y menos apegados a la piel. Recuerda que te he dicho que te quiero muchísimo y tú me lo has dicho a mí, no con palabras, las palabras son limitantes, hemos compartido este sentimiento de rebosante plenitud y abundancia.

No hay lugar para el romanticismo en esta vivencia cuántica. Es y punto.

9 comentarios en “No te necesito, pero me encanta tu compañía: Tú, el universo y yo somos lo mismo, amor en expansión.

      1. Avatar de elrefugiodelasceta
        elrefugiodelasceta dice:

        Sí, depende del día, sabes algo de los viajes astrales? Ayer me quedé bloqueada sin poder moverme y casi casi casi sin respirar en un plano de no sé qué dimensión pero no estaba cerca, eso te lo puedo asegurar. Sensación de vínculo sí y sobre todo de no estar solo. Todo es mucho más de lo que parece ser, nuestro entendimiento mental consciente es demasiado escueto para comprender lo que hay más allá… y esto es sólo un atisbo, no puedo ni imaginar el más allá

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