Se juntaron el hambre y las ganas de comer e implosionó el mundo. El Big Bang sería una broma que pasaría a los anales de la historia como una tarta de manzana recién horneada.

Iba la escuálida hambre tranquilamente desesperada en busca de alimento, cuando se cruzó con una obesidad túrdula. Casualmente, córrase la u de una posición y léase causalmente, esta era la palabra del día en la rae.

La esponjosidad, lozana toda ella de perversidad, se le antojó a la delgadez la criatura más hermosa del planeta. A la carencia le puso palote la gordura y la quiso para sí misma como se desea un helado de tarta de manzana recién horneado.

A la oronda corpulencia la flacura la hizo flaquear y la deseó para sí misma como se desea un helado de tarta de manzana recién horneado.

CONCLUSIÓN:
Delgadez y gordura buscaban el helado de tarta de manzana recién horneado. Palos opuestos se atraen, dícese equivocadamente. Polos iguales se buscan.

En este mundo del Big Bang nada es lo que parece pues en realidad subyace todo lo contrario y viceversa.

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