Terapia #6: La inercia de lo inerte. Emocionalidad nula. ¿Ataraxia o alexitimia?

No puedo entender la maldad. No me cabe comprender la maldad por aburrimiento y quizás tenga que empezar a aceptar que hay cosas que sencillamente no se pueden comprender en los demás porque no están presentes en nosotros. La maldad por dolor, la maldad por inconsciencia, por falta de madurez, por ignorancia… todo ello sí, yo misma he sido perpetradora pero ¿Por aburrimiento, por vacío, por diversión? Jamás.

Ha sido una semana fuerte. Mis chicas me dijeron que emocionalmente han estado cargadas y yo… sigo sin sentir nada. Para mí ha sido una semana cargada mentalmente, pero hay un vínculo que no tengo, como si en algún momento se hubiera desgarrado el hilo que va de la mente a la tripa. No siento dolor, tristeza, rabia, solo miedo y ansiedad. Son sensaciones instaladas en mí que en algún momento despuntan. Entonces cierro los ojos y las dejo pasar, reconociéndolas e integrándolas. No trato de evitarlas, sino que las asumo como parte inherente del ser.

A veces, siento que no siento y que todo lo acaecido ha sido fruto de una manipulación que, sin haberse dado, seguiría yerma por dentro. A veces siento que la manipulación emocional es la única manera de sentir algo. No sé hasta qué punto esto es estructural y tengo que aceptar que soy un carámbano de hielo o bien que estoy tan rota por los sucesivos abusos emocionales que me rompí.

Me dijo el terapeuta que la base de la autoestima es aceptar que no somos defectuosos, que somos normales, que no hay nada roto en nosotros… no sé… ¿Tengo que aceptar que el no sentir alegría, tristeza o conmoción es normal?

No soy fría, pero sé que la calidez es fingida porque no hay rastro de candor en mí. Y ¿Cómo llevo lo de dejarle espacio a la niña pequeña y vulnerable? Pues sinceramente, no lo llevo. Esta semana he tenido que ser fuerte y dura porque los acontecimientos pedían frialdad, enterza y dureza. ¿Llorar? Tengo que pagarle a un terapeuta para que extraiga una lágrima de mí. Es como si en algún momento me hubiera secado. ¿Cuándo? No lo recuerdo pero hará cosa de… décadas. Me obligué a ser fuerte, a no quebrarme aunque, echando la vista atrás, me haya descompuesto infinidad de veces. No rompo a llorar, mas se abre una brecha por donde mana la ira y muchas dosis de mala hostia y agresividad. Es entonces cuando sé que algo no anda bien, si no, emocionalmente soy un mar en calma.

¿Tengo que aceptar que soy un mineral y que solo en determinadas ocasiones, cuando realmente sean dolorosas, lograré llorar? ¿Se puede recuperar esa inocencia que prende el río de lamentaciones? ¿Podré alguna vez sentir un dolor que no provenga de la mente, sino del cuerpo?

Supongo que son los deberes pendientes para el resto de la existencia, reanudar el hilo que va de la mente al cuerpo, recuperar la esencia, la emoción… veremos qué pasa.

Por otra parte, me siento cansada de los payasos que indirectamente piden interpretación de sus actos. ¿Podéis por favor comunicar sin requerir que mire al sol, a las estrellas y que, según la coma y la tilde, el suspiro sea antes o después del punto de interrogación?

Y yo, tengo que aprender a zafarme de esta necesidad de interpretarlo todo porque atraigo a las noctilucas que vienen a absorber la luz. Hastío, tedio y pesadez mental. No estaría mal tampoco dejar de etiquetar, joder. No es alexitima, no.

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