Las creencias limitantes: ¿Cómo cambiarlas? ¿Cómo trabajarse para emitir una vibración más elevada?

El cambio de una creencia limitante no se opera de un día para otro desde la fórmula mágica tan solo pidiendo la asistencia de los ángeles, del universo, de Dios o de las altas frecuencias sanadoras. Eso ayuda, mucho, aunque el trabajo de cada uno es indagar en las profundidades del sufrimiento, zambullirse en uno mismo e ir a pescar aquello que subyace en el origen del dolor. Se trata del agujero en el centro de la galaxia interna que tiene como resultado el movimiento de la vida interna a la par que dispara los comportamientos automáticos que nos han ayudado a sobrevivir hasta la fecha y que protegen nuestra más íntima vulnerabilidad.

Las creencias limitantes existen fuera de nosotros, en nuestro campo energético, y se corresponden con ideas del inconsciente colectivo o bien el inconsciente familiar que, llegado a un grado de degeneración, debe hacerse consciente para ser transmutado y finalmente integrado. Las generaciones siguientes, si las hay, cambiarán de patrón de comportamiento y habrá una nueva herida inconsciente que llevar hacia la luz. ¿Nunca se termina? Creo que cuando una generación dice «hasta aquí» y se dedica a reconocer y desenredar todo el entuerto de Dios sabe cuánto tiempo atrás, el juego de esa familia llega a su fin y no hay reencarnación posible en la Tierra.

¿Cómo cambiar de sintonía vibracional?
Para empezar, hay que armarse de paciencia (¡Y lo dice la de la mecha corta!). A algunas personalidades les cuesta más que a otras, especialmente aquellos que están enfocados a objetivos. Saber que vamos a tener que aceptar la frustración porque no todo puede darse cuando y cómo queramos es fundamental para enfrentar el cambio porque ya es un cambio en sí mismo. Tenemos que aprender a perdonar nuestras imperfecciones, pues vamos a tropezar múltiples veces con la misma piedra viéndola desde perspectivas diferentes. Nos parecerá distinta cuando, en realidad, es exactamente idéntica a la anterior.

Con la paciencia es necesario cultivar la compasión para con uno mismo. Solo con este punto ya tenemos unos 3 años de terapia. Cuando somos capaces de perdonarnos por aquellas acciones que juzgamos de poco o nada gloriosas, cuando podemos mirar hacia el pasado como algo que fue porque tuvo que ser de ese modo para llegar donde estamos ahora, cuando por fin agradecemos el camino por muy tortuoso que haya sido, podemos empezar a amar lo que es y lo que hay. Y de nuevo, el amor no surge un buen día, sino que vamos teniendo atisbos de él en un vaivén que nos mece inundándonos de dicha para volver al estado anterior, hasta que comprendemos que el amor está siempre, no hay que conseguirlo, sino derruir las paredes que nos separan de él. «Love is all around», tal cual, aunque seamos incapaces de verlo por nuestro juicio constante sobre lo que «debería ser» en función de lo que nos hayamos creído que es.

El perdón es fundamentalmente propio y para uno mismo. Perdonar a los que nos ofendieron también es un movimiento profundamente personal. Dejar ir el relato de lo vivido, dejar de interpretar con la mente pequeña, bajo el prisma egoico, lo que me hicieron los demás y tomar la responsabilidad de lo que hago con lo que me hicieron. Cierto, no tuvimos la culpa de nada, somos víctimas de un sistema familiar, social, sí, sí y sí. Almas tan poderosas por su inocencia que en el momento de mayor vulnerabilidad, nos van cortando la capacidad de amar(nos). A partir de aquí, empezamos una carrera desenfrenada por un trepidante «hacer sin desfallecer», un no parar neurótico que se empecina en convencerse de que tiene que hacer algo para ser amado porque aprendió que el amor es condicional a pesar de que se diga lo contrario.

Un maremagnum de conceptos flota en el ambiente. Oímos unas cosas, vemos que las acciones no concuerdan con las palabras. Es para volverse loco. Unos deciden llorar para lograr que les hagan caso, otros se enfadan, otros desaparecen para ser notados, cada cual desarrolla su estrategia para llamar la atención y ser merecedor del cuidado de mamá y, posteriormente, de la aprobación de papá. Este mundo es un caos, mirarlo desde el balcón y fuera de contexto es lo más parecido a asistir a un juego de ordenador.

Con no más de ocho años, observando las estrellas entre los brazos de mi padre, recuerdo que canalicé un mensaje. Obviamente, no sabía qué cojones era la canalización, pero me llegó una claridad que todavía pulsa dentro de mí. «La vida es como un juego, estamos en un tablero y tenemos que ir descubriendo cosas sobre los humanos hasta que lleguemos a descubrirlo todo. Entonces, se terminará la partida y podremos volver a empezar». Posteriormente, la mente adulta olvidó las gilipolleces que se le pudieran ocurrir a una mocosa aunque, de alguna manera, aquella verdad no se borró del todo. Resulta que el mayor secreto de la humanidad reside dentro de cada uno y siempre estuvo ahí, «no hace falta hacer nada» para ser merecedor de amor porque el amor es el cemento del universo.

¿Cómo cambiar las creencias limitantes?
Pues todavía no lo sé exactamente pero sí que, habiendo transitado una parte de camino, ya son tres años de terapia y formación aunque muchos más de indagación propia, puedo decir que la coherencia interna (mental, emocional e instintiva) es fundamental para el autorespeto y que el autorespeto lleva a la mejora del autoconcepto. Ese autoconcepto que es el cómo nos vemos a nosotros mismos, cuando finalmente puede estar lo más libre de juicio propio, tiene el poder de transformar nuestra vida interna. Hay una muerte del ego en cada proceso de transformación. Es doloroso y liberador.

Saber que no tienes que elegir ser una cosa u otra, sino que puedes ser una cosa y también su contrario (porque así suele ocurrir ya que lo somos todo), integrar que somos seres completos, que no necesitamos hacer nada porque nuestro estado de plenitud es el de los organismos vivos y es el «estado de reposo». El estado de reposo es un estado de serenidad en el que no pulsa ninguna tensión interna. No se abre ningún ciclo de necesidad, todo está bien y podemos respirar tranquilos. La mente está en silencio y al servicio del cuerpo.

Así que no hay más secreto que la coherencia interna. Decir lo que se piensa porque es lo que se siente, que todo esté perfectamente alineado, que los tres centros: mental, emocional e instinto estén en una línea recta para que pueda fluir la energía vital sin bloqueos. Eso conlleva a una irremediable pérdida de nuestra identidad terrestre así que eso mismo es lo que hay que soltar. Aquello que pensamos ser, la construcción del autoconcepto debe ser destruída para desdibujar los límites entre el todo y nosotros. Somos el todo, somos nuestro prójimo y tenemos lo necesario al alcance de la mente. Cuando comprendemos que somos la fuente y que nuestra energía es la del universo, entonces los astros se alinean y somos uno. Se termina todo, incluso el anhelo por vibrar alto. Nada de lo que tenemos construido tiene sentido cuando miramos desde el punto de vista energético.

Total, este post es una gilipollez de alguien que empieza escribiendo para acabar diciendo que no hace falta cambiar nada, para encontrarse hay que tener el valor de perderse a uno mismo. Ah sí, y que vivimos esta experiencia humana por alguna razón. El cuerpo nos marca lo que sí y lo que no.

6 comentarios en “Las creencias limitantes: ¿Cómo cambiarlas? ¿Cómo trabajarse para emitir una vibración más elevada?

  1. Avatar de beauseant
    beauseant dice:

    Me ha gustado la foto, lo digo antes de que lo olvide, me gustan las ventanas a otras vidas… Y, es curioso, acabo de escribir un mail a una amiga y he acabado con un: con esto te acabo de ahorrar cinco años de terapia 🙂 Vaya casualidad, ¿verdad?

    De mi creencias limitantes no digo nada porque de momento son ellas que llevan el volante de mi vida y me da mucho miedo contradecirlas…

    Un abrazo

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Artista! Sabía que la foto te gustaría. Es una cesión de un amigo que comparte el gusto por la fotografía y tiene una de esas cámaras antiguas que hacen fotos de verdad con obturador y esas cosas.
      Por lo que se refiere a los 5 años de terapia que le has ahorrado… ja ja ja, lo dudo mucho porque no se escarmienta en cabeza ajena y uno tiene que pasar por lo que tiene que pasar para comprender o para recordar, a veces incluso para olvidar el recuerdo. Pero bueno, cada uno entiende lo que entiende y cuando lo entiende.
      Te mando un fuerte abrazo, sin creencias limitantes, solo un abrazo!

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  2. Avatar de अनत्ता 光 心
    अनत्ता 光 心 dice:

    Hola. Torno per afegir un parell de coses.

    Apart dels enllaços a aquesta entrada que ja veuràs.

    Em semblen molt maques i absolutament certes moltes de les coses que dius aquí. Cap al final en dius un parell:

    «… fluir la energía vital sin bloqueos. Eso conlleva a una irremediable pérdida de nuestra identidad terrestre así que eso mismo es lo que hay que soltar. Aquello que pensamos ser, la construcción del autoconcepto debe ser destruida para desdibujar los límites entre el todo y nosotros. Somos el todo, somos nuestro prójimo y tenemos lo necesario al alcance de la mente. Cuando comprendemos que somos la fuente y que nuestra energía es la del universo, entonces los astros se alinean y somos uno. Se termina todo, incluso el anhelo por vibrar alto».

    Així és, absolutament. És un camí que no és curt ni fàcil, però tot això no només es pot entendre i veure, sinó (impotantíssim) viure i experimentar.

    Quan dius al final «para encontrarse hay que tener el valor de perderse a uno mismo» vaig pensar immediatament en uns versos. El mestre japonès Dōgen ho va descriure d’una manera molt maca, potser són els seus versos més coneguts. Extret del Genjōkōan (un capítol de la seva obra Shōbōgenzō):

    Estudiar la vía de Buda
    es estudiarse a sí mismo.
    Estudiarse a sí mismo y aprenderse
    es olvidarse de sí mismo.
    Olvidarse de sí mismo
    es ser certificado por todas las existencias.

    Ser certificado por todas las existencias
    es abandonar cuerpo y mente,
    el propio cuerpo y mente y el de los demás.
    Es hacer desaparecer toda huella de despertar
    y hacer aparecer constantemente este despertar
    sin huella.

    Meravellós, quanta sabiduria.

    Namaste.

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