El inviernillo de Sant Jordi: Las antipodas del veranillo de Sant Martín. La reinterpretación de la festividad de Sant Jordi, nada de dragones. El día del libro y la rosa es mucho más sutil.

¡Joder qué puto frío hace! Juré no hablar del tiempo, es algo que me descompone, pero ¡Joder qué puto frío hace! No voy a entrar en si es o no normal, en que si el cambio climático esto, lo otro o lo de más allá. No, sencillamente dejar constancia de este frío para, el año que viene, poder acordarme de la temperatura del 2024 y no decir «es el primer año que hace tanto frío en abril».

Todavía recuerdo que nevó en cotas bajas en el 2023, en febrero. En el 2022, hizo un frío de cojones también en primavera, como este año y es que parece que el invierno se haya instalado tan dulcemente que no quiera alejarse. Es como uno de esos seres que te sorben la energía con su presencia.

Aunque para Sant Jordi suele llover ya que, «en abril aguas mil y para mayo cada día un rayo».

Dicen que en un lugar de la mancha, con otra de mora se quita, que un clavo quita otro clavo y que hubo una vez un dragón que quiso comerse a una princesa y llegó un caballero llamado Jorge y le clavó una lanza en el pecho liberando a ese pueblo que manchó los rosales y desde entonces le crecen rosas rojo sangre. Las mujeres desde entonces regalan libros a los hombres: «¡Toma, cenutrio, instrúyete un poco y aprende a tratar a las mujeres!» Y yo que siempre pensé que era una festividad machista porque a los hombres se les regalaba el acceso a las letras cuando en realidad era una indirecta muy directa. Si es que no hay nada como interpretar la realidad de una u otra manera.

Las mujeres se hacen las sorprendidas cuando les toca una rosa de su amado. ¡Ay, querido, qué detalle has tenido! A cambio, ellas ofrecen letras y más letras, cada año igual y todo sigue del mismo modo porque los libros pasan a formar parte del mobiliario del hogar. En las estanterías lucen los títulos de los últimos años: «La sabiduría del eneagrama», «El hombre en busca de sentido», «los hombres son de marte y las mujeres de venus», «Las mujeres que corrían con los lobos», «Anatomía oculta», «La cábala», etc. Claros signos de que la relación se está desvirtuando. Ella en busca de respuestas, él en busca de evasión.

Ella quiere que él la lea, la mire, la vea, sea más profundo, más romántico y esté más emocionalmente disponible. Ella necesita que él se abra más, que hable, que comunique. Él no necesita nada. Divergencias vitales, algo yacía quebrado en el fondo y, con el tiempo, se abre un abismo entre estos dos mundos como lo hace la temperatura, el veranillo de Sant Martín y el inviernillo de Sant Jorge. ¿Cómo el yin y el yan? No, como el ying y el yang no, como el polo norte y el polo sur… en extremos opuestos que no se atraen, ya no.

8 comentarios en “El inviernillo de Sant Jordi: Las antipodas del veranillo de Sant Martín. La reinterpretación de la festividad de Sant Jordi, nada de dragones. El día del libro y la rosa es mucho más sutil.

  1. JascNet dice:

    Hola, Montse.

    Pues yo, como en muchas otras cosas, tengo que ser un extraterrestre. Prefiero regalar un libro que una rosa y prefiero hacerlo cualquier día del año; siempre se me olvida el Día del Libro (aunque ahora, con la turra que dan en todas partes, es más difícil).

    Está claro que las pantallas han sustituido al papel, pero lo peor es que los libros han quedado como adornos de estanterías vacías.

    La verdad es que estoy dejando de regalar libros, porque la cara con la que me miran parece que les regalé un delito.

    De todas formas, FELIZ DÍA DEL DRAGÓN QUE LEE. 😉

    Abraaazoooo

    Me gusta

  2. El Onironauta dice:

    Los hombres también queremos rosas, En fin, a parte de la reivindicación florar, Aquí en vez de San Jordi vino un tal Jorge, con prefijo de santo también y arremetió contra la lagartija alada que andaba por ahí pululando, de la sangre del bicho salio un drago. Como no se puede ir regalando dragos por ahí terminamos comprando libros a todo el mundo, tampoco está mal hacer peregrinación a Icod a ver al drago milenario moribundo que tenemos agarrado con andamios de obra y que tanto le gusta ver a nuestros turistas.

    Me ha encantado la mezcla de refranes.

    Magnos sueños.

    Le gusta a 2 personas

Deja un comentario