El camino personal: ¿Por qué no debemos ayudar a nadie? Razón por la que cada cual debe salir del pozo solo.

«El sabio no atesora. Cuanto más ayuda a los demás, más se beneficia. Cuanto más da a los demás, más obtiene para él.»
– Lao Tse –

En el camino hacia uno mismo, nos encontramos deambulando, perdidos la mayoría, sin conocer nuestro paradero ni nuestro destino. Horizonte indeterminado, dolor, sufrimiento, hastío, entusiasmo, renovadas ganas de vivir. Proyectos, frustración, amigos, traición, parejas de doble filo que tiran del hilo de la felonía. Deslealtad, infidelidad, engaño… el nuestro sobre todo. La falacia que nos contamos sobre lo que la vida debería ser y no es. Vivimos imbuidos por nuestras propias mentiras que se corresponden con la ensoñación infantil.

Calderón, querido, la vida no es sueño, pero sí la soñamos y de la idea vemos que diverge la forma, pues la primera es inmaterial y la segunda la realidad. No podemos saber lo que nos depara, las sorpresas, los encuentros, las anécdotas que se tornan en designios.

Hace un mes hubiera jurado que el universo, como si este estuviera dotado de consciencia, me ponía delante el catálogo por el cual debería transitar para llegar a «eso» que debía hacer en esta vida. A día de hoy, siento que todas las posibilidades están ahí, desfilando ante de mis ojos y que de mí depende alargar el brazo para tomar aquellas que me corresponden en función del momento en el que me hallo. No es que la vida me vaya ofreciendo situaciones a trascender y que las repetiré en un eterno retorno del cual no puedo zafarme. No. Sencillamente es que hasta que no vaya hasta el final de las situaciones no podré comprender por qué aquella desventura no es buena para mí. En ese punto se alinean la razón, el corazón y las tripas. En ese momento el cuerpo y la mente vibran en consonancia y se termina la eterna lucha de la razón versus el corazón. Hasta ese punto, transitaré por estados anímicos que deberán ofrecerme mayor información sobre lo que soy y lo que puedo ser, sobre lo que fui y no.

Hasta este momento me han ayudado a salir, más o menos airosa, de circunstancias desagradables en las que yo misma me había metido. Esta vez, por fin, he salido sola y el hecho de haberlo logrado me ha empoderado. Crujida, ajada, remendada, pero más fuerte y segura, pues la vivencia no tiene parangón. Es certera.

No quiero ayudar a nadie porque por fin he comprendido que cada cual elige desde su propio momento vital y que no se pueden apresurar las elecciones. Veo situaciones que están más que claras, pero la persona enfrente es esclava o víctima de su propio drama, como en algún momento yo misma fui rea de mí. Mi impulso es contarle lo que le está pasando porque soy la espectadora, pero me tengo que morder la lengua y mantenerme callada para no intervenir en su desarrollo. Si ayudo, no empodero, la transformo en súbdita, alimento la dependencia, la falsa idea de que ella sola no puede. Puede, hasta donde llegue y así debe ser.

Y con todo ello, la ayuda al prójimo es enriquecedora pero desde una perpectiva de igualdad y no de superioridad.»Yo sé y tú no», eso es orgullo y prejuicio, ego. La creación de foros, de grupos para compartir las experiencias que salen de uno mismo es la única ayuda que realmente vale. Soy del grupo de las salvadoras porque salvando al prójimo siento que me salvo a mí misma. Eso ha dado pie a muchas situaciones más que desagradables hasta que he comprendido que solo se puede acompañar en la salvación desde la humildad más profunda. «Yo no sé nada de ti, pero sé muchas cosas de mí, aquí las tienes y toma aquello que te sirva para seguir tu camino». Y ofrecer la mano… no a cualquiera. Lo siento, esos tiempos pasaron. Ofrezco a quien ha demostrado tener los mismos valores de base que yo porque, de otra manera (como siempre ha sido el caso), me dejo utilizar y termino siendo el trapo con el que se friega el suelo y después se desecha. No, no soy para todos ni lo quiero ser. En mi vida, ahora mando yo y también elijo a aquellos con los que quiero compartir. Son pocos, sí, pero son buenos. Los que no se adapten a mí (porque ellos son como yo) caerán por su propio peso. Me gusta llamarlo Darwinismo social.

Cada cual tiene un ritmo que debe ser respetado y los que vibren en la misma frecuencia se juntarán porque así es la física y el humano. Energía, movimiento de electrones, ondas vibratorias, pequeñas antenas receptoras y emisoras que captan las señales del entorno.

Trascenderse es entrar en contacto con esos mensajes que nos llegan desde afuera pero también desde los propios abismos. No hay teoría que secunde mis palabras, no la necesito, es puramente vivencial, es mi recorrido y el que tenga que entender… entenderá.

14 comentarios en “El camino personal: ¿Por qué no debemos ayudar a nadie? Razón por la que cada cual debe salir del pozo solo.

  1. Avatar de Moly
    Moly dice:

    Como buenísima entrada, de nuevo, mogollón de reflexiones, de cosas que meditar y pensar, me vienen a raíz de esta entrada. Como buena 2 que soy, tengo sentimientos encontrados pero tienes razón en muchos en enfoques que comentas y bueno, a mis propias pruebas me remito (tengo un audio que ayer me puse en bucle sobre esto que me dejo perpleja sobre mi misma ;)), las cuales refuerzan tu punto de vista. Pero me cuesta amiga, me cuesta tener esto en cuenta y no lanzarme como salvadora universal independientemente del momento de cada uno, de mi, o … de todo.

    Ayyy, hoy me dejas mucho que pensar..

    Grandiosa tu, amiga, una vez más.

    Beso fuerte

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Gracias Moly. No te creas que apunto a ningún lugar ni a nadie en particular. Son mis propias vivencias. A veces me he empecinado tanto en salvar que me he olvidado de mirar las señales: esta persona no quiere ser salvada, está en otro momento. A veces echamos pelotas fuera. Nos encargamos de los demás para evitar encargarnos de nosotros mismos. Además… quiénes nos creemos que somos para dar directrices sobre cómo los demás deben llevar sus vidas? Lo que es bueno para mí puede no serlo para ti o sencillamente estar tú en otras. Es así. Lo que pasa que con eso de ser un buen católico, con toda esa basura embutida y tergiversada, llega la información con interferencias. Lo mismo ocurre con las enseñanzas de Buda, el camino del despertar, las autoayudas varias, los crecimientos personales y toda la INDUSTRIA que los rodea.
      La bondad se confunde con pagafantismo. El buenismo es mansedumbre. A veces hay que saber decir que no porque no te hará bien a ti. Besitos!

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  2. Avatar de Esther
    Esther dice:

    Muy buena tu reflexión, y es verdad, tomar conciencia de los propios límites y aprender también a ponerlos es un proceso de aprendizaje que, según las circunstancias de cada uno, puede convertirse en algo muy doloroso. Te leo desde hace días y ciertamente estoy al tanto de los abusos que has denunciado. No me dejan para nada indiferente. Has sido muy valiente al enfrentar la duda y sacar a la luz el engaño, sirva de prevención, o al menos de orientación, a quienes vivan experiencias parecidas. A mí desde luego me has ayudado a avisparrme y a no bajar la guardia en mis propias dudas; este medio está lleno de trampas y una desconfianza sana es más que recomendable. De verdad, muchas gracias. Un abrazo grande.

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Gracias Esther, me alegro que te haya servido y sí, mucho mucho mucho cuidado porque los bichos están más cerca de lo que te imaginas. Cualquier duda estoy a tu disposición, cuidado con la Schadenfreunde, es gibt zu viele Leute dass haben keine Angst um zu lügen!

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      1. Avatar de Esther
        Esther dice:

        Ja, ich weiß 😉 Das ist genau das Problem! No tienen, ni miedo, ni escrúpulos ni, al parecer, sentimientos que se les parezcan. Tendré mucho cuidado, y si surgen dudas te escribo por privado, muchas gracias.

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      2. Avatar de elrefugiodelasceta
        elrefugiodelasceta dice:

        Schön! Du hast mein Kontact, wir sind shon ein paar… feel free aunque sea solo para saludar! Un abrazo desde aquí, desde allí, desde cualquier sitio! Gracias por la confianza y arriba los ánimos.

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  3. Avatar de Tania Suárez Rodríguez
    Tania Suárez Rodríguez dice:

    Magnífica entrada y reflexión. Me sumo a las palabras de Moly y me quedo con esta maravillosa frase: «hasta que no vaya hasta el final de las situaciones no podré comprender por qué aquella desventura no es buena para mí». No podemos ayudar (aunque queramos) a quien no lo desea, porque ni siquiera esa persona sabe en qué punto del camino está. Ni nosotros mismos, qué coño. Me dijo una vez alguien muy sabio que «el maestro te puede mostrar la puerta, pero eres tú quien debe decir si desea cruzarla y cuándo desea hacerlo». Me encanta leerte. Un abrazo enorme. 🤗🥰

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  4. Avatar de Berto Guillén
    Berto Guillén dice:

    «la ayuda al prójimo es enriquecedora pero desde una perspectiva de igualdad y no de superioridad»… Esa es una gran verdad. Tengo alguna experiencia en materia de recibir solidaridad, pero a cambio tener que bancarme la soberbia de quien la otorga. // Tengo algún escrito a medias sobre eso. Ya lo terminaré y lo publicaré en algún momento. Saludos

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