¿Tenéis la sospecha de que vuestro hijo o hija, hija o hijo tiene el Atlas de Capacidades escondido?
Con el Atlas de capacidades no se bromea, es un tema harto importante. Si un niño o niña, niña o niño lo posee puede resultar traumático para toda la vida si no es detectado a tiempo. En cada aula puede haber un niño con dicho talento, aunque muy pocos están identificados. Muchos tienden a la desmotivación, rinden poco, se aíslan y al llegar a la adolescencia suspenden o abandonan los estudios porque tener un atlas escondido es el tesoro más preciado y el mundo a sus ojos se vuelve estúpido, insípido y desmotivante.
En principio siempre existen dos posibilidades: que lo tenga o que no lo tenga.
Estudios científicos de las universidades más prestigiosas de EEUU, afirman que es poco probable que vuestro retoño sienta atracción por los atlas si en casa nunca ha entrado uno o si los libros brillan por su ausencia. Tranquilos, si no habéis abierto un manual en vuestra vida, lo más probable es que vuestro hijo o hija no desarrolle la cleptomanía de los atlas que parece estar en auge en este siglo XXI. Aun así, manteneros bien alerta porque nadie garantiza que la niña o el niño no hayan sustraído el atlas de los vecinos, abuelos u otros familiares. Un niño o niña siempre es capaz de sorprender a sus progenitores. La primera evidencia sería que si no hay atlas en casa, el niño o la niña no lo haya sustraído. Sin embargo, si los vecinos, abuelos u otros familiares se quejaran de un robo entonces sería posible que vuestro cachorrito lo tuviera escondido.
La segunda opción es que, efectivamente, el niño o la niña lo tenga. Mirad bien en la estantería del salón, por si el atlas sigue en su sitio o no.
También pudiera darse el caso de que vuestro hijo o hija se hubiera procurado un atlas de fuentes externas, como nuestra Toñi. Preguntad en la biblioteca municipal o bien revisad el navegador de Internet. Aunque hoy en día con la deep web uno se puede procurar tantos atlas como quiera. Si existe la sospecha de que algo en ellos que no acaba de ser del todo normal, como por ejemplo que el niño o la niña se ponga a escupir ininteligibles cantidades de información, no deberíamos descartar que esté en posesión indebida. Cuidado con manteneros escépticos «¿Cómo va a tener mi hijo el atlas de capacidades?¡ Nah, imposible!».
¿Existe algún indicio en la personalidad del niño o la niña que pueda darnos pistas sobre la tendencia cleptómana?
No hay un único patrón de personalidad asociado a la obsesión por los atlas, es un tema harto complejo , más de lo que la inmensa mayoría tiende a pensar. Hay gente que solo tiende la ropa.
Sin embargo, estas son algunas de las señales a tener en cuenta:
- Curiosidad aguda
- Vocabulario avanzado para la edad
- Facilidad de aprendizaje y potencial intelectual muy alto
- Razonamiento rápido
- Liderazgo y confianza en uno mismo
- Gran memoria
- Creatividad
- Habilidad para adaptar o modificar ideas
- Observaciones perspicaces
- Persistencia en la consecución de un objetivo
Mi retoña, la Toñi lleva dándome pistas de su cleptomanía desde que nació. Empezaron a desaparecer objetos sin importancia como las muestras de colonia que te dan en las perfumerías. De la habitación de la niña llegaban vaharadas de extrañas mezclas.
Un día incluso, ella vio una palabra y nos pidió que le explicáramos qué era cada letra, y luego siguió preguntando, pero no eran preguntas tontas, no. Tanta curiosidad no era buena señal así que decidimos hacer aquello que nunca debe ser hecho hasta que se hace: rebuscar en la habitación de la Toñi. Esperamos un día en el que tuviera actividades extraescolares. Debajo del colchón relucía el atlas de capacidades. Allí estaba el arma del crimen.
Mi marido y yo nos miramos y sorprendidos nos dijimos «¿Y ahora, qué hacemos con esta chica?». Fuimos a una neuropsicóloga, que le hizo pruebas de inteligencia y también de la parte emocional y motriz. Luego, nos dio un informe que nos sorprendió un poco, diciendo que su nivel iba más allá de la capacidad sustractiva. Estábamos aterrados y al mismo tiempo muy orgullosos. A pesar de tener un activista en potencia en casa, la Toñi, al ser especial nos confirmaba que nosotros también lo éramos.
Si falta la enciclopedia y el niño o la niña muestran signos de perversión, os recomendamos que cuanto antes tratéis con un especialista mejor. Si bien, no será posible erradicar del todo los efectos del Atlas, por lo menos tendréis controlada la situación.