«La compasión es la base de toda moralidad»
– Arthur Shopenhauer –
El fuego le dijo al hielo
– Tú y yo quemamos igual, pero de maneras diferentes. Hay una distinción fundamental entre nosotros, no obstante.
-¿Cuál?, inquirió el hielo sorprendido
-Estate atento que ahà va.
El hielo se congeló en posición de firmes queriendo conocer la respuesta. Disimuló su curiosidad aunque, muy seguro de sus convicciones, pensó que obviamente, el fuego era un elemento endeble y que, de un soplido podrÃa apagarse. Él, en cambio, era inquebrantable y muy superior en dureza. Al mismo tiempo, sintió unos ardores de inquietud por aquella información que el fuego parecÃa tener y él no.
El fuego susurró algo que el hielo no pudo comprender:
– shanshu she chiessssas shuiar shueenssssa shoeshisssssquishás
El hielo se acercó un poco más y pidió que repitiera. El fuego asà lo hizo bajo la petición autoritaria de su compañero:
– Cushanshu she chiessssas shuiar shueenssssa shoeshisssssquis más
El hielo, desesperado, emitió un gruñido:
-Oye, ¿puedes hablar más alto para que te entienda?
-SÃ, perdona, a veces mi mala dicción me obliga a repetir las cosas. A ver si ahora… ven, ponte delante de mà y léeme los labios.
El hielo se acercó más y el fuego inclinó la cabeza hacÃa él con una sonrisa malévola.
-Cuando te quieras dar cuenta, no existirás más.
El hielo derretido, el fuego se apagó.
Quedó un charquito de agua, maleable, adaptable, pura vida.
Con un poco más de calor, se habrÃa evaporado.
Be water, my friend.
Me encanta el trasfondo de tus historias.
Gracias!!
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Gracias Montse! La mejor profe de francés!
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