Es extraña la sensación de no poder concentrarse. Soy una persona que vive concentrada y hoy, sin embargo, la visión se me ha nublado. Me he levantado conmocionada, emocionada y pedigüeña. Estoy avezada a la estabilidad interior matutina. La imperturbabilidad del comienzo del día deja paso a la reflexión objetiva de mente y seso vacío. Hoy es demente y sexo bacilo. Un filamento más o menos largo, (e)recto o encorvado. Este es el estreptococo, atrapa coco áureo, presente sobre la piel.
«Quiero, quiero, quiero»… aprieta, ahoga, ahora y aquí. Sí, es manipulación y sometimiento, pero dulcemente me perturba y me dejo llevar por una visión, un deleite un pelín goloso y peligoloso. El peritoneo y el perineo se me encogen, semen cogen también. El campo seméntico se me va de las manos. Así funciona mi jodida mente. Está juguetona, es una juerguista de sofá, le van las raves de las siete de la mañana.
Mientras me enajeno, la mente (se) parte en su imaginario… la isla, el calor, ese hombre que promete ser un apunte al margen que despunta al centro. Lo sé, reconozco los síntomas del estira y afloja. Ansiedad que se instala en las entrañas y me provoca locura y locuacidad. Veo asomar su perfidia (que no es una enfermedad sexual) mucho antes que la lengua bífida. Subrepticiamente se acerca, serpenteante, lúbrica toda ella; humedeciéndolo todo a su paso. La insoportable marraneidad del ser. Milan Kundera estaría orgulloso de mí con todos los usos que le he dado a su título.
Ya no me peleo conmigo ni con lo de fuera ni con la situación. El anzuelo es tan brillante como inalcanzable. Es perfecto y no me conviene, por eso mismo me imanta y me atrae con la fuerza de los siete vientos.
La mente se enrosca, se empecina, se obsesiona con esa visión. Se mete en un túnel que no deja pasar la luz. Lo sé, lo reconozco, siento la vibración de la locura, el diálogo interno me comanda, me devora. «quiero, quiero, quiero», me separo de mí y le presto la atención que reclama.
Sé que el tener opciones me desvincula de una sola. La diversidad crea el orgasmo, digo el órgano. Foco, coño: la necesidad crea el órgano, dijo Lacán. Lo desmintió Darwin, la mutación nos hace resilientes y más adaptados. Adaptación o muerte.
No busco opciones ni pociones porque me tienen que encontrar ellas a mí de forma natural. De cazadora y casadora ya hice. No me vale extender la red de pesca, siempre pican los menos idóneos y al mismo tiempo los perfectos para abrirme los ojos. Esta vez no le doy la espalda a la verdad, tampoco el pecho. No niego la necesidad subyacente tan a flor de piel. Ahí está reluciendo para mí, para todos, es tan obvia que ciega.
No cierro los ojos para escuchar la melodía, me encanta verlo y no sé por qué. No obstante, me tapo los oídos y observo al director de orquesta con su varita mágica, muy mágica. De ella sale polvo de hadas y todos tocan al unísono una armonía celestial. Dulce de leche, mate de remate, jaque mate que no me mate. Lo maté yo.
No, querida, esta vez no. Piensa en verde, mejor en blanco, joder… todos los colores conducen a Roma, a su aroma.
Hipocresía antidrogadicción, ven, únete. Así empieza el vierrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrnes.
LEEEEEEEESSSSSSSSSS GOOOOOOOOOOOOO
«quiero, quiero, quiero…» 👌
Feliz viernes Asceta 🤜🤛
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Gracias, estoy un poco a tope! Un abrazo Antonio, a ver si me hago un hueco para zambullirme en tus historias, en un folio!
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Quiero, Quiero, Quiero …es la la llamada de la loba, que no te extrañe;) es luna lena. ¡Estás viva! ¡Abrazos!
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AUUUUUUUUUUUUUUUUUU… bueno, de loba poquito eeeeeeh! Pero sí, estamos vivas! Un beso tan lleno como la luna!
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💯 feliz sábado 🌞
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