A: ¿Y cómo es sentir?
B: Pues no sé… es como respirar, como vivir desde la naturalidad. Es recuperar algo que siempre ha estado ahí negado o mal gestionado, reprimido, obviado y escondido. Es sentir que ya no hay escisión entre la mente y el cuerpo, es estar alineado con una mínima disonancia. A veces se acrecienta, para eso hay personas dispuestas a escucharte y validar la película que te explicas a ti mismo siempre y cuando dicho guion (según las reglas actuales de ortografía los monosílabos no llevan tilde) se haya escrito desde la verdad propia. Yo no puedo saber cuál es tu plan de vida porque cada cual tiene el suyo. Es de una arrogancia inenarrable pretender saber lo que a otro le conviene. Yo sé lo que me conviene a mí y eso va cambiando en función de mi evolución personal. A medida que cicatrizan las heridas uno se va dando cuenta de sus propias concavidades, esos surcos que siempre han estado ahí, esos baches que han puesto del revés el vehículo, esos anhelos que han debilitado la voluntad. Van sanando, pero no desaparecen, imposible, las heridas las llevas siempre contigo y queda un remanente de hipersensibilidad al tacto. Duele menos, pero molesta.
No le debo nada a nadie. A la única persona a la que le debo respeto es a mí mismo. Si cumplo con esta premisa fundamental, el resto se despliega en abanico como una consecuencia de ello. Se instalan la armonía y el equilibrio en equilibrio de sí mismo que continúa haciendo malabarismos para no decantarse por lado alguno.
No hay demasiados problemas de comunicación, porque habiendo hallado la estabilidad en mí, no necesito que nada de fuera compense la carencia o el exceso. No preciso de salvador ni quiero salvar a nadie. La prepotencia, el orgullo y el reclamo caprichoso son solo un acto reflejo, el eco de una presencia que algún día estuvo bien instalado. Resuenan sus risotadas a lo lejos. Pueden volver y de hecho sin invitación se cuelan por cualquier agujero. No les doy la bienvenida, les prohíbo la entrada aunque a veces hacen zozobrar el navío y lo desvían ligeramente de su rumbo. Son gajes del oficio, no se puede navegar siempre por un mar en calma ni tampoco por un encabritamiento constante. Así, al mal tiempo buena cara, paciencia, compasión, observación y aceptación. Mucho amor hacia uno mismo, mucho perdón también. Amor no es ensalzamiento del ego como tantas veces veo. El ego es mente, solo percibe una parte de realidad desde un ideal, un «debeísmo» y una manipulación que siempre busca la obtención de algo, así sea una reacción de la otra parte. Ganar, tener razón, hacerse notar.
Mas todo esto es un discurso de la mente. Lo puedo explicar, sin embargo, la comprensión se teje a medida que uno atraviesa su propio desierto. Mis vivencias son mías y de nadie más, me sirven a mí. Hay mucho diálogo y una sobre explicación de algo que no se puede comprender más que con el cuerpo.
¿Cómo es vivir alineado? No puedo plasmarlo en palabras porque en el transcurso de la traducción se perderían una cantidad de matices que, si bien no alterarían el concepto, se dejarían los detalles, las insignificancias que terminan siendo de vital importancia. Y aun habiendo atravesado los infiernos del propio yo, una inconmensurable parte se queda en el tintero para que el siguiente viaje hacia el interior sea todavía más fructífero. A medida que uno se desarrolla personalmente, también se vuelve más sagaz el ego, encontrando nuevas y sutiles formas de agazaparse. Siempre en la oscuridad. Pasa de grotesco y tosco a ser agudo y alambicado.
El proceso de cambio es un desarrollo de la totalidad del ser y también del no-ser. La sombra se las ingenia para evitar ser alumbrada. Se huele, se percibe, se manifiesta bajo una forma jamás encontrada y entonces, hay que volver a empezar el proceso de acoso y derribo. Es cansino y también hermoso echar la vista atrás y ver el camino recorrido. Los desniveles desde aquí parecen verdaderos despeñaderos. Los momentos complicados que se cuentan en eternidades jamás duran más de cien años y no puedo decir que sea de soledad, puesto que se van entretejiendo en el entramado de la vida otras almas que transitan a tu lado.
Cada uno peregrina como puede, por donde encuentra una brecha y hasta donde le alcanzan las fuerzas y los pactos. La grieta por pequeña que sea, es suficiente para ver un poco de luz. Uno ya no está tan a oscuras. He pasado momentos terroríficos, realmente pavorosos y todavía queda en mi cuerpo recuerdo del trauma que no es más que un viejo conocido que se originó en la antesala del anteayer.
Mi palabra es la ley en mi vida, mis límites se van dibujando poco a poco a medida que se presentan situaciones que me confrontan. Cada vez siento menos miedo ante la perspectiva de poner los puntos sobre las íes. No quiero, no puedes, no. Sin gritar, desde la tranquilidad pero con la contundencia del no salido desde las entrañas. No.
Y no nos engañemos, la destrucción duele, no mola nada, el no dormir por meses, el sentir que la tierra se hunde, el no ser capaces de sostenerse a sí mismo. Duele muchísimo, dejar de comer y luego compensar con atracones como si no hubiese un mañana. Dejar de ser todo aquello que pensábamos ser para explorar otras posibilidades. Incluso físicamente, aquello que había construido durante muchos años, en cuestión de meses desaparece bajo una capa gruesa y no me reconozco. Las facciones cambian, la mirada, el brillo de los ojos, todo. No sabes quien eres, estás perdido en tu propio cuerpo, tu mente no es tuya, es prestada hasta que aceptas que todo es prestado por unos ínfimos instantes a los que llamamos vida. Duele de cojones, aterra de la hostia.
Así se siente sentir. Confiar en uno mismo, sentir el «sí» y el «no» en milésimas de segundo y actuar en consecuencia. Ese es el mayor aprendizaje que he tenido en mi camino, solo el mío, cada cual el suyo. Y sí, mucha ansiedad y con ella cantidades ingentes de pipas que cayeron por el camino. Que todo sea por una buena causa que se sostenga en el tiempo.
💕 …y venga a escribir de las cosas…
Deja de hablar de lo que te pasa y cuenta lo que te pasa. Cuéntanos de dónde viene lo que te pasa.
Con lo bien que escribes, cuéntanos lo que te pasa…🤗😘
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Cuando te leo siento un dolor que es casi físico, has emprendido un camino lleno de dudas, de problemas y de miedos. Crees que merece la pena, estás convencida de ello, y espero que tengas razón, pero siempre me dejas con la duda de si de verdad obtendrás algo de todo ese dolor. Si saldrás más sabia de ese camino.
Quizás mis dudas sobre tu camino sólo sean un reflejo de mis miedos, soy de esas personas que se miran con recelos al espejo, nunca tengo claro lo que puedo encontrarme al otro lado.
Un abrazo
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Cuando te leo siento un dolor que es casi físico, has emprendido un camino lleno de dudas, de problemas y de miedos. Crees que merece la pena, estás convencida de ello, y espero que tengas razón, pero siempre me dejas con la duda de si de verdad obtendrás algo de todo ese dolor. Si saldrás más sabia de ese camino.
Quizás mis dudas sobre tu camino sólo sean un reflejo de mis miedos, soy de esas personas que se miran con recelos al espejo, nunca tengo claro lo que puedo encontrarme al otro lado.
Un abrazo
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