CARTA A NINGUNA PARTE DE REMITENTE DESCONOCIDO

Vago, divago por esta vana y vasta avenida

que con un fúnebre manto el frío invierno reviste.

La primavera ensombrecida extingue y arrebata

el rabioso ritmo del resplandor resquebrajado.

El austero silencio entierra dudas excesivas,

anhelantes las sonrisas se perfilan vacías,

retumba tiránicamente el eco de tu ausencia.

La oquedad de los llantos se derrama en este pecho

desprovisto de corazón extirpando a su paso

de mis entrañas tu presencia presente pasada,

desenmarañando tu falso nombre de mi pelo

y anegando la mirada de lágrimas enjutas.

No estás, te fuiste, me dejaste abandonada, sola

y al saberte ausente con mayor ahínco te impones.

Recuerdo que debo olvidar tu forma adulterada,

personaje histriónico, sobreactuado, fingido.

efigie fantásticamente falaz, impostor.

No eres más que la representación mayoritaria.

Hombre de las cavernas que platónicas no son

que se cree merecedor de la más fina miel

Mi perla más preciada la desprestigiaste.

No olvido, sin embargo, el recuerdo de la mentira

que tan acarameladamente me encandiló.

En una noche como esta mis versos conquistaron

tu taciturna imperturbabilidad insondable

A la mañana siguiente a penas alcancé

a recrear la calidez de tu aliento en mi nuca.

Por la tarde los celos, la angustia y la vanidad

mancillaron el lecho del amor agonizante.

A medianoche y enfermo me empujaste al abismo

de las acusaciones injustas. Nos extinguimos.

De humo se nutre la falsedad de los cuentos de hadas,

tan sólo queda el polvo de princesa destronada

y de las promesas que faltaron a su palabra.

Caminos trazados sobre la arena que ante

el mar se esfuman y ni rastro de ellos queda.

Nos faltó aprender que el arte de amar viene

con el tiempo, con el cambio, con la sabiduría.

Que la fruta madura endulza el amargor

de nuestra existencia irremediablemente heredada.

Que compartir causa un mayor deleite al alma

Hubiéramos recorrido juntos el infinito del más allá

con nuestras manos entrelazadas.

Sólo quise contemplarte como el agua clara

y sin embargo enturbiaste la tranquilidad de mi goteo.

prendiste las luces de bohemia de esta plácida alma

La tinta de luz de mis versos se tiñe de sangre

Los sueños se desperezan al despuntar el alba

Los recorridos que creímos converger, divergen

Aspiraciones truncadas y jarrones quebrados

que jamás encontrarán su forma original.

Abrazo los tres pilares del amor absoluto

confianza, respeto y libertad incondicional

Déjame quererte aunque sea en la sombra invisible

de algún polvoriento rincón del olvido ya que

no alcanzaron los versos a curar la enfermedad

pues este rencor se vierte cual veneno en la sangre.

Delirios de grandeza ante mi se exhibieron

Y al final de lirios mi maltrecho amor se acompaña

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