Te propuse caminar de la mano trazando un nuevo sendero juntos donde no existieran el tiempo, la distancia o las suposiciones.
Te pedà que caminaras a mi lado y que poco a poco, ante la página en blanco sin senderos  ya trazados decidiéramos cual querÃamos que fuera el nuestro.
Expresé la necesidad de explorarte, descubrirte y conocerte sin lÃmites y topé con un sin fin de muros de hormigón. Interpusiste cercos, trincheras y mares y aun asà intenté sortearlos. Me di la oportunidad de comprobar lo que eras, te di la ocasión de mostrarte.
Manifesté mi requisito imprescindible para todo ello: la dulzura, la ternura y la apertura de mente. Hacer las cosas suavemente y de otro modo. Paso a paso y afianzando la distancia cubierta sin compromisos de por medio, sin obligaciones, sin tÃpicos tópicos.
Deseé que todo fuera diferente contigo pero todo lo hicimos al revés, todo fue entendido en su vertiente normal y mayoritaria y lo que sugerà acabó por tornarse en mi contra y te sirvió de acusación y justificación. Por desgracia formas parte de la masa. No sé qué destello vi en ti que me hizo pensar que, quizás, podÃas ser y querer ser diferente a lo de siempre.
No tiene sentido compartir contigo, desconoces el significado profundo del verbo. Tan sólo sabes tomar lo que te dan. Desatiendes a la persona e ignoras cómo dar o interactuar humanamente. Jamás podrÃas llegar a colmar mis necesidades asà que mejor no haber empezado esta página en blanco que hubiese terminado en borrón, energÃa desperdiciada y tiempo perdido.