Más sobre los celos y su anatomía: Sacando la basura personal, calmando el apego inseguro, recuperación del centro personal y la tranquilidad.

«El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta.»
-Jacinto Benavente-

Cuando mi bicho personal (Humillación Pública: Espero que le sirva a alguien para salir de su vínculo afectivo sibilino.) empezó a triangular descaradamente y ya no tuvo el interés por mantenerme, pues me había acercado demasiado y o bien estaba aburrido de mi o bien podía desenmascararlo, cosa que ocurrió relativamente rápido (no subestiméis nunca la imaginación y creatividad de una mujer celosa), sentí la hiriente punzada en las tripas: El diálogo interno de los celos: El dolor que provoca el miedo, la envidia y la inseguridad. La baja autoestima.

Tomaron la forma de «ella», una desconocida que se mostró abiertamente interesada en «mi persona especial». Después de una pequeña e infantil crisis de angustia que compartí con el bicharraco (y que ahora sé que disfrutó grandemente pues fue el perpetrador de la misma gracias a la manipulación emocional por mi baja autoestima), me centré de nuevo y razoné. El mundo está lleno de personas y es natural que se puedan sentir atraídas por «mi persona especial» (JUAS!).

Ahora bien, lo que no es normal ni debería jamás permitirse es que la persona celada se sirva de las inseguridades para hacernos bailar la cabeza y aprovecharlas para redoblar el sentimiento de minusvalía. Y eso hizo. No sólo jugó conmigo, sino que atizó el fuego de «ella». Presa de la empatía, lo reprendí y le comuniqué que si no quería nada con «ella» tendría que ser claro, directo y sobre todo, dejar de profesar puntos suspensivos y amagar la posibilidad del loco que un día vino y lo hizo.

De nuevo, la cucaracha se lo tuvo que pasar en grande pues por una parte estaba yo, desesperada y montando pollos cada semana y por otra parte estaba «ella» deshaciéndose en halagos y completamente ciega sobre lo que estaba pasando. Obviamente, la chavala idiota no era, pero tal fue mi ignorante lectura por entonces.

El bicho subestimó la bondad de las personas, el poder del diálogo, la transparencia y la capacidad de resiliencia. Gracias a «ella» pudimos desenmascarar al gorrino y sabemos que lo que hacía con nosotras no cesará de hacerlo porque es su pasatiempos favorito ya que, quien no tiene que hacer, mata moscas con el rabo (o con lo que puede) y las ve caer, inertes, al suelo. Después pasa a otra cosa más lucrativa que es cazar luciérnagas o bien comerse una torrija.

Habiendo pasado el tiempo, recuperado mi tranquilidad, mi soledad y mi visión global no estando manipulada, el panorama se clarifica cada día más.

Los celos son miedo a la pérdida, esa es la verdadera anatomía. La pérdida de la persona «amada» o, más que amada, celada.

A día de hoy puedo afirmar rotundamente que los celos dividen a las personas (divide y vencerás), que dañan los posibles vínculos afectivos entre ellas e interpersonales, que son una poderosa arma de destrucción masiva, que dinamitan relaciones empezando por la relación con uno mismo. Cuando se activan, se activa el apego inseguro porque se despierta la herida del alma que llevamos en nuestro interior todavía sin sanar. Se incide en ella, se profundiza, se le echa sal, escuece, pica, se vuelve insoportable. Empieza una encarnizada lucha con uno mismo. La mente masculla una mierda new age sobre la trascendencia del ego: «tú no eres tus emociones, esto que te pasa es reacción, es tu ego, tienes que no sentir esto», pero el cuerpo responde «no me jodas, a mí me duele, se llame ego o higo, me duele, me duele». La mente conoce, mas no se alinea con el desasosiego corporal, la hipervigilancia se instala, las noches sin dormir, las pesadillas, la irritabilidad y tantas reacciones más que el que los ha vivido conoce.

Es posible trascenderlos, no obstante. ¿Cómo?
1. Lo primero de todo es aceptar que uno está siendo preso de los celos y no negarlos ni empezar una cruzada contra el contrincante, que no lo es como tal, sino que esa es la lectura que yo hice en su día.

2. Lo segundo es comunicarle a la pareja lo que te está ocurriendo de la forma más calmada y asertiva posible. «Cariño, tengo un problema y es que… sé que es cosa mía y lo estoy trabajando pero me siento …. cuando ocurre esto».

3. Si estamos en una relación sana, la pareja comprenderá lo que ocurre y, si quiere ayudarnos a superarlos, lo hará. No tiene ninguna obligación, ni falta hace exigir. Ahí veremos si queremos seguir con una persona que contribuye o no a nuestro bienestar mental, si es responsable afectivamente.

4. Si seguimos sin estar tranquilos pese a todo, si se instala la desconfianza, el dolor, el estrés entonces esa relación tiene los días contados (que en ocasiones puede prolongarse durante años). O explota la relación o explotamos nosotros con alguna enfermedad de base emocional porque el cuerpo habla pero si lo ignoramos entonces grita. Subestimamos el poder de la somatización.

5. Lo más importante, a mi parecer, es obviar los mensajes que hoy en día son una plaga de mierda que inundan las redes. El desarrollo personal se ha vestido de buenismo y uno se siente obligado a no sentir. El problema es que uno sigue sintiendo, pero lo niega. No aceptamos que seguimos siendo humanos, que no existe tal crecimiento personal si antes no aceptamos que somos humanos demasiado humanos, que somos infantiles, que somos soñadores, que creemos en los cuentos de hadas, que jugamos a ser el Dalai Lama sin antes haber pasado por una ruptura dolorosa. Queremos crecer pero no estamos dispuestos a crujirnos y caer al fondo del abismo porque seguimos temiéndole al dolor.

Entonces, como conclusión final, si sentimos celos deberíamos revisar nuestra relación con nosotros mismos y con el prójimo. Si estamos en tratamiento, es un primer paso dado hacia la sanación. Si no lo estamos, vale la pena sopesar la posibilidad de remendar nuestros agujeros desde el «yo» y no dejarlos en mano del prójimo. A veces, en el proceso de sanación, es necesario por no decir vital, separarse. En el camino hacia uno mismo, debemos ser capaces de alejar a todos los individuos que nos despiertan ese apego inseguro y que inciden en la herida de abandono o en la baja autoestima. Da igual si es el ego. Para poder trascenderlo primero hay que alejar a los que nos provocan recaídas y, poco a poco, al ir sanando, podemos empezar a abrir el círculo de contactos. Los mensajes con los que nos bombardean las redes sobre aceptación, trascendencia, la ley del espejo y del despojo, son el resultado final de AÑOS de desarrollo. No podemos pretender estar a la altura de esos dictámenes cuando no hemos transitado por los senderos tenebrosos que nos llevan a nuestros propios infiernos.

El poder reconocer que se está preso de la propia inseguridad, de la baja autoestima, del miedo al abandono, a la pérdida es fundamental para recuperar el control del centro neurálgico y eso solo se puede hacer aislando la «X», para los matemáticos que lean mi entrada.

Los celos siempre son propios y deben ser reconocidos como el síntoma de un síndrome endémico del cuerpo.

Espero que le sirva a alguien más que a mí.

9 comentarios en “Más sobre los celos y su anatomía: Sacando la basura personal, calmando el apego inseguro, recuperación del centro personal y la tranquilidad.

  1. Avatar de Moly
    Moly dice:

    De nuevo una entrada más para enmarcar. Gracias, mil gracias, porque sinceramente, me siento tan identificada que me asusta. Pero según leo, no sólo me veo reflejada, sino que encuentro respuesta a mil preguntas, y explicación a mil sensaciones y emociones que sentí, exactamente como describes.

    Me siento avergonzada por ello, pero sabia de ver que este estudio interno que estoy haciendo gracias a ti, a ellas, me permite explicar todo, casi todo, y entender lo que senti y estar preparada «por si».

    No estoy sola, eso deduzco. Así que si, amiga, tus entradas no solo te sirven a ti, sino a nosotras y a ell@s.

    Una vez más, gracias… no hay nada como entender ciertas cosas

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    1. Avatar de Tania Suárez Rodríguez
      Tania Suárez Rodríguez dice:

      Moly, no te sientas avergonzada, creo que somos muchos los que estamos o hemos estado ahí. Lo más importante y a lo que hay que aferrarse es a que ahora comprendemos. Y comprender es liberarse de la venda de la ignorancia que nos lleva al sufrimiento.

      Somos afortunadas por eso, por habernos dado cuenta a tiempo. Mucha gente pasa su vida con los ojos vendados y cayendo una y otra vez en los mismos errores. Pero ojo, que aunque nosotras seamos conscientes no significa que no sigamos cayendo (yo no dejo de hacerlo 😅). Sin embargo, hemos aprendido que debemos estar más atentas, ser más conscientes y, quizá lo más importante, valorarnos más para hacernos respetar y dar más importancia a nuestra dignidad.

      Un abrazo enorme, preciosa. 🥰😘

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    2. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Gracias Moly. Estamos en el mismo camino, el descubrimiento personal, el camino del héroe, la heroina… la única droga que tiene que surtir efecto, somos nuestras propias heroínas, nada ni nadie debería poder interponerse al cuelgue con nosotros mismos.

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  2. Avatar de Tania Suárez Rodríguez
    Tania Suárez Rodríguez dice:

    No podría estar más de acuerdo contigo; sobre todo y muy especialmente con la segunda parte de tu artículo. Como persona que ha (re)caído en su propio infierno (en tantas ocasiones que he perdido la cuenta), me parece una flagrante falta de responsabilidad la manera en la que se habla del trabajo personal, de autoconocimiento y de la indagación y profundización en nuestra sombra en revistas y medios de comunicación (por no hablar de las redes sociales). Como si fuera un paseíto al atardecer por un bello paseo marítimo. Con perdón a los lectores, pero eso es una PUÑETERA FALACIA. El viaje del autoconocimiento es ponernos (hablando claro) frente a frente con toda la mierda que tenemos dentro. No es fácil, no todo el mundo está preparado para ver más allá de su propia fachada y no es, ni mucho menos, rápido. Y quien diga lo contrario, miente. O se miente. O, más bien, las dos cosas. Cuando lo muestran como algo que puedes hacer (en esta época de la multitarea) mientras cocinas o haces spinning, la gente que de verdad tiene problemas no consigue avanzar y se acaba frustrando. Buscan la solución rápida y mágica y no la hay. Es un trabajo no solo de años: de toda la vida (o de varias, como mencionaste en otro de tus posts).
    Como bien dices, lo primero y más importante es cambiar el foco con el que miramos los problemas (llámalos celos, inseguridades, miedos, etc.): el origen no está fuera, no somos víctimas inocentes de lo todo que nos sucede. Muchas veces somos cómplices, bien por ignorancia, por ceguera autoimpuesta o por falta de información (paradójicamente en un mundo de sobreinformación). Hay que cambiar el chip, y vernos, mirar de verdad, hacia nosotros mismos. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué somos reactivos y reaccionamos como lo hacemos? ¿Cómo podemos entender para poder cambiar patrones?
    Y la somatización es algo muy, muy serio, como bien dices. El cuerpo nos habla constantemente; cuando no escuchamos, grita, cuando seguimos ignorándole, enferma (y a veces de modos irreversibles…). Por eso, todo lo que compartes, todo lo que dices, es de vital importancia para que empecemos a tomar conciencia y empecemos a transitar el camino que nos ayude a sanar el cuerpo, el espíritu y la mente.
    Un inmenso placer leerte, aprender de y contigo. Muchas gracias por compartir(te) tantísimo. Un abrazo enorme, guerrera de luz. 🥰😘🙏

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      OLE Y OLE Tania! Me encanta tu comentario! Sí, sí y un millón de veces sí. La era de la sobre información, desinformación, impacto rápido, titulares donde queremos las cosas para ayer… y el esfuerzo me lo paso por el forro. Y el dolor que no sea demasiado. Analgésicos, industrias… en fin! Seguimos escribiendo y sangrando mierda acumulada. Un abrazo enorme

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  3. Avatar de Rosario
    Rosario dice:

    Magnífico artículo !!!! «A día de hoy puedo afirmar rotundamente que los celos dividen a las personas (divide y vencerás), que dañan los posibles vínculos afectivos entre ellas e interpersonales, que son una poderosa arma de destrucción masiva, que dinamitan relaciones empezando por la relación con uno mismo.» Es cierto, totalmente! No subestimemos el poder poder de los celos que pueden invadir varios espectros de la vida, pareja, hermanos, compañeros. . . Me gusta como desvelas el motivo real de ellos: LA
    RELACIÓN CON UNO MISMO. Otra vez magnífico!!! que gran revelación! Acabando con una conclusión final que da una salida positiva para entender y trascender el dardo de los celos cuando nos alcanza. » Si sentimos celos deberíamos revisar nuestra relación con nosotros mismos y con el prójimo», Ja, la madre del cordero con todo lo que implica esta frase.
    Felicidades, a mí si me ha servido. 🤗

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Rosario! Pues muchas gracias a ti por comentar, celebro que te haya servido. Lo de los celos es algo muy humano, todos llevamos dentro una parte de sensación de carencia y necesidad porque nos sentimos incompletos y nos comparamos. Es así, pero es una falacia que está registrada en el inconsciente. Somos perfectos como somos y no tendríamos que compararnos con nadie.
      Un abrazo enorme e infinitas gracias por tu comentario!

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