Las 20 banderas rojas: Sal de ahí corriendo. Lo que no debería permitirse nunca de nadie, la escucha de uno mismo. Reparando el alma.

«La base de la autoestima es la coherencia entre nuestros valores y pensamientos y nuestros actos»

-yo-

SAL CORRIENDO DE DONDEQUIERA QUE ESTÉS: Tan solo es necesario el segundo de coraje. Cierra la puerta y corre. Reserva el miedo, la tristeza y las lágrimas para luego. Ya repararás, de momento, corre lo más rápido que puedas. Seguirás queriendo o amando, dolerá, pensarás, odiarás, olvidarás y recordarás que olvidaste. Le buscarás… seguro que sí y todo estará bien. Ahora, corre.

Apártate ante:

  1. La primera falta de respeto. Para reconocer la falta de respeto primero debemos tener los límites muy claros.

  2. La primera humillación o descalificación en público aunque sea «de broma». Siempre se empieza inocentemente y se va normalizando la falta de respeto. Tener una lista escrita con lo que es tolerable y lo que no, puede ser de ayuda. Es importante observar cómo hemos sido tratados de pequeños porque si nos faltaron al respeto nuestros padres, lo más normal es que tengamos mayor tolerancia ante las faltas ajenas, pues ni siquiera nosotros mismos sabemos cómo respetarnos. Observarse a uno mismo es tan importante como observar a los demás. Si nos descalifican es porque nos descalificamos nosotros mismos y, por supuesto, nosotros también ofendemos a otros. Primero y fundamental, mirarse a uno mismo. «Como es adentro es afuera»

  3. La primera amenaza. Sin diálogo no hay relación de ningún tipo. Las amenazas tan solo sirven para crear el monstruo del miedo, neurotizar para poder manipular mejor.

  4. La primera manipulación o intento de manipulación. ¿Cómo se sabe cuándo te manipulan? Porque empiezas a no reconocerte, te ves presa del miedo, de la inseguridad y tus actos y pensamientos ya no provienen de ti, ya no los sientes. Las personas con alta afabilidad se mimetizan fácilmente con las personas, temen no gustar y buscando ese amor, suelen confundirse con su interlocutor. Es de vital importancia reconocer este mecanismo del ego para hacerlo consciente. El miedo a no ser queridos les impulsa a aceptar prácticamente cualquier condición. El uso y el abuso están garantizados. Importante de nuevo aprender a trazar límites.

  5. A la primera duda. Especialmente si uno duda de lo que ha visto. La disonancia cognitiva es la distancia que aleja lo que hemos visto de lo que pensamos que hemos visto, es la incompatibilidad entre comportamientos y actitudes. Esto sería, por ejemplo, lo que nos dicen (promesas o lo que sea) y lo que hacen. Si empiezas a dudar, tápate los oídos, no leas, no escuches y observa.

  6. Cuando dice una cosa y hace otra. De nuevo, tápate los oídos y agudiza la vista. No dudes de lo que ves, lo reconocerás por los actos. No te mientas, por mucho que quieras creer en tu propia mentira. Lo que ves, lo que te provoca la observación, es lo real. Siempre tenemos tendencia a pensar «¿Y si es cosa mía? ¿Y si mis emociones son mi responsabilidad?». Sí, son tu responsabilidad pero si las acciones del otro te hacen sentir mal, debes alejarte para curar lo que en ti está errado o bien exponerlo asertivamente ante la persona y reconocer que eso te duele. Si le importas, te ayudará a curar, si no, irás sintiéndote de mal en peor. Pueden tener tendencia a decir «te lo imaginas, es tu fantasía, esto no está pasando». Es posible que no esté pasando, pero lo que SÍ está ocurriendo es que te sientes mal. Ánclate en tu percepción, ese es el punto seguro e inamovible, no te dejes llevar a la deriva.

  7. El primer trato de indiferencia. Esto formaría parte de las descalificaciones y ninguneo.

  8. Cuando habla mal de todo y de todos. Signo que debe servir para ponernos en guardia. Observar cómo trata a los demás porque cómo los trate a ellos, nos tratará a nosotros. Si es desde la condescendencia, paternalismo, desprecio, ira…

  9. Cuando desaparece durante días tras enfadarse y vuelve como si nada. Aparece sin explicación y ya no es cuestión de dar explicaciones o de justificaciones, es cuestión de respeto por el otro. No, no sirve el «tú lo has provocado», por mucho que provoquemos un alejamiento, que la dependencia afectiva puede llegar a provocarlo, nuestra responsabilidad es la de poner punto y final a lo que sea que nos esté llevando a dicho extremo. Esto es un signo de inmadurez emocional o de algo mucho peor.

  10. El primer desprecio por sutil que sea. Por ejemplo, un detalle cualquiera que haya sido ninguneado.

  11. La primera lágrima derramada por esa persona, por el dolor que nos hace sentir. Cuando lloras y le da igual, te trata con frialdad, crueldad y sin compasión. ¿Que está desconectado? No pasa nada, que se conecte, pero lejos de ti y que vuelva cuando haya reconectado con su esencia, si es que eso es posible. A veces, y hay que aceptarlo, estamos ya tan lejos de nosotros que el camino de vuelta es imposible. No estamos aquí para salvar a nadie de sí mismo, que cada uno se salve solo. Estamos aquí, sin embargo, para salvarnos a nosotros mismos y conectar con aquellos que estén en la misma frecuencia vibratoria.

  12. El primer ataque de celos. Los celos suelen ser mala señal y si no hay voluntad de trabajar en la autoestima propia, no hay sanación posible. Asegúrate que no estás provocando los celos para obtener una atención que no estás recibiendo activamente de esa persona. La mente es traidora y el inconsciente más. A veces triangulamos para despertar el interés en el otro, a modo de amenaza pasiva. Si tienes que hacer eso para obtener atención, cuestiónate a ti mismo/a y observa cómo vas de amor propio.

  13. La primera mentira. Todos podemos omitir la verdad o seleccionar lo que sí compartimos y lo que no, especialmente cuando acabamos de conocer a alguien. Es natural e incluso sano no desparramar nuestros secretos con el primero que llama a la puerta. No obstante, cuando la relación adquiere un cierto grado de seriedad, y para ello hay que analizar el nivel de implicación de las partes, exponer heridas, traumas y emociones es muestra de compromiso afectivo. Es una invitación al mundo personal y un deseo de que nos conozcan profundamente. Es abrir las puertas a nuestra intimidad y fomentar el vínculo afectivo.

  14. Al primer NO, no respetado. En este caso, no significa no. Cuídate de que realmente sea así. En muchas ocasiones, por nuestras propias debilidades o porque somos presas de la manipulación afectiva, pensamos y decimos «no» y somos incapaces de respetar nuestras propias palabras. Un «no» debe mantenerse firme. ¿Es posible cambiar de opinión? Depende de si las reglas del juego son respetadas por ambos. Un «no» puede ser «sí» SOLO Y SOLO SI hay un cambio de actitud REAL, no basado en palabras, sino en hechos SOSTENIDOS EN EL TIEMPO. De nuevo, tápate los oídos y observa. Desconfianza relativa y estate muy conectado a la intuición. El cuerpo no miente.

  15. La primera discusión sin reconocimiento de sus errores. Una relación es siempre cosa de dos así que existe siempre una acción y una reacción. Así sea que reaccionemos debido a nuestras heridas no sanadas todavía, siempre estará la voluntad de cambio y de evolución. Alguien que no quiere reconocer sus errores hace gala de orgullo y superioridad moral. Pregúntate si quieres a alguien con esa unilateralidad en tu vida donde siempre tendrás que ceder tú. Ahí hay estancamiento y lo que se estanca, muere. La vida es un constante fluir de energía.

  16. Cuando jamás pide perdón o presenta sus disculpas. Cuidado con este punto porque hay mucha lágrima de cocodrilo suelta. Una persona que realmente siente haberte herido, logrará explicar sus acciones desde su dolor, desde su herida y desde el «yo siento», «me he sentido», «sentí que…». Alguien que es incapaz de conectar con sus emociones, con su miedo, con su tristeza, su ira, su alegría o su asco, no podrá conectar con las tuyas. Sal de ahí porque el conectarse con uno mismo es condición sine qua non para mantener un trato humano entre humanos.

  17. Cuando te sientes culpable de todo. Averigua si ese sentimiento de culpabilidad es propio o inducido. Podemos llegar a sentirnos culpables cuando lo anterior no se cumple. Es decir que si la persona nunca reconoce sus errores, nunca se muestra afligida por tus emociones ni por las suyas propias, tendemos a responsabilizarnos nosotros de todo. Siempre hablando desde un perfil de alta afabilidad. El que quiere gustar demasiado, el que mendiga amor (y no pasa nada por reconocerlo), el que piensa necesitar amor de fuera siempre será dependiente y esa dependencia le hará responsabilizarse de todo cuanto acaezca

  18. Cuando te alejan de tus seres queridos. El proceso de aislamiento permite una mejor manipulación porque uno no puede comunicarle a nadie las condiciones en las que está viviendo

  19. El primer insulto, o descalificación así sea de broma también. No, dos personas que se respetan no alimentarán un trato chabacano entre ambos, ni siquiera de broma.

  20. Cuando tú ya no puedes ser tú en la relación. Ya no te reconoces en el espejo.

LÍMITES OBVIOS O NO TANTO DEPENDIENDO DEL GRADO DE INFATUACIÓN Y AUTOENGAÑO

La primera prohibición sobre tu libertad así sea sobre cómo vistes o de quién te rodeas.

Cuando te ofende y se burla una y otra vez

La primera crítica sobre tu físico o demasiadas alabanzas en torno al mismo.

El primer signo de violencia externa: arrojar objetos, golpes en la pared, puertas, etc

El primer empujón

El primer golpe

Anuncio publicitario

2 comentarios en “Las 20 banderas rojas: Sal de ahí corriendo. Lo que no debería permitirse nunca de nadie, la escucha de uno mismo. Reparando el alma.

    1. elrefugiodelasceta dice:

      Gracias Antonio. No he podido comentar tu artículo del hambre que, obviamente, me ha provocado porque a veces me expongo al hambre voluntariamente para saber qué se siente. Y sí, es alucinante cómo se pone en marcha un mecanismo de cetosis que te hace estar vigilante. De hecho, hay un fármaco que dan a los marines de los EEUU que induce la cetosis precisamente para estar más alerta. Muy interesante tu artículo, mucho mucho. Gracias!
      En cuanto a este se refiere, creo haber leído que eres padre, es super importante que a los niños los eduquemos para que se sepan marchar cuando se tienen que marchar. En serio, me parece vital, importatísimo. Aceptación de la frustración, no todo es válido y no por mucho luchar se consigue todo cuanto se desea. Ya sé que no te gusta la mierda new age, los gurús y los coaches (jajaja), pero los tiempos han cambiado y la sociedad en la que crecimos los que nacimos en el siglo pasado ya no es la misma. Un abrazo!

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s