Dios y su creación: ¿A qué precio preservamos la vida?

Todavía no ha amanecido, de momento impera el silencio, bendito él. La luz del día no ocupa espacio. La noche otorga un respiro a los sentidos. Ha cesado el ruido y el frenetismo desbocado. Tregua. Todo se percibe con mayor nitidez y una vela es capaz de alumbrar el detalle. Me gustaría vivir en una época en la que las candelas respetaban los ojos, el silencio y su solemnidad se reafirmaba con rotundidad y el humano, a pesar de serlo, se podía mantener más fácilmente al margen.

Siento invasión y hartazgo. Hastío de las personas en general, del cada loco con su tema, de las ollas mentales a presión. Es así, se abre el telón de la segunda mitad de mí, aquella que necesita aislamiento, descanso, aquella que no tiene energía para continuar luchando. La conquista de la rendición del propósito, de los objetivos vitales. No hay meta, no hay nada que hacer más que seguir respirando y gestionar el uno mismo. Pausa.

Toca reclusión y asentamiento, digestión, integración, no me cabe más. A pesar de que el encabronamiento no sea tal, sigue habiendo incomprensión «¿Por qué todos latimos al unísono?». Me perturba la estupidez circundante, la propia también, pero menos porque es mía y no la veo con objetividad y sí con lógica. Supongo que es lo normal, cada uno en su película autogenerada. La mía pasa por el nudo de la microtrama.

Asceta y ermitaña, bonita combinación, incomprensible para algunos.

Las luces del alba despuntan en el horizonte. Un coche, dos coches, una moto, el pitido del tren a lo lejos avisa a los peatones de que no deben atravesar la vía ¿Es realmente necesaria esa impertinencia sonora que prevenga de algo tan obvio? Dejadlos que pasen cuando quieran, ya recogeremos los despojos cuando hayan sido arrollados. ¿A qué precio es la vida preservable? La vida a toda costa en detrimento del silencio, de la paz, de la tranquilidad para conservar a los incautos, a los despistados y a los imbéciles. ¿Para qué? ¿Para que estos sigan ensuciando, produciendo basura acústica a todos los niveles? ¿Para que continuen la cháchára del bla bla bla sin sentido aumentanda en decibelios mientras el tren les avisa de que no deben pasar la vía? Me voy a ir a vivir a Soria o a Castroverde de Cerrato.

Hay que protegerlos de ellos mismos permitiéndoles seguir existiendo. Estoy en favor de la ley de la selva, lo que no te mata, te hace más fuerte, precavido o vigilante.

El rumor de fondo sube de volumen y me pongo los tapones para evitar escucharlo. Flashes en el cielo nos anuncian que Dios debe de estar sacándose unos selfies para colgarlos de su cuenta de insta. La leyenda reza: «Yo y mi creación».

Apago y me voy.

6 comentarios en “Dios y su creación: ¿A qué precio preservamos la vida?

  1. Avatar de cenizasdeaurora
    cenizasdeaurora dice:

    Debían existir leyes para proteger el silencio, leyes funcionales, porque el ruido viola, destruye la privacidad. Te entiendo totalmente, acá el aire acondicionado te mantiene bastante aislada y ahora hay también puertas y ventanas a prueba de huracán que aislan completamente, pero hay otras cosas terribles aunque tengamos silencio. Todo es tan complicado para «vivir». Me revolviste la cabeza con tu entrada, maldita! 😘

    Le gusta a 1 persona

    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Uf… deberían existir tantas cosas que no existen… o sí, existen pero no se promocionan ni se promueven, eso quitaría mucho poder a los que viven de nosotros. Yo prohibiría los motores en general, tooooodo lo que hiciera ruido. Si se tienen que medir los miembros que lo hagan con un metro, a la antigua. Prohibiría los portazos, los gritos, los pitidos, las alarmas, los perros en las casas o pisos especialmente los perros lame coños, esos pequeños que tienen un ego descomunal y siempre tienen que dar la nota porque se sienten disminuidos, qué rabia me dan. Prohibiría los aviones, el uso de combustible porque sí. Prohibiría las duchas de más de 5 litros y legislaría para que el agua se recuperase para el inodoro aunque prohibiría los inodoros en general, el sistema de cagar dentro de agua potable no acabo de comprenderlo. Hay una cosa que se llaman baños secos mucho más respetuosos con el medio ambiente. Crearía un sistema de recuperación de aguas fluviales que aunque sean ácidas… por cierto… por qué son ácidas… ah sí porque el aire es una puta mierda… en fin… esta semana es de esas en que apago el teléfono y me voy a la selva. Un abrazo!

      Le gusta a 1 persona

Replica a cenizasdeaurora Cancelar la respuesta