Aquel «arre» del aire: La fuerza del miura pasó por mi lado pero esta vez no alargué la mano para retenerla. El Amor es esto.

Aquel «arre» arremolinado en el aire que solía traer consigo el arrebato del miura interno ya no se arrellanó en mi interior, ni siquiera hubo atisbo del mismo. Parecía no volver a necesitar la fuerza de la bestia para seguir deambulando por la vida. Por lo menos aquel día transcurrió sereno, apacible y soñoliento entre una neblina que empañaba la realidad dotándola de ficción.

El cielo entre algodones, se dejaba espejar por la límpida luz solar y pude contemplar esos maravillosos ojos multicolores que solo los ángeles poseen. La hermosura ojizarca me escudriñaba el rostro, atenta a mis palabras, sin atentar contra mi derecho de expresión. Noté la miríada de motitas marrones que desteñían el océano de su mirada y me pareció el ser más bello del planeta. Humana como soy, sentí la punzada de los celos y la envidia apuñalándome las entrañas. No se lo comuniqué en aquel mismo instante, pues andábamos zambullidas en profunda inmersión en nuestros respectivos adentros. Quedó la emoción anclada en las tripas y resurgiría en cuanto tuviera la ocasión.

Así fue, al cabo de un par de días, la marea trajo de vuelta aquella desagradable sensación de resquemor que reconocí como la pelusa de los celos, pero ni corta ni larga se lo comuniqué porque ella era la persona en la que más confiaba en el mundo y me gusta la pulcritud y curiosidad aplicada en cualquier recoveco de la vida y así procedo.

«Estoy celosa de ti, me produce envidia tu… maña así como tu pureza, tu belleza, tu extrema sensibilidad, tu arte, tu rostro… Me da vergüenza reconocerlo y más todavía exponerlo, pero si me permites, y sé que me escuchas, esto forma parte de la toma de conciencia y honestidad que deseo para conmigo misma. Creo que es una muestra de vulnerabilidad propia y siento que debo comunicarlo porque formas parte de mi entorno seguro»

Ella me sonrió y acogió mis palabras como solo los seres luminosos saben hacerlo. «Yo también siento celos de ti».

Aquellas confesiones cayeron del cielo, pero lejos de hundirnos en la miseria y el lodo, nos levantaron a tres metros sobre el suelo. Nos reímos en plena conciencia de la miseria del alma convertida en belleza perenne. Sabía que con ella no podría envenenarme de mí misma, supongo que ella sintió algo parecido. Esto es el Amor.

11 comentarios en “Aquel «arre» del aire: La fuerza del miura pasó por mi lado pero esta vez no alargué la mano para retenerla. El Amor es esto.

    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Oh Hanna! Gracias! No hay miedo cuando la persona que tienes enfrente sabe sostenerte y tú te dejas abrir porque no sientes peligro. Ella es perfecta y este amor real es que me guía en la vida. Ahora cualquier relación que tenga la comparo con esta tranquilidad. Es mi baremo ☺️

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      1. Avatar de Hanna
        Hanna dice:

        Así debería ser una relación sana, llena de paz y tranquilidad, cuando todo es un esfuerzo es que ese no es el camino, pero somos humanos muy tozudos y a veces nos encanta taparnos los ojos frente a lo evidente. Abrazos

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