Mi pesadilla convertida en chiste malo: El despertar exclamando ¡Joder! ¿En serio?

Al que esté inmerso en la incomprensión, que se le haya caído el mundo encima, que esté perdido, hipnotizado y, en definitiva, se sienta inerte, vacío y sin ganas de vivir, le digo: Dime, ¿Con quién andas? ¿De quién te rodeas? ¿Esta oquedad sale de dentro realmente o está perpetrada desde fuera? ¿Has sido una persona alegre o con tendencia a la depresión?

Esta es mi historia, mi pesadilla y, al mismo tiempo, mi salvación de un mundo que siempre se me antojó como demasiado peligroso donde todos los depredadores están al acecho y saltan a la yugular en cuanto bajas la guardia. Y así fue. Es el mío, como el de tantas otras personas, un lamentable relato de desempoderamiento, de humillaciones y vejaciones, de faltas de respeto y confianza orquestadas en primera persona (yo) y, por extensión, en tercera del plural (ellos). Lo que permites una vez, se repetirá hasta que no tomes conciencia de ello.

Ellos, siempre ellos. El mundo, mi mundo, su mundo. Las palabras crean realidades, en efecto, y de tan poca cosa que me creí, terminé por atraer a mi vida personas que me veían como yo me mostraba. Una persona cuyo manto de agresividad era tan solo una manera de compensar el miedo a ser herida, la inseguridad, la minoría de edad mental, la dependencia afectiva, la vulnerabilidad que apestaba. Muchas y profundas lesiones ciegas o tapadas inconscientemente subyacían bajo este cuerpo y esta mente brillante capaz de atar cabos sueltos en cuestión de segundos.

Atraje pues a toda una colección de personajes de los bajos fondos del infierno por una sencilla razón: tenía que superarlo y trascender poniendo fin a una saga familiar de enfermedad mental, manipulación, hijoputismo exponencial, dolor, agresividad, maltrato y violencia pasiva. Ese era y sigue siendo mi destino en esta vida, lo tengo clarísimo. Para ello, he tenido que pasar por muchas experiencias que no tenían ningún tipo de sentido. No comprendía cómo cojones los elementos más sórdidos y la locura más absoluta venía a mí aún estando a miles de kilómetros de distancia. En serio que fue acojonante.

Puedo relatar las diferencias vividas en primera persona entre un narcisista, un loco esquizofrénico, uno o varios manipuladores de pacotilla al uso de nuestros tiempos, el parasitismo de los «trepas» y la guinda del pastel: el psicópata integrado sin alma, sin emociones al que le da absolutamente igual todo, que no conoce el miedo, la angustia, el dolor y que se divierte jugando con su comida: tú. Tú que sí sientes, seguramente porque eres una persona rebosante de emociones, eres alimento de estos agujeros negros, vampiros, que en realidad te necesitan para ellos seguir viviendo una existencia vacía y aburrida. Las cosas las hacen porque sí… o mejor dicho ¿Por qué no? No existe la lógica ni la razón sino el y ¿Por qué no? ¿Por qué no salir del tedio jodiendo a alguien? ¿Por qué no lo que sea? No hay nada detrás de esa sin razón. Porque sí. Y eso es lo que cuesta de comprender al ser humano de base, al que tiene valores, al que tiene ideales, al que se sabe amar como la única finalidad, al que toma al ser humano como una finalidad en sí misma y no con una agenda encubierta de succión y alimentación del vacío y aburrimiento vitales.

¿La triada oscura? La triada no, yo me llevé al infierno entero joder… Iñaki Piñuel, gracias por tanto trabajo realizado, ahora me convierto en embajadora de la luz contra las fuerzas del mal porque pasar por el túnel ha sido tremendamente doloroso y largo, casi cuatro décadas de lo más doloroso e incomprensible para un cerebro racional en constante búsqueda de lógica.

Sé que el cuerpo es el que tiene que comprender y muchas veces por la impulsividad y la neurotización del individuo, hablo por mí, no dejamos reposar ni digerir aquello que tiene que integrarse para el aprendizaje. Eso nadie nos lo explica y, sin embargo, es de perogrullo. En un caso como el de la manipulación emocional, no hay que integrar nada, sencillamente el cerebro no comprende qué le está pasando, especialmente en el momento del descarte cuando en cuestión de minutos te dicen «adiós muy buenas y gracias por la propina». ¿Hola? Ahí es cuando uno se queda atónito. ¿Qué coño pasa? Pasa que es una estrategia más de refuerzo. Es de una lógica aplastante: porque sí. Responde al porque sí o ¿Por qué no?, vamos a jugar un poco con la comida.

A esto hay que añadir la triangulación y el harén personal del que se rodea para tener danzando a varios bolos alimentarios al mismo tiempo. Que no te lleven los demonios, es así de lamentable, hacer malabares con las vulnerabilidades ajenas que, naturalmente, son fuente de desprecio. «Pobres humanos, qué poquita cosa que son, cómo los hago bailar, qué magnífico que soy, un fuera de serie». ¡Y sí! Hasta que uno se da cuenta y, de repente,… se cura el dolor de la incomprensión. Como por arte de magia se repara el hueco doloroso que llegaba hasta las entrañas. ¿Arte de magia? NO, no es magia es que has comprendido lo que es la manipulación, no hay nada de real en tu estado anímico, es todo artificial igual que lo son los maravillosos meses que acabas de pasar con tu alma gemela, es decir contigo mismo. No existe tal persona, no tiene entidad propia y con ello ha de vivir el resto de su vida.

El caso que me ocupa es de libro, de manual, algo tan obvio ahora que me siento avergonzada, pero que es necesario exponer en este muro de la vergüenza personal porque forma parte de mi historia y, seguro, de las experiencias de otros que pueden estar ahora mismo tan desconsolados y perdidos como yo hace tan solo un par de días. Hay esperanza pero hay que currárselo. Libro amor zero para empezar el tratamiento y TODOS los vídeos que podáis de Iñaki Piñuel y de todos los que hablen de las personalidades sin alma.

A mí se me encendió la bombilla al ver la secuencia lógica siguiente: Mensajes en una botella

1. Eres un ser especial para mí

2. Compartimos tantas cosas en común

3. Compartimos los mismos sueños y esperanzas

4. Compartimos las mismas inseguridades

5. Eres alguien maravilloso (y sus derivados dependiendo del esperpento)

6. Nunca he sentido por nadie lo que siento por ti

7. EL ZASCA FINAL: somos almas gemelas.

Con esto y un bizcocho, junto con tu vulnerabilidad momentánea de estar pasando por una ruptura, pérdida, divorcio, enfermedad, lo que sea, ya tienen el terreno fértil para implantar la semilla de la confianza y las esperanzas de la víctima. Son como enfermedades oportunistas que esperan el momento de inmunodeficiencia para colonizar la mente. Visto así es parasitario y lamentable. Uno se hace cruces y se flagela por haber caído en las redes tan obvias. PERO lo esencial no es el autocastigo, lo esencial es el examen de conciencia y la autosuperación personal.

La pregunta correcta es ¿Cómo es posible que un «ser» tan despreciable, posiblemente infecto y abyecto mentalmente y, por extensión físicamente, sea capaz de tener este poder sobre mí? ¿Qué tengo que curar de mi pasado?¿Cuáles son esas heridas tan obvias para los depredadores que permiten dejar pasar un sinfín de experiencias, en creciente traumatización?

Es todo un proceso de examen. Hay que ir a terapia durante mucho tiempo para matar a todos los fantasmas del pasado. Sanar los vínculos familiares heredados, matar al padre y a la madre mentales aquella imagen que tenemos de ellos y que es la que no nos ha permitido recibir amor, hay que perdonarlos porque no supieron hacerlo de otra manera. Hay que perdonar a todos los ancestros y a todos los desgraciados, pobrecitos, que nos hieren porque ellos, tampoco lo supieron hacer de otra manera. Hay que hacerse valer, comenzando por comprender que nosotros tampoco lo supimos hacer de otra manera y que, ahora, podemos hacerlo de otra manera porque estamos despertando la conciencia y comenzamos a comprender qué es eso del amor propio que en nada tiene que ver con el ego. NADA QUE VER.

Con esto doy por zanjada mi aventura del conocer a seres oscuros y deambular por los corredores de las tinieblas. Ha sido, sin duda, una experiencia de vida que pretendo poner al servicio de la humanidad si es que ese fuera mi sino y desde la humildad más profunda. Si se me puede utilizar para hacer el bien, que así sea.