Una película que recomiendo sin duda alguna y cuya sinopsis dice así:
«La vida de Katja se hunde cuando su marido y su hijo mueren en un atentado con bomba. Tras el duelo y la injusticia, llegará el tiempo de la venganza. »
¿De qué va la peli? Pues de lo anterior pero hay maneras y maneras de explotar cualquier tema. Fatih Akin es una apuesta casi segura pero también podría haber sido un bodrio Hollywoodiense de cualquier otro director.
En la sombra es una película sobre muchas cosas. No sólo habla del racismo, al que nos tiene ya acostumbrados el director, discurre sobre los prejuicios, la pérdida, la (in)justicia de las leyes y el deseo de venganza.
PREJUICIOS:
Yo la primera. Al empezar a ver la peli pensé «joder, una de moros» y me dio muchísima pereza. Me chocó la pareja del enlace matrimonial. ¿Por qué? Pues no sé, supongo que porque en mi cerebro una alemana blanca de ojos azules no puede contraer matrimonio con un «moro» (que resultó ser turco). Lo digo tal cual porque así lo pensé. No pienso en lo que es políticamente correcto decir o escribir. Si estas palabras dañan sensibilidades pido disculpas pero son necesarias para llegar a mi objetivo.
En segundo lugar, la boda se lleva a cabo en la cárcel por estar él recluído. Y mi cabeza no puede evitar pensar «un par de malvivientes, seguro que esto acaba mal. Tiene todos los ingredientes para acabar fatal». Otro factor que inclina mi tendencia a pensar así son los tatuajes de ella y las pintas de drogadicta (desnutrida hasta un punto extremo de delgadez incluso me costó reconocer a la actriz.) Una Diane Kruger demacrada hasta decir basta.
Y cúal fue mi sorpresa al ver que no sólo no pasaba nada de lo que me temía sino bien al contrario. Una pareja que se vio separada por causas ajenas a ellos. Entonces y retrospectivamente me pregunto yo ¿Por qué pensé de este modo? PREJUICIOS. Aunque neguemos que los tenemos, éstos están presentes en nuestra programación social. Y sin siquiera darnos cuenta, nuestra mente reacciona a ciertos estímulos como la mía lo hizo frente al cuadro inicial. No puedo creer que luchemos contra el racismo y todo lo que está bien dicho/visto socialmente si nosotros mismos somos incapaces de darnos cuenta de que los prejuicios están ahí por el simple hecho de haber nacido en una sociedad que tiene un bagaje cultural y una historia. Nuestra programación es así y a menos que seamos plenamente conscientes de ello no podremos luchar contra éstos. Por supuesto meto en el saco la igualdad de hombres y mujeres, racismo, nacionalismos y todo aquello que se nos pueda ocurrir y que tenga que ver con las apariencias.
No sé si fue intención del director poner al espectador en tal posición mental. Supongo que en una película así nada es fortuito y todo obedece a un guión extremadamente bien planificado. Por esta parte, me sentí manipulada como lo haría Hanneke.
LA PERDIDA:
El dolor de la pérdida que muestra el personaje de Katja hace que automáticamente me sienta culpable por haber sido tan «nazi». Buenísimo el contraste de incriminación y culpa posterior por ver ese desgarre que muestra la actriz. De repente me veo en situación y pienso ¿Qué haría yo en su lugar?
El consumo de estupefacientes que al principio del metraje hubiese sido duramente juzgado (por mi cabeza) se vuelve nimio e incluso justificable. Cada cual recurre a lo que puede para apaciguar el alma, supongo. Por lo tanto, prejuicio derribado al entender la tesitura del personaje.
Primera pista: para derribar los prejuicios el ser conocedor de los hechos nos flexibiliza la mente. ¿Podría por casualidad la cultura ser una arma contra lo establecido?
LA (in)JUSTICIA:
Las leyes son interpretables para eso están los abogados. No entiendo cómo alguien puede desempeñar un trabajo como la abogacía y dormir tranquilo por las noches (acabo de detectar un nuevo prejuicio). Si esta película se combina con la serie «Damages» (que estoy viendo actualmente por segunda vez) no sorprende en absoluto el veredicto final. Soledad y desamparo ante la Justicia. Las leyes conforman el marco de referencia dentro del cual uno debe actuar socialmente pero dicho marco es ajustable y no todo el mundo es igual ante la ley. Lo vemos en la película, en la serie y en las noticias del día a día.
Si no se hace justicia y el sistema es el responsable de sembrar y perpetuar los crímenes. ¿Qué nos queda como individuos?
EL DESEO DE VENGANZA:
Un desenlace propio de Hanneke de nuevo. La quietud final.
No obstante, hay que destacar la decisión final del personaje entre lo que iba a hacer y lo que finalmente hizo. Un golpe maestro, en mi opinión, que pone de relevancia la vacuidad del hecho en sí. Es decir que la venganza por la que se opta es totalmente vacía y sólo responde a la rabia creada por el mismo sistema pero no deja rastro y de repente todo desaparece sin dejar ni significado ni relevancia. Es totalmente vacío y sin sentido y uno se pregunta y todo esto ¿Para qué? Mi respuesta es que para nada en absoluto. Es un hecho más como tantos otros que desaparece de la memoria del colectivo y no sirve para nada. Es una manera de terminar sin dejar huella o rastro, es una venganza perdida que ni trasciende ni apacigua, sólo extermina.
Un desenlace potente que de nuevo me hace dudar de si estoy ante una peli de Hanneke. Fatih Akin ha logrado hacer que desempolve conceptos tan incómodos como lo son los prejuicios y que tan segura estaba de no tener y que me los replantee.
Decir que este film trata sobre el racismo es quedarse corto. Abarca mucho más, hasta donde nuestra mente de espectador quiera profundizar porque es una película con varias lecturas posibles y tan honda como uno la quiera ver. Da la posibilidad de ponerse en entredicho uno mismo y eso es un toque maestro que ocurre demasiadas pocas veces con el séptimo arte. Pues sí, en este caso puedo calificar el cine de este director de ARTE en mayúsculas pues no sólo invita sino que obliga a reflexionar sobre cuestiones cuyas respuestas están automatizadas en nuestras cabezas. ¿Es usted racista? NO, POR SUPUESTO QUE NO pero ante un estímulo las respuestas son automáticas como lo han sido las mías.
No digo que todo el mundo sea igual ni que la película pueda tener el mismo efecto sobre los unos como sobre los otros. Sólo digo que para una mente tan precaria y anclada en estereotipos como la mía, el film ha representado una bofetada magistralmente dada y me ha hecho sentirme producto del establishment social. Lo digo con cierto rubor en las mejillas puesto que nunca me he considerado especialmente anticuada o retrógada ante ciertos temas pero me he dado cuenta que, sin querer, soy víctima de lo que está socialmente bien visto porque nadie quiere ser tildado de «racista» , homófobo, clasista, machista, etc en los tiempos que corren.
¿ O no es así?
Otro punto para la reflexión, para una próxima ocasión, es si nos dejamos llevar por las corrientes progresistas (no sé bien bien cómo calificarlas) como lo son muchos de los debates y luchas de actualidad, a saber: la lucha por la igualdad de sexos, igualdad de derechos gays y lesbianas, igualdad de oportunidades, contra la violencia de género, etc… ¿no estamos cayendo inevitablemente en el extremo opuesto de los prejuicios? Es decir que abanderando todo lo anterior, ¿no estaríamos socialmente inducidos al otro extremo y por lo tanto, puesto que una corriente progresista pero socialmente bien vista, estamos incurriendo en el mismo error pero del otro lado?
Como ya he dicho, será un punto para una próxima reflexión.