Terapia #14: El dosel de humo que antepuse al mar emocional. El mío es el quinto caparazón, a la izquierda, pero el timbre y el móvil están en modo avión.

La flor no quiere abrirse. No hay manera. Asoma timorato un priscilo, mas el capullo permanece en un puño. No está dadivoso tras la última semana en la que se dio demasiado, seguramente porque fue sorprendido en luna creciente y de ahí, le creció la sonrisa hasta la carcajada. La factura a pagar por ello, inasumible, resultó en una semana trágica de cama y mierda. Todo a su debido ritmo, los excesos no son recomendables ni siquiera para los extremistas.

Pero el capullo no quiso eclosionar y nos quedamos rozando el larguero de la brecha.

Hay un dosel de humo, inexistente y bien real que salvaguarda un mar emocional embravecido. Miedo a abrir esa caja de Pandora, Ahí está, sobre la mesita de noche. Nos miramos con la distancia de seguridad pero he perdido, seguramente a propósito, la llave que encaja en la cerradura. Creo que la tiré al mar el martes, «ya me la devolverá la marea» pensé. Lo cierto es que hay enseres que por mucho empeño que uno ponga en perder, nunca acaban de desaparecer y lo que en ese hueco con forma de puerta se inserta anda en algún lugar de este mundo.

-No me da la gana

-¿Por qué? Para que yo lo entienda, ¿Puedes ser más explícita?

-Porque no me apetece, no quiero, no sé cómo acceder. Porque es peligroso sentir y porque hoy no me has pillado de sopetón sino que ya venía suspicaz y preparada para el ataque frontal. Me encantaría poder explicarte cómo me siento pero no me siento y punto. No hay manera de acceder, no puedo, no sé, he perdido el camino, me he saltado la salida. NO PUEDO y tampoco quiero, luego me pego una semana encadenada al váter cagando agua y con dolores. No gracias.

Hay una creencia que pulsa de fondo: sentir es peligroso porque uno puede perder el control sobre uno mismo. Y perder el control lleva a dejarse llevar y dejarse llevar conduce a no poder levantarse de la cama, a la desidia, a la pusilanimidad, a deambular patéticamente como un alma en pena lamentándose de uno mismo. No no no. Todavía no, necesito del encabronamiento para seguir viviendo. Necesito de la mala hostia para no dejarme vencer por la vida. Esa es la fuerza que siempre me ha arrancado de cualquier situación de peligro y no estoy dispuesta a hacerla a un lado, especialmente con la mierda de semana que he pasado.

Ya veremos de aquí a un tiempo, pero hoy no va a ser el día en que esta flor se abra, ni tampoco el día en que el dosel de humo desaparezca. Pico y pala derribando la falta de confianza hacia cualquiera. Todo intercambio emocional queda irrevocablemente suspendido en superficie, hasta nueva orden.

Si alguien me busca, estoy debajo del caparazón y el timbre está desactivado. No es nada personal.

9 comentarios en “Terapia #14: El dosel de humo que antepuse al mar emocional. El mío es el quinto caparazón, a la izquierda, pero el timbre y el móvil están en modo avión.

  1. Avatar de Patricia
    Patricia dice:

    Cuando uno se topa con una incomodidad,ahí hay chicha.Eso con lo que topamos queremos ponerle una cúpula de seguridad y aislarlo e ignorarlo es normal porque es un mecanismo de «defensa del yo».Pero a veces gastamos una cantidad ingente de esfuerzo y medios en contener/controlar ese «Chernobil» que sentimos destrozará todo nuestro ser.

    Hay un miedo básico que es el «director de orquesta» de los otros miedos, y, cuando es ese director el que se encarga de controlar al resto de miedos,lo que ocurre es nos sentimos estancados,porque para no sufrir,lo «mejor» es «no hacer/tocar» ninguna cosa y así,sin tocar ninguna tecla, sobrevivimos sordos en el silencio…dejando de vivir y bailar las melodias de la vida.

    Todo a su tiempo,el rio está cargado de incomodidades y resulta que lo que queremos,está al otro lado del rio. Estamos en la orilla opuesta,estáticos…pero mirando atentamente el rio y eso ya nos coloca en la linea de salida. 😊😉😉😘

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    1. Avatar de elrefugiodelasceta
      elrefugiodelasceta dice:

      Pues tienes toda la razón pero uno no es consciente de sus molestias ni de sus miedos cuando la reacción automática es a contrafobia y por cojones… Pero a partir de una edad esa reacción se vuelve disfuncional y ya sientes que no sientes y el cuerpo envía señales de humo que se transforman en incendios. Pues marcha atrás hay que desandar el camino hasta allanar el terreno y volver a entrar en contacto con ese maremágnum. Peeeeeero, un poquito cada día, pede claudo. Gracias por tus aportaciones!

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      1. Avatar de Patricia
        Patricia dice:

        Uno ve sus cadenas precisamente cuando comienza a caminar. Las herramientas las has adquirido durante toda tu vida,la edad y la experiencia pueden ir a favor y si cuesta,ya estás en terapia 14 con lo cual,ya estás caminando.Un saludo 😘😘

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      2. Avatar de elrefugiodelasceta
        elrefugiodelasceta dice:

        No, no la décimo cuarta es de ahora porque es uno de los requisitos de la formación para ser terapeuta. Llevo muuuuuchas más jajajjajaa! Pero ahora empieza la parte blanda, es más o menos un año antes de llegar a la chicha de verdad, en función de la edad que tengas y de cuánto lleve uno sometido al ego. Ahí estamos, rascando y rascando, siempre rascando y aquí todo se aprovecha. Un abrazo!

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