«Las buenas decisiones vienen de la experiencia, pero la experiencia viene de las malas decisiones.»
– Mark Twain –

Existen 3 tipo de pareja, según Mariane Rojas Estapé:

1. Las que funcionan solas: nada funciona realmente solo pero existe cierta facilidad desde el principio
2. Las que no funcionan ni a tiros y donde hay conflictos diarios
3. Las que precisan de trabajo y fluyen debido al esfuerzo y dedicación diaros, que son la mayoría. Uno tiene que esmerarse en intentar que la relación funcione lo mejor posible cada día. Los dos pilares fundamentales para que este tercer tipo de relación se dé son:
   • La ATRACCIÓN
   • La ADMIRACIÓN

Este tercer tipo de pareja se fundamenta en el trabajo de 4 aspectos:

1. La COMUNICACIÓN: ¿De qué manera comunico cómo me siento? ¿Cómo comunico mi irritabilidad? ¿Cómo estoy y me comporto cuando emerge la frustración? Todo cuanto tenga que ver con la expresión de la parte emocional así bien sean deseos, expectativas o necesidades a la otra persona y cómo se reciben los de la otra persona establece un circuito de comunicación entre ambos. Las personas que se comunican bien desde la sinceridad, desde la tranquilidad, desde el respeto conforman una pareja que casi seguro va a funcionar pues ambos expresan aquello que realmente necesitan y puede tejerse una línea continua y paralela entre las necesidades, deseos, expectativas de los dos.
   
   
2. Analizar la SENSIBILIDAD propia: ¿Cómo me siento yo cada vez que la otra persona no me trata bien?, ¿Cómo son mis expectativas? y ¿Cómo ello repercute en mi sensibilidad? Existen personas cuya sensibilidad está a flor de piel es decir que todo les afecta en el grado máximo. No saben calibrar por falta de trabajo personal. La hipersensibilidad se trabaja y no debe servir en modo alguno de excusa para justificar la hiperreacción. La impulsividad debe ser tenida en consideración y debería ser de menester ponerse en manos de un especialista para lograr gestionar un mundo sensorial exacerbado. El sufrimiento innecesario ya es de por sí razón suficiente para aprender a gestionarse más allá de la relación que se pueda o no tener. Una buena relación con uno mismo, un equilibrio y la honestidad son pilares cruciales para la construcción de algo con otra persona.
   
   
3. Los DETALLES: el mimo, el cuidado en las palabras, la delicadeza, el enviar un mensaje, tener un detalle durante el día, esos detalles del día a día que nutren ese amor que uno tiene y hacen que uno quiera estar al lado de la persona a la que quiere, el resto de su vida.
   
   
4. La IMAGINACIÓN: Innegable fuente de posibilidades que pueden nutrir una relación y sacar del tedio y hastio propias de la rutina y al mismo tiempo arma de doble filo, pues ¿Cuántas veces nuestra cabeza nos juega malas pasadas? «Seguro que no me quiere», «seguro que está escribiéndose con otra», «seguro que está haciendo alguna cosa que me perturba…». Nuestra imaginación nos hace pensar una realidad que muchas veces no existe. El 90% de las cosas que nos preocupan nunca jamás suceden y en el amor no podría ser menos.
   Esta imaginación desbocada junto al juicio rápido y excesivo es lo que nos hace criticar a la persona con la que estamos. Elaboramos un discurso dentro de nosotros mismos que puede llevar a romper la relación con el otro.
   
   
   Si en vez de criticar observamos la conducta y decidimos si podemos aceptar o no aceptar la conducta del otro, SIN JUZGAR de si es o no es, entonces podremos comunicar aquello que sentimos, lo que necesitamos. Si aún y a pesar de la comunicación las cosas siguen igual, SIN JUICIO, uno se va porque aquello no es bueno para él.