Retomo pues el hilo de las reflexiones suscitadas por la película «En la sombra» ¿no estamos cayendo inevitablemente en el extremo opuesto de los prejuicios? ¿no estamos socialmente inducidos al extremo opuesto y por lo tanto, puesto que es la actual una corriente progresista pero socialmente bien vista, estamos incurriendo en el mismo error pero del otro lado? Me disponía a intentar entender o por lo menos encontrar una respuesta a lo que estamos viviendo hoy como individuos y como colectivo. ¿A qué me refiero con «lo que estamos viviendo hoy»? No es fácil encontrar las palabras justas porque todo nace en un sentimiento de hastío personal que proviene del incremento de frecuencia de pequeñas observaciones.
Mi punto de partida es la afirmación siguiente: «nos hemos pasado de rosca socialmente». Cualquier afirmación que contenga ciertas palabras como racismo, negro, chino, moro, hombre, mujer, violencia de género, homosexual, gay, maricón, puta, retrasado, anormal, enano, marimacho, lesbiana, bollera, etc. hace saltar las alarmas de algún colectivo. Son muchos los frentes que se abren y se entrecruzan en mi mente cuando reflexiono sobre todo esto. Se me hace demasiado complejo poner en orden los conceptos y acaba siendo un batiburrillo de cosas que me vienen a la mente. El origen de este texto parte de que hay algo que me molesta profundamente y no tengo UNA explicación para ello sino un conjunto de ejemplos para los que no puedo encontrar un significado global.
Cualquier palabra o expresión será cautelosamente analizada por el colectivo al que hace referencia y se determinará si daña en modo alguno la sensabilidad del mismo. Mi impresión es que el radar es demasiado sensible, se retoma la expresión y, habiéndole dado una vuelta de tuerca, se acaba tergiversando el mensaje original o incluso pasando por alto el significado de fondo del mismo y desviando la atención hacia la forma que éste toma prestada. No es importante lo que se dice sino cómo se dice. En cierto modo el cómo se dice es importante para que el fondo del mensaje llegue convenientemente al objetivo por lo tanto cuidar las formas es esencial si lo que queremos es comunicar y hacernos entender. Si soltamos lo primero que nos viene a la cabeza de cualquier manera, el fondo será correcto pero las formas no siendo las adecuadas, levantarán inevitablemente protestas y el contenido se perderá en detrimento del continente.
Estamos ante la lucha desde varios flancos por la normalización de conceptos que hasta la fecha han sido prohibidos o tabú. Sin embargo, esta lucha constante que sin duda es la que puede hacernos avanzar como sociedad, tiende a adoptar aires circenses cuando se extiende a los grupos que acuñan las causas. Siempre me ha molestado el día del orgullo gay, por ejemplo. No entiendo por qué motivos hay que hacer un escándalo si lo que se pretende es hacerse respetar como individuos con gustos distintos a los de la mayoría. Me molesta que todo se convierta en un espectáculo con fuegos artificiales y que salgan en pelotas a la calle a protestar por sus derechos. Porque esta es otra, si alguien quiere protestar todo pasa por ponerse en bolas y llamar la atención. ¿Queremos igualdad? Mujeres en pelotas y a correr. ¿Que queremos luchar contra el hambre en el mundo causada por las grandes corporaciones? Pues nos ponemos en pelotas y a correr encadenados a alguna cosa. ¿Que protestamos contra los tabues sociales? ¿Pues que mejor manera de hacerlo que quedarse en cueros? Por no hablar de la recaudación de fondos (calendarios en pelotillas), protestas de los ciclistas (es la variante en cueros pero en bici), protestas por una vivienda digna, activistas femeninas protestan desnudas, remeros en bolas protestan y los ejemplos se vuelven innumerables cuando a uno le da por buscar en la red.
Dichas revueltas colectivas se vuelven grotescas y ridículas. Todo este espectáculo apesta porque no proviene de una lucha desde el intelecto sino que se mediatiza y queda en un vacío ofreciendo una satisfacción mediática más que la obtención de resultados. No hay unos argumentos de peso que apoyen al hecho. De haberlos son éstos los que se deberían mediatizar y en cambio en la lucha por el share los noticieros aprovechan la jugosidad de los hechos para la obtención de mayores índices de audiencia. El resultado es que sea cual sea el canal que sintonice, los hechos objetivos se acompañan de toda una parafernalia que lo único que consigue es la caricaturización del colectivo y la normalización del desnudo como forma de protesta. No sé si lograrán el objetivo que persiguen pero lo que sí están consiguiendo es que el ponerse en pelotas sea tan normal que llegrá a considerarse una condición necesaria como muestra de desacuerdo.
Por otro lado la sociedad está tan compartimentada y etiquetada que siempre se acaba ofendiendo a alguien. Es como si se aplicara el mismo principio de categorización que en Internet. En buscar por categorías y el resultado de las categorías cruzadas.
Otra de las cosas que me molesta es la utilización de la simbología para diferenciarse. Si uno se suscribe al pensamiento underground entonces tiene que, indefectiblemente, llevar signos y marcas exteriores que lo contextualicen: tatuajes, crestas de colores, piercings o dilataciones, etc y cuantas más tengas, más extremista eres. ¿Para qué? El ser partidario de una filosofía, el tener unos valores, el estar de acuerdo con un pensamiento no implica que haya que tatuárselo en la piel. Si a uno le gusta una frase en particular, le gusta y punto no hay necesidad de escribírselo en la frente. Mi teoría es que el que se lo escribe en donde sea es para reflejar, dar a conocer al resto, construir una identidad de marca personal para el resto. A mí no me cuadra, igual ando errada, de que las marcas externas son para uno mismo. Las marcas externas están precisamente enfocadas hacia el exterior para ser percibidas por otros. No importa el objetivo de la muestra sino que el hecho de mostrar es para que nos clasifiquen desde el exterior y por ende forma parte del mismo circo anteriormente citado.
No sería importante todo lo anterior si no estuviéramos ante la paradoja más disparatada de la actualidad. Luchamos y protestamos contra unos preceptos establecidos para un avance social pero desde una simbología perteneciente al orden antiguo. Sin duda alguna, para hacer que las mentes retrógradas entiendan hay que hablarles en su idioma pero sin olvidar que estamos antes una nueva era y habría que reinventar un idioma adaptado a la misma. Creo poder asegurar con certeza de que todo pasa por la eduación de las nuevas generaciones. Una educación rica en aspectos cívicos fundamentales para el bienestar común, rica en idiomas puesto que cada lengua moldea el cerebro de una manera determinada, una educación basada en el respeto más básico, en una educación que no pretenda igualarnos y estandarizarnos sino realzar las diferencias individuales y hacernos entender que las diferencias son la mayor riqueza de un colectivo. Creo que estamos yiendo por el camino equivocado y contrario a todo lo que debería hacerse para afrontar los nuevos tiempos. Por falta de presupuesto y prefiero no determinar la causa, por falta de profesionales o porque los profesionales forman parte de un estilo de enseñanza del pasado, porque los padres de las nuevas generaciones también provienen de una manera de hacer arcaica los resultados mayoritarios son devastadores.
Estamos en una época en que todo vale, un momento de relativismo total en el que todo se puede explicar y justificar y lo que no, no pasa nada mientras a mí no me afecte. Y lo digo porque yo también acabo pensando así. Todo este tema es complejo y debería tratarse punto por punto porque unos temas llevan a otros. En este caso he empezado hablando de prejuicios para derribar en la lucha de los mismos enfocando todo desde una perspectiva educativa. He pasado en diagonal por la educación dirigiendo la atención a lo que debería ser y en lo que debería ser he visto unos problema de índole sociales, culturales, polítcos y por lo tanto presupuestarios. Lo que toca ahora será profundizar en los aspectos de las educación e intentar aclarar el panorama educativo para ver hacia dónde nos guía lo que vamos encontrando por el camino.
Continuará…
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