Los 3 pasos de la Ley de la Atracción: Ley de Correspondencia. Inconsciencia, carencia y abundancia.

Definitivamente atraemos aquello que necesitamos para despertar, a veces de qué maneras, aquello que hemos venido a sanar.

En un antiguo post ya se habló de la primera de las leyes universales (La primera Ley universal: Todo lo que necesitamos está dentro de la ley y todo lo que queremos está fuera). Por mucho que queramos algo, no significa que lo vayamos a tener por la sencilla razón de que no lo necesitamos. Partiendo de esta base, lo que tenemos es porque es lo que necesitamos.

La ley de CORRESPONDENCIA, mal llamada Ley de la Atracción por motivos evidentes y redundantes, es una ley superior del triángulo inferior y por supuesto es la ley más importante dentro de nuestros procesos de aprendizaje.

Las leyes universales en la vida diaria. Gerardo Schmedling.

Si comprendemos profundamente el significado de esta ley de correspondencia nos liberaremos de más del 80% de nuestros conflictos mentales. Esto significa que no hay ninguna cosa que esté en el lugar que no sea apropiado para ello. Todo ser viviente, toda circunstancia, toda experiencia, se desarrolla en el lugar y las condiciones correspondientes y adecuadas para cada uno de los seres que las viven. No hay ni justicia ni injusticia, no existe, estos conceptos fueron creados por el hombre, por la mente y, por lo tanto, por nuestro ego. Las circunstancias son neutras y luego llegan nuestras interpretaciones en función de cómo veamos el mundo.

Lo único que necesitamos preguntarnos ante cualquier situación es: «¿Qué necesito aprender de esto?» «¿Por qué este es el lugar correspondiente y exacto para mí?». La parte más difícil es la aceptación. Trabajar la aceptación, que no la resignación, es fundamental y, para ello es necesario confiar en que «todo está donde tiene que estar». Por lo tanto el sufrimiento es facultativo y puede durar tanto cómo uno quiera, dependerá de cuán pronto aceptemos que lo que nos ha pasado nos tenía que pasar para un fin superior: el despertar de la conciencia propia.

EXPERIENCIA PERSONAL:

  1. La ley de la correspondencia realmente funciona. Atraemos a nuestras vidas aquello que necesitamos para tomar conciencia de lo que hemos venido a solucionar en esta vida. Puede sonar esotérico y místico, pero desde la vivencia personal y del escepticismo en extremo, mirando retrospectivamente veo con una claridad apabullante un patrón que se ha ido repitiendo a lo largo de mi existencia.
    Gota a gota, me han ido llegando a lo largo de estas casi cuatro décadas situaciones, a cual más surrealista, para que despertara. Es estadísticamente imposible atraer a tantos personajes oscuros a tu vida, no puede ser, a menos que tu cometido sea despertar del coma generacional hereditario poniendo conciencia y punto final a la perpetuación del «mal».

  2. Podemos atraer las situaciones desde la carencia o desde la abundancia.
    Si nos sentimos en carencia de algo, ese algo vendrá a nuestras vidas repetidamente hasta que logremos suplir la carencia desde dentro. Esos son los temas pendientes de cada uno y cada cual lleva su lacra. En mi caso son las relaciones porque la falta de amor familiar es lo que necesita ser arreglado.

    Todas las demás áeras de mi vida funcionan bien, son abundantes y esa abundancia hace que ni siquiera me plantee el tema laboral ni económico porque se genera prácticamente solo. Yo no tengo que hacer nada: la ley de la atracción funciona por abundancia y me siguen llegando trabajo sin yo tener que invertir tiempo en ello.

    No obstante, en temas de relación de pareja, funciono desde la carencia por muchos motivos de índole aprendida como el tipo de apego que se activa o bien toda una serie de ideas falsas y creencias limitantes fruto de una forma automática de reaccionar y, por lo tanto, fruto de la mente. Al enfocar las relaciones desde la carencia y la baja autoestima, siguen llegando a mi vida personajes, maestros habría que llamarlos, que me van enseñando dolorosa y cruelmente los puntos sobre los cuales trabajar para dejar de sentir carencia. Hasta que no se trasciendan las carencias desde la consciencia casi plena, no habrá florecimiento desde la abundancia. No será amor, sino apego. Sencillamente, puesto que uno no sabe darse a sí mismo no sabría reconocer cuando se lo estén dando.

  3. Cuando en reiteradas ocasiones, a lo largo de la vida, has tenido la oportunidad de ver lo que te puede pasar si sigues en la inercia de tu funcionamiento y no haces nada porque no te quieres enterar, «yé yé», porque es más fácil repetir patrones, copy paste, que generar nuevas maneras de funcionar que requieren de un trabajo personal, entonces el universo te envía la última señal «LA WAKE THE FUCK UP CALL». A mí fue en forma de enfermedad que no llegó a ser nada, pura somatización de la herida del alma que tenía que ser puesta en evidencia y que jamás lo fue porque… porque no era el momento. Las cosas llegan cuando tienen que llegar.

Muchos conceptos que se mezclan y se entretejen pero que, paso a paso, urden la sábana de la comprensión. La base de la seguridad está en uno mismo y debe anclarse dentro, jamás fuera de uno (esto tiene que ver con los tipos de apegos: Los 4 tipos de apegos y sus consecuencias a la hora de relacionarse).

Somos perfectamente capaces con la mente de atraer aquello que necesitamos. Primero lo haremos desde la inconsciencia, para despertar a la conciencia de lo que debe ser curado. Segundo seguiremos atrayendo desde la consciencia, pero ahora desde la carencia, pues dicha carencia tiene orígenes profundos e inconscientes. Habrá que seguir las raíces hasta llegar al suelo fértil para poder hallar la fuente corrompida y sanar sus aguas para poder plantar la nueva semilla que finalmente, atraerá desde la abundancia.

Es parte del viaje interior, el viaje del héroe y debe ser emprendido y transitado con paciencia, delicadeza, acompañamiento y altas dosis de comprensión y perdón. Perdón por lo que nos hicieron otros porque aquí nadie viene aprendido y todos estamos en la reacción. Perdón por nosotros mismos, por herir a otros, porque las personas heridas hieren, las personas sanas ayudan a otros a sanar. Perdón por seguir reaccionando, por no saber ni siquiera quiénes somos.

Y, si se puede, un espejo: alguien que sirva de reflexión de tu ego y te haga las preguntas adecuadas, no que te dé las pistas, sino las preguntas.

El trabajo personal de integración es algo que debe empezar desde uno mismo (VER: Metanoia: El proceso de transformación de adentro hacia fuera que no puede ser ayudado)

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