«La compasión solo es posible cuando la comprensión está presente»
-Thich Nhat Hanh-
AL LORO CON ESTA FRASE:
«Cuando tu miedo toca el dolor de alguien, se convierte en lástima. Cuando tu amor toca el dolor de alguien se convierte en compasión»
– El libro tibetano de la vida y la muerte»
«La compasión es una de las más hermosas facultades del alma humana»
– Séneca-
La sesión no fue productiva a nivel emocional, sino mental. Tengo millones de preguntas en el tintero cuyas respuestas, si las hay, ansío conocer. Es una parte de mi ego que me gusta y no quiero desprenderme de la sed de conocimiento, de experiencias, de vivencias personales. Es por ello que siempre pregunto y escucho activamente. No es una postura, no es demostrar interés para obtener algo a cambio más que sorber la vida de mi interlocutor y bañarme en él/ella, sino que proviene de la voracidad misma del acaparar saber.
Al inicio de este viaje de autoconocimiento me confundí con varios números, especialmente con un eneatipo 5, pero no. Soy un 6 como una catedral pero tengo una marcada tendencia hacia mi ala 5. Radiografía del Ego para principiantes: Aprender a reconocer la piedra con la que siempre tropiezo. Eneagrama de la personalidad, herramienta de autoconocimiento, ¿Cómo abordarlo?
A parte de devorar libros, cada vez más acotados a aquello que realmente me interesa, busco todo tipo de contenido habido y por haber sobre el tema en cuestión y no desdeño las vivencias de los demás que, para mí, son fundamentales en el conocimiento propio y ajeno. No me interesa la actualidad y todo de cuanto ella se derive me trae sin cuidado. Adoro, sin embargo, zambullirme en la psique de las personas, indagar sobre el porqué del cómo, encontrar patrones de conducta, sus causas y cómo sanar las heridas invisibles.
Psicoterapia, psicoanálisis, psicomagia, terapia regresiva, hipnosis, tarot, quiromancia, peyote o ayahuasca, todo vale para filtrarse en el inconsciente y comunicarse con él. Esta es mi verdadera vocación, esto es lo que he venido a hacer a este mundo. Sanar sanando, compartiendo y persiguiendo la pureza extrema sin ser consciente de la misma. Cuando la observo desde fuera y tomo conciencia de la belleza que me envuelve, rompo a llorar (no sé si por dolor o por compasión).
Quebrar patrones, sanar la historia familiar y compartir las experiencias de mierda que he vivido hasta ahora sin culpa, sin vergüenza, sin maquillaje y desde la honestidad (hasta donde llegue mi conciencia de los propios autoengaños), me ayuda a quitarme el velo del autoengaño.
Esta última semana he estado acaparando las vivencias de las chicas y regresando a una suerte de ablandamiento del ego. Vuestro dolor es también mi dolor. He comprendido los mecanismos de la empatía y me he visto explotando en sollozos por la cosificación de niñas indefensas a manos de cargas genéticas que no las quisieron más que para presionar a las madres. En este punto, no viví ni por asomo nada semejante, pero logré representarme la escena de una inocencia interrumpida por un despreciable (¿Ignorante?) ser que la utilizó como elemento de manipulación. ¿Cómo no compadecerse de eso? ¿Cómo permanecer inerte ante la mirada atónita y perdida de una cría?
Me estoy ablandando, sí y gracias a todas las que me contactan y me hacen partícipe de sus desventuras. Vuestro dolor me está salvando evitándome la conversión en un monstruo frío, desalmado y calculador así que no puedo más que agradecer la confianza que se me brinda y los momentos de extrema intimidad que florecen.
Así nace el Amor, el Amor de verdad, el ágape, el incondicional que da paso a una infinita ternura. No tengo que pedir nada, se me da sin que haya ni siquiera tiempo para esperar nada de ellas. Vibramos en la misma frecuencia, compartimos los valores de base, no se viola ni uno solo. No hay nada que chirríe, todo fluye, todo es sencillo, natural y esencial. Está la voluntad de compartir, de crecer, de amar(se), de ayudar(se), de mostrar(se) como somos.
Estamos cansadas de lo opaco, de lo escondido, de los misterios que no lo son, de la manipulación, del sobre pensar, del indagar, del interpretar, de la confusión inducida con la incomprensible finalidad de… ¿Ganar poder? ¿Demostrar la debilidad femenina? ¿Afirmación personal? ¿Ego? Inmundicie, despreciable ser de categoría sin categorizar. Mi ego, mi sombra, mi herida se defiende y sigue pensando que hay engendros que deberían haber sido abortados. ¿Compasión? Un nabo. ¿Perdón? Dos nabos. Aquí pongo el límite propio y me opaco. No hay buenismo ni comprensión, me chupa un huevo, no quiero ser una iluminada, todavía me queda mucho camino por recorrer, no importa, lo acepto. Algún día, quizás, deje de sentir desprecio y sencillamente no llegue a hacer aprecio.
Hasta entonces, vómitos y ascos me deben preservar de las masas grasientas y fofas con cerebro de mono onanista, enanos faliformes, masturbadores en serie que solo saben lefar a diestro y siniestro y que la cuajada, producto derivado de la leche (puto asco), es el componente principal de la sustancia blanca de su «cerebro». Escritos manchados de semen, teclado pegajoso de tanto machacársela, emotividad nula disfrazada de una grandilocuencia que nada esconde, comentarios sinsentido que responden a nada más que a buscar que te preguntes y presupongas una profundidad inexistente. No la hay, es imposible que la haya porque las emociones son lo que nos dota de la misma. Sin emociones no hay vida interior, solo fantasía efímera. Ahora me ataca la pena. ¿Cómo sería no vivir y ser un fantasma? ¿Cómo es pasar por la vida sin inmutarse y utilizar a todo el mundo para tus propios objetivos sin llegar a cultivar relaciones profundas? Qué mierda de vida. Me da pena, lástima… el dolor toca la herida y sí, se convierte en pena.
Es extraño observar cómo los pensamientos dirigidos hacia el gorrino en cuestión exaltan y remueven la mierda interna. (Me) observo y siento odio, luego lástima. No me gusta, chupito de cianuro para mis adentros, pero tampoco quiero negar la emoción y tomo conciencia de que todavía me afecta porque metió el dedo en la herida de traición todavía palpitante. Bueno es observar la agresividad que nace y aprender a dejarla respirar. Luego me olvido y me centro en en nuestra nueva comunidad (la de las luciérnagas, contra el abuso emocional y psicológico) no cabe ni una sombra. El amor crece a pasos agigantados y con el amor se cura la autoestima y vuelve la calma y la dulzura. Sólo con el hecho de pensar en «ellas», me sosiego, son un bálsamo para el alma. Nos afianzamos, cada una a su manera. Apuntalamos nuestra persona, por fin, y volvemos a confiar en nosotras mismas.
Tenemos las voces de las demás para compartir y departir, nos sentimos acompañadas en nuestras respectivas soledades. He encontrado ese vínculo afectivo que tantas veces hube proyectado en mis relaciones y que me volvía dependiente, sumisa y aceptadora de faltas de respeto y de roces porque «nadie es perfecto». Y si bien es cierto que nadie es perfecto (ni siquiera nadie), hay límites corporales que indican que «ahí no es» y cuyas advertencias me pasé por el mismísimo forro buscando esa vinculación (La búsqueda de pareja (1): El vínculo afectivo como el porqué de la necesidad.) que me daría la tan ansiada seguridad que, de una manera u otra, todos buscamos (es un hecho biológico que responde al sistema nervioso central).
Con este vínculo afectivo desde la esencia misma de nuestras personas, el foco de atención se ha postrado sobre ellas y la necesidad de buscar pareja ha dejado de ser. Es como si hubiese desaparecido del mapa la pulsión enfermiza. Disfruto de nuestra conexión que se ancla en la esencia compartida. Están llegando cada día más luciérnagas apagadas por las dudas, por la baja autoestima, por los años de vejaciones, pero sé que lograremos entre todas recuperar su brillo y expandir asi el reino de la luz. Las sombras, incluso las más recalcitrantes, tienen los días contados. Nos haremos grandes y poderosas, he ahí el verdadero empoderamiento de la mujer que nada tiene que ver con las manifestaciones en bolas. Este es el verdadero cambio: el camino hacia la independencia emocional, que es la última independencia que nos queda por conquistar.
Cuando la intuición te diga «Hay gato encerrado», es que lo hay, sal corriendo porque, de todos modos, si se instala la duda, desde ella nada funcionará así sea verdad o mentira. La duda es un cáncer para uno mismo y para todo. Al principio la grieta es insignificante, pero al cabo, se ha abierto un abismo insuperable.
Montserrat, es precisamente eso, que mi intuición me ha hecho hasta ahora muy buen servicio y la sigo descalza. Por este medio no hay intimidad ninguna y como te dije desde que leí tu primer post sobre el asunto, creo que fue el primero, comencé a ponerme las pilas. Sin ser miedosa, para nada, hago uso de esa emoción que no está ahí para jodernos sino para protegernos; el miedo solo se convierte en un problema cuando no hay motivo real pero ya sabes, si el cuerpo, si la intuición te habla síguela. Eso hago. Pues bien, desde entonces me he leído algunos libros (Fachbücher), uno sobre psicopatía «Die Masken der Psychopathen», también una revista especializada en narcisismo y de últimas, estoy en ello, leyéndolo, «Die dunklen Seiten der Empathie». Este último lo estoy leyendo con asombro hay un tipo de psicópatas que son muy empáticos, no me había percatado de ello pero son los que practican la empatía sádica o la de terror. Estoy empezando a entender y hasta que no pise suelo firme !Vorsicht ist geboten! Estoy hasta finales de septiembre visitando a mi familia :)))) Me propuse desconectar y disfrutar de mis vacaciones. Cuídate mucho, un abrazo inmenso.
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Esther! WOW! Muchas información en este comentario. Leider, mi nivel de alemán no es suficiente para comprender en profundidad los libros y revistas mencionadas, o eso creo. En cualquier caso me los apunto. Teniendo en cuenta lo que he aprendido sobre la psicopatía, la empatía que mencionas, ¿no es una empatía aprendida? Es el efecto camaleón de estos engendros que se mimetizan contigo y es tu empatía la que interpreta que ellos están siendo empáticos. Al no poder sentir nada, no saben lo que son las emociones, son como niños pequeños y me he visto en situaciones sorprendentes sintiendo que estaba en un rol de madre más que de pareja, explicándole al susodicho por qué no hay que jugar con los sentimientos de las personas. Disfruta de tu familia, y si quieres, escríbeme un mail y nos pasamos los teléfonos. Así lo hacemos con las chicas porque efectivamente este medio es poco (o nada) íntimo. Aun así gracias por comentar! Un fuerte abrazo y ponte a la sombra! Besos!!!
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Parece ser, esto al menos afirma el autor de libro, que hay un tiempo de empatía con un fin en sí misma, es decir, una empatía no altruista. Todas las personas hacemos uso de este tipo de empatía, cuando vamos al teatro, por ejemplo, y nos identificamos con algún la heroína o la protagonista, o lo que sea, también lo hacemos cuando leemos novelas, en las películas etc, es una empatía «por amor al arte». Entre las personas que digamos tienen bastantes comportamientos para que se pueda considerar que tienen una personalidad psicópata hay un tipo que se relaciona con ese tipo de empatía: la personalidad sádica empática. Te cuento todo esto porque es interesante, estos sádicos no solo disfrutan causándote dolor sino que además son a su vez masoquistas y disfrutan empatizando con tu dolor para entenderlo; a través de tus emociones ellos alcanzan la maestría en las suyas y en su propia comprensión (o en su escritura;, en este caso es una especie de vampirismo). Te estudian y manipulan hasta que te conviertes para ellos en persona transparente, «totalmente calculable». Disfrutan, entonces, no solo de «conocerte como si fueras un libro que pudieran leer o conocer de memoria de cabo a rabo», su disfrute es también saber qué es lo que tienen que hacer para llevarte a situaciones límite. Un ejemplo literario de este tipo de «personajes» sería ahora me viene a la mente, los narradores de Madame Bobary o Anna Karénina, ¿cómo terminan estas señoras? En fin, que a lo mejor soy un poco exagerada, o «fantasiosa» pero mucho cuidado porque pudieran ir de héroes salvadores pero la pregunta es ¿salvadores de qué?, muchos héroes no solo salvan sino que pueden dejar un rastro de desolación y muertes a su paso. Una persona con síndrome de Asperger sí que es verdad que son como inconscientes y en este caso, como niños, en lo que al mundo emocional se refiere. Una persona con rasgos de personalidad sádica empática te hace creer que no se entera pero vaya que sí se entera. En fin, hablo desde lo que yo sé, desde mi experiencia que no tiene por qué aplicarse a tuya. Disculpa el rollo. Besos y que tengas un domingo estupendo.
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Esther ME ENCANTA tu comentario. Totalmente de acuerdo «vaya que si se entera», tal cual! Todo cuanto dices es oro y espero que llegue a muchas personas. El sadismo es inconmensurable. La mentira… joder, ¿cómo se puede mentir tanto? Impunemente y sin pestañear. Recuerdo que mi cucaracha estaba comentando blog, el tuyo entre otros, a la hora en la que estaba de «cena». No comprendía pero estaba muy claro. Me dijo que se había ido de cena para ver cómo yo reaccionaba. Cada sábado lo hacía pero claro, no había reacción por mi parte. Si lo descubría era ahí donde le molaba porque entraba en juego la famosa triangulación. Eso ocurrió con otra chica maravillosa ella. Son creadores de contenidos, como directores de su propia película, escriben el guión y juegan a las marionetas con las personas. Observan y de qué manera, controlan desde la sombra. Dan miedito al principio pero cuando los confrontas se deshinchan porque juegan a manipular desde el miedo. Este en particular era, es, una bolsa de aire. Te das cuenta de los terribles problemas personales y de la fragilidad de su identidad. Una vez te posicionas en tu sitio, anclas tu autoestima (que no EGO) y la cuidas, el tipo desaparece porque no hay nada, es un payaso, un actor y bien saben ellos que no son nada y todo es manipulación de tus miedos. Gracias por toda la información que aportas Esther. Besos y abrazos. Pasa tu también un excelente domingo.
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La comunidad de luciérnagas recuperará las luces apagadas y las voces silenciadas de cientos de corazones que solo busca(ba)n amar y ser amados. Quizá lo primero y más importante sea desaprender las formas nocivas de amar que hemos aprendido, primero de nuestros entornos familiares y después reforzados hasta la saciedad en películas, revistas, libros e historias repletas de amores tóxicos que buscar tomar en lugar de compartir.
Amar y amarse es compartir un camino que suma, que hace relucir tu esencia y la de la persona que sigue tu mismo camino, sin minimizar, cercenar, vejar ni obstaculizar. Si el amor es esa mentira que se han inventado para robarnos la felicidad, yo no la quiero. soy una soñadora llena de ingenuidad. Una niña pequeña que no quiere eso que se le impone. Así que me rebelo y lucho por esa felicidad y ese amor en el que quiero ver brillar a las personas que me importan, a mis compañeras luciérnagas, a mis amigas, a mis guerreras.
Amiga, te quiero «una jartá». Y te quiero brillante, contenta, partiéndote el culo por pantalones y bragas puestas del revés. Te quiero sin compromisos, sin condiciones, sin misterios ni secretos. Te quiero así: tú, libre de capas, con tu esencia refulgiendo a más no poder.
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Sí, en efecto, lo primero de cualquier tipo de toxicomanía es cortar con el suministro así que una detox es básica. Los primeros días son complicados, los recuerdo mal. pero tras 21 días… empieza a ir mejor la cosa. Es más fácil cuando se alinean la mente y el cuerpo porque ahí ya no hay síndrome de abstinencia porque tampoco hay intervención de la feniletilamina, droga dura dura.
La unión hace la fuerza, ya verás, siento que estamos a las puertas de algo revolucionario porque es por un pequeño movimiento que empiezan las verdaderos cambios. Realmente me gustaría que esto sirviese de precedente para afianzar la verdadera revolución sexual e independencia afectiva de la mujer. Es un movimiento sísmico porque se tienen que romper los fundamentos de la sociedad, los últimos que quedan. Para ello, lo único que vale es el trabajo personal hacia dentro porque comprendiendo los mecanismos que nos hacen reas, podremos integrarlos y dejar de negarlos saliendo a la calle a gritar con las tetas al aire.
Yo también te quiero «una puñalá» en el corasón, mi arma, bonita! Ya verás, ya verás ya verás… siento que los planetas se ponen en fila para nosotras! Somos llamitas danzantes!
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