Las cuatro etapas del enamoramiento: Hacerlas conscientes las ilumina aunque no nos evita el sufrimiento. La responsabilidad afectiva para uno mismo es empoderamiento real.

En la historia anterior, como en toda historia de amor romántico, los dos personajes pusieron el foco fuera, hallando el uno en el otro aquello que los «completaba», partiendo desde la inconsciente creencia limitante de que no estaban completos por sí solos. Iniciamos la existencia consciente desde una sensación de falta muy profunda que, en algún momento del desarrollo infantil, quedó anclada en el cuerpo físico (que conforma el inconsciente) y revivimos esa insuficiencia a lo largo de la vida bajo la forma de NEUROSIS. A quien le interese puede ahondar en la formación del carácter desde la bioenergética; estoy yo misma realizando un trabajo sobre ello gracias al libro «Ternura y agresividad» de Juan José Albert. Existe además un vídeo extremadamente interesante que resume el libro a la perfección y viene de la mano de Jordi Pons.

Aquí dejo algunos posts que escribí mientras exploraba mi propia sensación de ahogo neurótico. En ellos comparto mi experiencia y lo que hice para gestionarla e incluso hacerla desaparecer. Gracias al trabajo personal realizado, unos cambios se operaron en mi cuerpo físico y también en mi realidad, pues «como es adentro es afuera».

La neurosis: ¿Cómo reconocerla? ¿Cómo saber que estoy neurótico cuando ya es demasiado tarde?¿Cómo salir de la neurosis? Auto-observación, respiración, desidentificación
El origen de la neurosis: Esa sensación de que falta algo pulsa en el inconsciente dando lugar a una incomodidad que inicia el comportamiento neurótico. El intento desesperado de rellenar un hueco imaginario.
Un ser completo no se enamora: Ya no tiran de las heridas.
Trabajo de sombra: ¿Cómo darse cuenta?¿Cómo integrar?


La historia de la media naranja, la llama gemela (acuñada por la nueva espiritualidad que enaltece el ego espiritual), el alma gemela tan de boga entre bambalinas hollywoodienses siguen reforzando la idea de que estamos inconclusos cuando lo que realmente pasa es que estamos a oscuras o mal iluminados y hemos relegado a la sombra aquellos rasgos de nosotros que o bien no nos interesó utilizar para nuestra supervivencia en la infancia o bien no se aplaudieron o sencillamente se juzgaron de nefastos en nuestros hogares. Somos lo que mostramos y también somos la polaridad opuesta a lo que mostramos. En el libro «Encuentros con la sombra» se arroja mucha más luz sobre este tema, con una precisión mucho más afilada que cualquier explicación por mi parte.

Vivimos desde la carencia, por eso corremos cual pollo sin cabeza. El tema es darse cuenta de CÓMO esa carencia se manifiesta en la vida. ¿Qué forma adquiere en el día a día? En tanto en cuanto somos humanos y nos hemos creado en una sociedad que promueve la «FALTA» como base de la economía, es crucial determinar qué forma adquiere en nuestro cotidiano esa INSUFICIENCIA y la frustración que conlleva. ¿Esperas a que llegue el fin de semana para ser feliz? ¿Las vacaciones? ¿Sientes que necesitas hacer acopio de cosas materiales para rellenar ese hueco interno? ¿Quizás tiras de alcohol, drogas, sexo, comida, deporte, etc.? Observa el vacío en silencio y date cuenta del automatismo que tienes y verás el patrón.

Es cierto, sin embargo, que gracias al prójimo y a lo que le proyectamos, a cómo lo vemos, a lo que nos enamora o lo que nos repulsa, aparece la oportunidad de crecer. La vida nos brinda aquello que estamos preparados para asumir en nosotros mismos. Lo anterior proviene de un axioma basado en la lógica, y es que la maduración del cerebro hace que podamos percibir aquello que puede ser integrado en el momento perfecto. Por experiencia profesional, al aprender un nuevo idioma, por ejemplo, en una primera instancia, el cerebro capta lo básico y de una misma frase repetida hasta la saciedad se van extrayendo nuevos conocimientos sin que por ello la frase haya variado un ápice.

Lo mismo ocurre con la vida. El mismo comportamiento frente a situaciones en apariencia distintas termina por dejar aflorar la esencia de aquello que se esconde tras nuestros constantes empecinamientos.

¿Cómo evolucionan las relaciones desde un punto de vista estructural? ¿Qué se esconde tras cada una de las 4 fases?
El ser conscientes del proceso no exime del sufrimiento o del propio proceso, no lo evita ni lo impide. Todo se siente de la misma manera. El hecho de reconocer y estar más en contacto con lo que está pasando permite que la relación se viva desde un lugar de observación sin identificarse con la víctima o el verdugo, el salvador o el salvado.

  1. FASE 1: FASCINACIÓN
    Esta primera fase puede darse en cualquier momento. Puede estar dilatada en el tiempo contando a partir del momento en que conocemos a alguien. Es más, a veces, un conocido no nos llama la atención hasta que el cerebro está preparado para integrar los aprendizajes que esa persona ha venido a brindarnos.

    Es la etapa de idealización, de atracción, de proyección. Es también la fase en la que se pierde la razón, el cuerpo está atiborrado de feniletilamina y todas las hormonas que se derivan de la alquimia del amor. Está comprobado que la materia gris del cerebro merma lo cual se traduce en una «estupidificación» del individuo.
    (Aquí el estudio: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC5107565/)

    Es importante tener en cuenta que NO NOS PODEMOS ENAMORAR de alguien si esa persona no tiene algo que nosotros debemos hacer consciente y que está escondido en nuestra sombra. Lo que nos fascina del otro, lo que nos atrae o nos mantiene «enganchados» es lo que nos debemos a nosotros mismos, aquello que debemos integrar para el proceso de individuación.

    La persona en sí no nos completa, sino que nos completamos a nosotros mismos gracias al reflejo que esa persona nos devuelve. Lo que vemos no es la realidad, es lo que no podemos ver en nosotros, son nuestros puntos ciegos. Muchas personas, yo incluida, tomamos una fotografía mental de esta etapa y vivimos en función de la idea que nos hemos formado de lo que creímos que era.

  2. FASE 2: COSTUMBRE
    En esta fase se va desplegando la relación y aflora el carácter de cada uno. Caen las máscaras y los ideales se van al traste. Aparece la neura de cada uno, aparecen las «heridas» y la personalidad y patrones se instalan.
  3. FASE 3: DECEPCIÓN
    Naturalmente, si la relación se ha vivido desde una fotografía, desde un ideal congelado en el tiempo, al pasar la segunda etapa donde todo cae por su propio peso se llega indefectiblemente a la decepción «porque me dieron gato por liebre». Y la verdad es otra. No hay más ciego que el que no quiere ver, mantenemos el ideal porque algún beneficio nos reporta. Siempre, en cualquier acto u olvido, se esconde un beneficio que le sirve al ego.

  4. FASE 4: ABANDONO ——– FASE 4: AMOR REAL / MADUREZ
    Tras la decepción pueden pasar dos cosas.
    • El abandono de la relación que ocurre cuando uno no ha hecho consciente el proceso. La mayor parte de las veces, abandonamos pensando que el problema es la pareja. Ojo, a veces, en casos de abuso psicológico o físico lo es (y aporto un extra: ¿Qué nos hizo quedarnos y soportar ese abuso? He aquí la verdadera pregunta para que todo el sufrimiento sirva al aprendizaje).
      En los casos regulares y normales el problema reside en la primera etapa, la idealización, la fotografía cristalizada de aquello que nos debemos a nosotros mismos y de lo cual responsabilizamos al otro. Igual que nos ponemos en el papel de víctima cuando en realidad estamos permitiendo aquello que está ocurriendo.
      Aprender a ponerse límites a uno mismo sobre lo que es sostenible o innegociable es aprender a escucharse y a validarse. Se llega a través de un proceso de desarrollo personal, la toma de conciencia, la autorresponsabilidad afectiva. Tanto hablar de la responsabilidad afectiva en las relaciones y nadie habla de la AUTORRESPONSABILIDAD para con uno mismo. Hay que volver al centro personal y dejar de enfocarse en lo que los demás NOS hacen, ya es hora de abandonar la victimización y empoderarse de verdad.

    • La superación de la decepción, el diálogo abierto, la disponibilidad de mejora de uno mismo y el crecimiento conjunto. Hablo desde la teoría contrastado con los testimonios de personas de mi alrededor que considero han seguido un proceso de autoindagación profunda durante años.
      Al amor real se llega con la madurez, el autoconocimiento, la auto observación y el proceso de INDIVIDUACIÓN.

Hasta aquí el post de hoy.

RECORDATORIO:
Lo que nos ocurre es aquello que permitimos así sea de forma consciente o inconsciente.