«Alinearte con tu diseño humano no es llenarte de información sobre su chart, sino de usar, integrar y encarnar la información que ya tienes»
– Anónimo –

La mente empieza el baile diario: «Ahora que ha descubierto esto del diseño humano vamos a tener entradas para rato…prepárate para dos mil tazas de caldo «

Pues en efecto, la mente en blanco se prepara para conjeturar, inferir, recordar y enlazar con el acopio de información que ha ido acumulando a lo largo de toda la vida.

Según esta herramienta, estamos prediseñados para venir al mundo a hacer «algo». Todos tenemos una misión y, a modo de hormigas, cada persona tiene un lugar en esta sociedad, en este planeta, universo, etc.

Existiría un determinismo energético que dependería del momento que nacimos. En función del dónde y del cuándo nuestros cuerpos estuvieron expuestos a una lluvia más o menos intensa de neutrinos que, junto al alma que se encarnó en lo vemos, confeccionaron una suerte de entramado interno uniendo, desuniendo, activando y desactivando nuestros centros energéticos llamados chakras, dando lugar a tipologías de personas moldeadas para un lugar muy determinado.

El Diseño Humano toma en consideración lo siguiente:

• LA MISIÓN: que es aquello que vinimos a hacer a este plano y, después de haberle dado muchas vueltas explicaría la motivación de cada individuo y las agendas encubiertas inscritas en el inconsciente.
  Existen 4 tipos de misión muy diferenciadas entre ellas:
  
  • CUARTO DE LA INICIACIÓN
    El propósito de esta misión sería meramente mental. Se trata de personas que vinieron a expandir el horizonte mental y a explorar el uso de la inteligencia. La generación de ideas, la exploración y la trascendencia de límites son lo primero que me viene a la… mente.
    
    
  • CUARTO DE LA CIVILIZACIÓN
    Esta misión hablaría de la materialización de las ideas en el plano físico y vehicula la mente con la realidad. ¿Cómo se pasa de un plano ideal a un plano terrenal? De la dimensión inmaterial libre e infinita donde todo es posible a la materia y sus limitaciones.
    
    
  • CUARTO DE LA DUALIDAD
    El propósito último de este cuarto sería la búsqueda de vinculación con los otros seres humanos. El cemento y la cohesión de la humanidad, aquello que permite la transmisión de saber y de conocimiento imposible de plasmar.
    
    
  • CUARTO DE LA MUTACIÓN:
    Trataría de la transformación del ser individual al ser espiritual y quizás la última parada del viaje del héroe (haciendo un paralelismo con el tarot) donde el loco, habiendo hecho acopio de todo lo anterior, es capaz de desprenderse de todo lo aprendido, soltar y transformarse en espíritu de nuevo.
    

Si, y solo SI, (apelando a mi misión que se corresponde con el primer cuarto puramente mental) todo esto es cierto se explicarían cosas tales como:

• Las motivaciones reales de cada uno de nosotros. Eso a lo que llamamos neurosis también trataría de hacer visible nuestros centros en blanco.
  Tomando por caso la necesidad enfermiza de comprenderlo todo y la capacidad de recrear nuevas maneras de conceptualizar que siempre me han acompañado, mi misión pondría de manifiesto el interés acrecentado y asentado sobre la sed de conocimiento que no trata en ningún caso de ayudar (cosa que siempre he dado por supuesta aunque en el fondo realmente siempre hubo un remanente de duda sobre la verdadera naturaleza de este hambre) sino de comprender por el gusto de comprender sin que haya detrás ningún valor humano. Si de pasada ayuda a otros, miel sobre hojuelas, pero si no, siendo sincera, no me causa problema. La vestidura y el disfraz de altruismo es un concepto aprendido y asimilado como «bueno» pero habiendo leído la misión, se desnuda el buenismo y se reconoce como lo que siempre fue: individualismo. Trato de no sentir vergüenza, otra de las cosas embutidas socialmente. Ni bueno, ni malo, sencillamente debería ser aceptable.
  
  
• El centro mental en blanco junto con la misión de filosofar sobre el sexo de los ángeles, explicaría también la falta de determinismo y la volatilidad de las ideas. El no haber nunca afianzado una manera de pensar, sino que siempre he sido una picaflor yendo y viniendo de aquí para allá considerando todas las filosofías comprensibles pero nunca habiéndome decidido por ninguna.
  
  
• El centro del plexo solar que rige las emociones en blanco explicaría la esponjosidad a la hora de sentir y de empatizar con el prójimo. Saber quién está feliz, tenso, enfadado, saber leer lo que le pasa al otro solo sintiendo su emoción en cuerpo propio tendría todo el sentido del mundo asimismo como lo tendría este vacío emocional del que vengo preocupándome desde hace un tiempo significativo. El hecho de vivir sola me ha permitido sentir que no tengo altibajos y que si alguna vez los tuve no eran míos sino un reflejo del entorno. Yo sola soy más que estable, una página en blanco. La ira es generada por otro centro del que no tengo información, por ahora. La ira provocada por la tolerancia cero a la frustración sería un testimonio de la socialización más que del diseño propio.
  
  
• ¿La intuición es por tanto algo propio o la capacidad de leer a los demás emocionalmente? ¿…? preguntas, preguntas y más preguntas.
  
  
• El eneagrama explica lo visible, la reacción, el ego, pero no explica el porqué de todo ello. Sirve para darse de cuenta de la configuración del ego, pero no explica el temperamento con el que nacemos. Esto sí. Hay una capa de profundidad superior más de origen.
  
  
• Siempre se me ha considerado una amargada de la vida y solía ser descrita como la persona que tiene una inmensa nube gris sobre la cabeza. Crítica despiadada, siempre con el ojo puesto en aquello que no funciona, intentando arreglar desaguisados (pues no deja de ser la misión de servicio la que me mueve) la gente que nace con ella se encuentra profundamente insatisfecha. Con los años y el descubrimiento de otras herramientas como el eneagrama, he logrado apaciguar esta fijación, pero me doy cuenta de que durante un largo período de tiempo fui una tirana y todavía hoy se me va la vista hacia lo que chirría pero ya no me engancho con eso.
  
  
• Vivo absorta en mi propio proceso personal, sí, y es lo que me hace disfrutar un máximo. Si de aquí alguien puede sacar algo, me alegraré y si no, no pasará nada porque es este un tránsito momentáneo, efímero que se perderá en la inmesidad del todo y se reducirá a nada. Intentar penetrar cada una de las capas y coberturas egoicas, sociales, culturales, etc hasta llegar al origen de los males es lo que siempre me ha motivado.
  
  
• La presencia y el ego. Al ser generadora y tener muchos centros coloreados, tendría sentido ser una potente emisora de radio y haber tenido que elegir acompañantes menos ruidosos y más receptivos. La intensidad, el avasallamiento, el funcionar constantemente como una pila de litio imperecedera, la cantidad de energía desprendida al entorno… todo eso cuadra con la naturaleza generadora. La inseguridad en mí misma y la baja autoestima no han sido por lo tanto producto interno sino de la educación castradora a varios niveles. Se explicaría también el porqué de la agresividad reactiva y aprendida a nivel emocional, pero que no hubiese sido tal de haberme criado de otra manera.
  
  
• El supuesto de Piñuel de que la alta sensibilidad no existe y es tan solo una consecuencia de las personalidades altamente traumatizadas adquiere todo el sentido del mundo.
  

Hasta aquí puedo contar con lo poco o nada que sé. Antes de suscribirme a ninguna corriente, necesito ver que los axiomas podrían explicar lógicamente las observaciones, aunque estos axiomas sean del orden de lo divino y no se sustenten más que en «algo» que no podemos explicar… todavía. Quizás sea la última muestra de aceptación necesaria: aceptar que esto es así sin que haya un ¿Para qué?

No obstante, ha cambiado algo dentro de mí, como la aceptación de ciertas cosas que daba por supuestas y que no son de tal forma, por ejemplo ese altruismo enfermizo que me ha mantenido siempre con niveles de autoestima paupérrimos. No ando jodiendo al prójimo, si puede beneficiarse alguien mejor tal es mi cruz de servicio, pero que cada uno recorra su propio camino pues tengo que dejar de «ir a buscar a nadie» y esperar que los niños se acerquen a mí solo por emitir y vibrar en esta frecuencia.

Ale, mañana más sopa.