Todos hemos tenido desavenencias porque es natural no estar de acuerdo en todo. La comunicaci贸n no violenta se debe cultivar porque no es algo que se nos ense帽e en las escuelas, por desgracia. Y lo dice una persona a la que le cuesta aplicarse las normas porque en el momento de rabia y de ceguera, recordar por encima de la autodefensa el amor, es complicado.
Aqu铆 dejo el dec谩logo de las buenas discusiones, esperando que le sirva a alguien:
- Buscar el momento adecuado
Mejor en persona y cara a cara en un entorno tranquilo y sin prisas. Expresar enfado o hablar de las cosas importantes y aprender a comunicar desde el 芦yo siento禄 - Escuchar y empatizar
Permanecer atento a lo que la otra persona dice. Se debe mostrar inter茅s por comprender su realidad, su realidad m谩s profunda y no c贸mo nosotros percibimos su realidad desde nosotros. No podemos comprender totalmente la neurosis del pr贸jimo porque no es nuestra pero s铆 que podemos mostrar inter茅s por comprender haciendo preguntas. As铆 el otro se siente escuchado y no ninguneado. - Respetar los turnos de palabra
No dejar terminar a la otra persona de hablar es una forma de invalidar su discurso y de ningunearla. De esta manera se est谩 comunicando a la otra persona que sus palabras no tienen la menor importancia y por lo tanto que esta persona no importa ni tiene el m谩s m铆nimo inter茅s por saber c贸mo se siente. - Criticar las conductas y no la persona
Desde el 芦cuando haces esto, me siento as铆禄 y nunca desde el 芦eres o has hecho que me sienta as铆禄. Se llama responsabilidad afectiva propia. El otro jam谩s puede hacernos sentir de ninguna manera. Nosotros nos sentimos como nos sentimos porque cada uno tiene sus neuras - Aceptaci贸n
La otra persona tiene su propia mochila emocional y eso es lo que marcar谩 las diferencias entre ambos y la manera de ver las cosas. - No atribuir intencionalidad
Cuando nos sentimos heridos por otra persona solemos atribuir a los dem谩s intencionalidades negativas pero lo cierto es que los que nos hieren no ten铆an la intenci贸n de herir. Nosotros nos sentimos heridos por esa mochila que acarreamos. Es bueno revisar el porqu茅 de nuestras reacciones emocionales - No dejar que el enfado hable por nosotros
Hablar no es gritar ni ironizar. Es importante no usar el sarcasmo que es una manera de invalidar al otro. Todo esto puede causar una actitud defensiva en la otra persona y lo que pretend铆a ser un espacio seguro se puede convertir en un espacio hostil. - Pensar en el v铆nculo que une a ambos
Para discutir siendo un equipo hay que tener presente lo que se es. Seguramente se trate de una persona a la que se quiere mucho, no es el enemigo y el esp铆ritu de equipo tiene que palparse. Se juega en el mismo campo y no desde una posici贸n individual. Lo que ocurre es que al sentirnos heridos percibimos al otro como el agresor y nos ponemos en posici贸n de v铆ctimas porque no hemos curado lo que ten铆amos que curar. Seguimos respondiendo de manera irresponsable.
- Hacer autocr铆tica y pedir perd贸n
Dejar el orgullo de lado y pedir perd贸n o disculpas. Cuidado con las pedidas de perd贸n porque se puede convertir en un h谩bito que perpet煤a la irresponsabilidad. Si cada vez que herimos a alguien pedimos perd贸n estamos pidiendo permiso para existir. Si el otro nos perdona, le traspasamos la responsabilidad a 茅l. A veces podemos decir 芦gracias por disculparte pero no te perdono, ve con m谩s cuidado la pr贸xima vez禄. - Recalibrar la relaci贸n
Si las discusiones se repiten y este m茅todo no funciona es que a lo mejor estamos poniendo energ铆a donde no toca o con la persona equivocada. A lo mejor es la persona correcta pero no es el momento de coincidir. En este caso aceptar que hay que marcharse es importante y saber que va a doler pero que por el bien de ambos hay que deponer las armas y dejar de luchar por algo que, de momento y a menos que cambie la tendencia, no puede ser posible. Irse de un lugar con ganas de quedarse, duele. Dejar de coincidir con una persona con la que se pensaba que se iba a conectar toda la vida, duele. Reconocer que uno se quiso muy poco por querer m谩s a otros, duele. Reconocer que se intercambia la propia felicidad para el beneficio de otros, duele. Pero es un dolor necesario para reconocer que cada uno de nosotros tiene su valor y aceptar que merecemos ser escuchados y respetados. Crecimiento con dolor y aceptaci贸n.