Días grises y felices: Meditación, silencio, algodón pintado a carboncillo.

Adoro los días grises, lluviosos, meditabundos que transcurren en silencios de algodón pintados a carboncillo. Los cabroncillos, anagrama obligado, me roban el alma.

Aprecio el sosiego y el recogimiento que acogen la reserva. El disimulo sin destacar es señal de paz para con uno mismo. Me gustan las personas que pasan sin atenciones y con intenciones. Las calladas son las que dan puntada con hilo hasta cuando emiten un silbido.

Valoro aquellos que no se piensan, sino que se son, si es que tal verbo se me acepta. Serse sin pretenderse. Quietud y sabiduría se entrelazan moldeándose. Quizás porque una parte de mí está en ellos y la otra parte es un follón inenarrable y de ella nacen, precisamente, las narraciones.

No se trata de negar, sí en cambio de alumbrar lo inconsciente sin batallas, guerras o frentes abiertos. No hay trincheras que trinchen la porción indivisible de uno.

Todo está dentro y lo que vemos es reflejo de lo que también somos.

10 comentarios en “Días grises y felices: Meditación, silencio, algodón pintado a carboncillo.

      1. Avatar de Hanna
        Hanna dice:

        Así es, quedarse sin nada, desnudo hasta los huesos, para luego hacer un traje de dentro hacia fuera. Creo que es la tarea más difícil a la que todos nos enfrentamos. Abrazos 💖🍂🍁

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