Previously on El Refugio del Asceta…
Gracias a las numerosas horas de terapia, a mi tribu de la luz, a las danzas cada vez más salvajes, a mi Estrella, a mi brisa marina enfurecida y a Ari, tomé consciencia de que el escorpión me había estado llevando hacia la oscuridad y, a la vez, protegiendo de ella en un baile de extremos que otrora malinterpreté como locura.
Ahí se erigía mi designio. Ya me lo dijeron las cartas en numerosas ocasiones: gracias a haber transitado por el inframundo de las sombras y haber renacido como una salvaje, podría ayudar a otros a salir de las tinieblas. Sentía un interés por todo lo mórbido y lo oscuro como si lo opaco me cautivara sobremanera y no pudiera evitar sentir una atracción enfermiza. Ari me dijo que por ello atraía a todo un séquito (nada sequito, sino bien embebido) de alimañas. Aprendí de ellas, de sus jaque mates, de sus tejes manejes en la sombras y de sus pestilencias recubiertas de perfume barato de cuarta destilación en un alambique oxidado. Ahora lo que huele a humo conduce indefectiblemente al fuego al que ya no acudo a menos que se me llame desde la necesidad puesta en evidencia con las cartas boca arriba sobre la mesa.
Empecé a sentir que una fuerza mayor que la de la ciencia operaba en una dimensión paralela. No tenía por qué ser tenebrosa, tan solo enigmática y ciertamente perturbadora. Me aislé y cerré las puertas de mi vida a cal y canto. Para suplir la miseria de la soledad no elegida, muy diferente a la libertad que confiere la propia soledad escogida, medité mucho, muchísimo y, como consecuencia, retomando el inicio de esta historia, se me abrieron otros canales de entendimiento de los cuales ya fui consciente en algún tiempo remoto.
Las piezas del puzzle empezaron a encajar casi por arte de magia. La inspiración divina me rozó con sus yemas una tarde de febrero en el cementerio local. La muerte me provoca un llanto incontenible, aunque no conozca a los difuntos. Anduve por el camposanto observando las fotografías de aquellos que fueron y se fueron. Imaginé sus vidas, la concavidad que dejaron al abandonar el tablero de juego y quizás un cierto sentimiento de liberación en la progenie. La fidelidad al clan es lo que tiene, hasta que no se mueren uno no respira tranquilo.
Al llegar a casa y tras una ducha caliente, me senté a meditar y, tras tres horas, me partió el rayo de la clarividencia. Yo estaba en la tierra para limpiar el linaje femenino de mi familia. No sé a santo de qué me vino aquella nítida certeza. No podía ser de otro modo. Tenía que cambiar el curso de las relaciones intergeneracionales e interpersonales por eso nunca fui esposa, ni madre, no podría serlo hasta que no cortara con la podredumbre, desvelara los secretos de mis ancestras y despejara despojando los pellejos de las que antes hubieron practicado magia negra, para defenderse sí, pero magia negra al fin y al cabo.
Y se abrió suavemente la cripta embrujada de Maya. Del mismo modo que yo, había innumerables seres humanos que durante milenios habían estado despertando de la inconsciencia. Poco a poco, la sociedad occidental iba retirando el velo del olvido y accediendo a una frecuencia vibratoria mucho más alta o quizás fuera en sentido contrario, nos íbamos volviendo cada vez menos densos.
Maya me confió su enigma en un susurro al oído una noche de octubre. Juro que no fue un sueño ni un señuelo:
«Cada uno de vosotros viene a cumplir un propósito divino y los que ya han despertado conocen su doble identidad. La terrenal es pura fachada: abogados, médicos, profesores, arquitectos, basureros, compradores, marineros, etc. La etérea es la identidad de la quinta dimensión, es la identidad del alma y es también la que expresa sus particularidades porque, tal y como ocurre en las colonias de insectos, cada uno de vosotros está diseñado para algo muy específico y por ello nacéis con unos atributos individuales. Unos saben leer la mente, otros son mediadores entre los seres de luz y los humanos, otros tienen facilidad para la sanación, algunos son como Orfeo, pero todos podéis canalizar mensajes puesto que sois un canal de energía a través del cual estáis conectados con la madre tierra y con el universo. Cada uno puede acceder a La Fuente a través de la meditación.
La comparación humana es absurda y preguntar el porqué es del orden de la estupidez que rige al escepticismo del que todavía no ha hecho acto de fe. No podéis entenderlo todo, pero sí podéis guiaros por el para qué. Aquí reside el secreto de la escisión del mundo: el que necesita controlar y el que acepta ciegamente que no controla nada más allá de su propia reacción.«
El primero querría saber el porqué de todo pensando ser artífice de su vida, lo entendí con celeridad pues estuve en dicho bando durante casi cuatro décadas. También fui presa de una ternura inenarrable por los «hacedores». Me compadezco de la persistencia, de los numerosos cabezazos contra los muros, me veo y, por lo tanto, soy capaz de verlos. No me río aunque me divierta la escena. Es como trasladarse a su estado y comprender cada pensamiento, cada resistencia y la obnubilación de la materia.
El segundo, más maleable, se siente seguro en la vaguedad. No hay mayor peligro que la deriva bajo el lema «Dios, el Universo, proveerá(n)», pues si bien es cierto, también es una excusa a la que se acoge la liviandad y la falta de esfuerzo. Los extremos se tocan. Tanto la rigidez como su antónimo son excesos que conducen a la parálisis. El justo medio para cada uno y puede ser injusto para nuestro semejante, pues cada uno está diseñado para lo suyo y lo de nadie más, es la clave para avanzar sin demasiado esfuerzo.
Entonces, ¿Cuál es el punto justo entre lo terreno y lo etéreo? No hay respuesta absoluta, cada uno tiene que agudizar los sentidos para saber distinguir entre lo que es probar y lo que es insistir demasiado. Yo me entreno para sentir cuándo ha llegado el momento de deponer las armas y rendirse ante la evidencia de una fuerza superior que grita «por ahí no es, si no has aprendido la lección sigue hasta que puedas verlo por ti mismo».
Esa misma fuerza es la que abre y cierra los caminos por los que transitamos. Las mayores resistencias son las que nos avisan de que estamos entrando en terrenos equivocados. Físicamente tropezamos con esa piedra que, con la perspectiva adecuada, acaba por verse como una roca. Ahora veo mis rocas y me llevo las manos a la cabeza exclamando «¡Madre mía! ¿Cómo no las viste?» Igual que no podemos ver el mundo viviendo en él, igual que no podemos ver nuestras expresiones faciales a menos que estemos delante de un espejo. Así, tampoco vemos nuestra contumacia capricorniana cuando estamos convencidos mental y lógicamente de que ese es el camino a seguir porque nos enseñaron que dos más dos son cuatro.
Nada tiene que ver con la lógica más que la gramática básica: sujeto + verbo + complemento. Articular frases inteligibles es el único razonamiento que nos debería preocupar, el resto es onanismo mental y acto de fe. Lo «cientificamente demostrado» es puro acto de fe o es que ¿Alguien que no pertenezca a la comunidad científica tiene la suficiente capacidad matemática para comprender la demostración? Que se me disculpe la osadía, pero decir amén a lo científico es tan absurdo como cualquier otro gesto que se haga desde la creencia y no desde la comprobación personal. Lo único real para cada uno de nosotros es lo que experimentamos y que los cartesianos no me toquen los cojones con las pajas filosóficas porque ahí también reside el mal de occidente: pensar. Pensar que cuerpo y mente son dos cosas diferentes. El experimentado en meditación sabrá que el cuerpo es la mente y el inconsciente se anida y se anuda a nuestras articulaciones y yace bajo la piel.
Maya dijo «No persigas el porqué sino trata de sentir el para qué aislando la mente».
Colorín colocado el colocón se ha terminado.
Buen colocón…
«Aquí reside el secreto de la escisión del mundo: el que necesita controlar y el que acepta ciegamente que no controla nada más allá de su propia reacción».
Te fué revelado algo muy elevado.
Cada uno venimos a trascender algo, nunca es tarde.
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Colocón sí, desde luego. No sé si se revela algo o bien uno encuentra la respuesta donde siempre estuvo: muy dentro. Creo que llevamos dentro todas las respuestas y a medida que caminamos, se nos van revelando las realidades y estas tienen muchas capas.
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No salgo de mi asombro cuando te leo, maravillada de lo que nos comunicas, aunque me incomoden ciertas cosas, como eso de que estemos diseñados, como si fuéramos una máquina, una pieza de engranaje en en un mecanismo mayor y eso como que no me encaja; ya sabes Algodoncito, soy rebelde y me siento viva y como también sufrí, en su momento, una apertura en el cráneo ( y no, no quiero controlar a nadie, en lo que crea o deje de creer, que ese es el caso, aunque, a veces, inconscientemente lo haga, soy humana y según vivo aprendo) el caso es que para mí que somos cocreadores de eso que llamamos realidad, aunque solo sea la nuestra pero somos parte de algo Vivo. Hay una carta muy hermosa que a mí me también me abrió en su momento quizás el entendimiento a ese concepto de Maya, se trata de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios, cuando me llegó dejó mi corazón y mi vida patas arriba. Para mí es es la fuente eso: el amor incondicional ;))) Me tomo la libertad de dejártela por aquí porque es muy hermosa, me refiero a la carta. Un abrazo enorme, tú también estás en mi corazón. Besos
«El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios. En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.»
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Gracias mi Estrella preferida. El amor… ay el amor! Está siempre solo que lo llamamos de diferente modo.
Yo no sé si estamos o no diseñados para algo, es lo que voy viviendo y aquí lo recojo, ya sabes, es una manera de compartir con otros que quizás estuvieron antes o estarán después en este mismo punto. Nada es inamovible, especialmente la opinión que de la vida se tiene. Un abrazo y mil besos!
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Tienes toda la razón del mundo, besitos.
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